抖阴社区

14

96 20 1
                                        


—No es una idea estúpida —protestó Hongjoong, tocando el timbre por tercera vez con insistencia—. Es una estrategia para gestionar emociones con tintes de desesperación, sí... pero no es estúpida, para nada.

—¿Vinimos sin avisar a la casa de Wooyoung? ¿A quien has ignorado por meses? ¿Para pedirle ayuda para reconquistar a Seonghwa? —preguntó Yunho desde atrás, abrazando un tupper de galletas como si fuera un bebé frágil—. Esto suena más a intento de suicidio que a estrategia.

—También trajimos helado —añadió Mingi, sacando triunfalmente un pote de vainilla del fondo de su mochila, como quien cree que eso es una ofrenda sagrada.

Antes de que alguien pudiera replicar, la puerta se abrió con un golpe seco.

—¿Qué quieren? —espetó Wooyoung, con el ceño fruncido, una mascarilla verde cubriéndole el rostro y un pijama de gatitos negros que solo hacía su mirada más amenazante. Lucía adorable... y letal.

Mingi, que tenía el instinto de un gato callejero al oler peligro, dio un paso atrás.

—Wow... te ves radiante. Como siempre. Iluminado desde el enojo.

—¿Por qué traes galletas, Yunho? —gruñó Wooyoung, sin disimular su sospecha.

—Son de chocolate con chispas... de paz —respondió, levantándolas lentamente como si fueran una bandera blanca.

Wooyoung cruzó los brazos, la mascarilla agrietándose levemente al apretar la mandíbula.

—Esto es sobre Hongjoong y Hwa hyung, ¿verdad?

—Hola, Woo —dijo Hongjoong, con una sonrisa tímida y la postura de un perro mojado a punto de pedir perdón, muy raro en él.

Wooyoung casi se le creía.

—Te odio mucho ahora.

—Lo entiendo.

—Te lo mereces.

—Lo sé.

—No te perdono.

—No vine a pedir perdón —mintió Hongjoong con una voz débil, como si supiera que no era creíble.

—Sí vino a eso, es un mentiroso arrastrado —interrumpió Mingi, sin el menor intento de discreción.

Wooyoung soltó un bufido y giró sobre sus talones, dejando la puerta abierta.

—Pasen. Pero si rompen algo, mueren. Y si mencionas el nombre de Seonghwa hyung más de tres veces seguidas, te exorcizo con sal esperando que te derritas como la babosa o gusano que eres.

Dentro, el ambiente era cálido y algo caótico. Una vela de vainilla ardía sobre la mesa y el sonido de una serie coreana sonaba de fondo. En el sofá, San levantó una mano envuelta en una manta como saludo.

—Vinieron a mendigar ayuda, ¿no?

—¿Todos aquí tienen el don de la clarividencia? —refunfuñó Hongjoong, dejándose caer en un sillón como si el peso del arrepentimiento lo hubiera derribado.

—No, solo tienen ojos... y memoria —respondió Wooyoung, depositando las galletas en la mesa sin tocar una sola—. ¿Sabes lo difícil que fue ver a Hwa hyung romperse en silencio por tu culpa? ¿Y después tener que actuar como si nada mientras tú ibas por la vida creyendo que sentir cosas te da derecho a vivir como si fueras el centro del maldito universo?

—¡No creo eso! —se defendió Hongjoong, alzando la voz por primera vez—. Solo... no supe cómo manejarlo. Me superó todo. Él me superó.

—¿Durante cuántos años, exactamente? —preguntó Wooyoung, arqueando una ceja.

love is not over | HonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora