抖阴社区

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POV Seonghwa




A veces Seonghwa pensaba que Bumjoong había llegado como una respuesta del universo a una oración que nunca supo que estaba haciendo.
No gritó. No irrumpió. No reclamó espacio.
Solo... se sentó a su lado. Día tras día. Hasta que el silencio dejó de ser soledad.

No fue amor a primera vista. Ni a segunda. Ni siquiera a quinta.
Fue esa clase de vínculo que crece en lo cotidiano. En las preguntas suaves. En los detalles que no llaman la atención, pero construyen algo sólido. Fue una compañía constante que se fue quedando, como una canción de fondo que crees ignorar... hasta el día en que deja de sonar, y descubres que la habías hecho parte de ti.

Bumjoong estuvo ahí.
Cuando Seonghwa tenía los ojos cansados y el alma aún más.
Cuando no sabía qué decir, y tampoco hacía falta.
En los días de café frío y arte sin inspiración. En las llamadas sin motivo, y en las despedidas que no sonaban a final.
Y él... él simplemente lo dejó quedarse.

No sabía si eso lo convertía en un mal tipo.
A veces, cuando Bumjoong le rozaba la mano por accidente o reía con ternura al verlo pintar con el ceño fruncido, Seonghwa se preguntaba si estaba siendo injusto. Si dejarse cuidar por alguien cuando aún no podías entregar todo el corazón era una forma de egoísmo elegante.
Pero otras veces, se decía que eso era crecer: aprender a aceptar lo que te hace bien, aunque no venga envuelto en fuego.

Porque durante años—años—su corazón había estado en otra parte.

En otro nombre.

En otra risa.

En unos ojos oscuros y brillantes que siempre parecían mirarlo como si supieran algo que él no.
Y aunque había tomado la decisión consciente de alejarse, aunque había dado el paso necesario hacia su propio bienestar, los sentimientos no se evaporaron. Solo dejaron de arder. Solo se congelaron en una parte lejana, donde el amor no desaparece... solo se transforma en un eco.

No fue fácil.
Decidir no mirar más a Hongjoong. No esperarlo. No preguntarse si pensaba en él durante los inviernos.

Tuvo que dejar de alimentar una herida que solo respondía con silencio. Tuvo que ponerse de pie y avanzar sin cierre. Y eso también era amor.

El amor que se elige por uno mismo.

Así que cuando Bumjoong empezó a quedarse más seguido después de las películas...
Cuando lo acompañaba al mercado o cargaba sus marcos sin quejarse...
Cuando hablaba con voz templada y ojos atentos...
Seonghwa se dejó querer.

No con fuego. Sino con calma.
Y eso, para alguien como él, que siempre había vivido entre extremos, fue un descubrimiento. Un bálsamo.

Algo nuevo. Algo necesario.

Claro, a veces, por las noches, el peso de la duda lo tocaba en el hombro.
Se sentía culpable. Como si estuviera usando a alguien para tapar un hueco que no cerraba. Como si Bumjoong fuera un vendaje para una herida que aún sangraba bajito.
Pero en los momentos de más verdad, Seonghwa sabía que no era así.
Que con Bumjoong había paz.
Había ternura sin espera.
Cuidado sin condiciones.

Y sobre todo, la certeza de que no tenía que defender su corazón cada vez que se abría un poco.

¿Lo amaba? No como había amado a Hongjoong.

Ese amor había sido otra cosa. Incendiario. Inestable. Luminoso. Dañino. Irresistible.

¿Lo quería? Sí. De una forma serena y terrenal.
Lo suficiente para querer que se quedara. Pero no tanto como para temer que se fuera.

love is not over | HonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora