? Retelling de La Bella Durmiente, donde Aurora se salva a sí misma y es lesbiana ?
Aurora vive encerrada en su castillo, condenada a casarse con un príncipe que desprecia y harta de sacrificar lo que ella quiere por reinar sobre personas...
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Media hora atrás habían dado las doce. Nairi permanecía esperando en el primer escalón de la entrada de la cabaña de Gyneth, observando el horizonte.
Había llegado casi una hora atrás. Para ella, burlar veinte guardias había sido fácil, y Gyneth había subestimado el poder de su polvo aturdidor: más allá de poner un poco de resistencia, el dragón no le pudo hacer demasiado antes de caer inconsciente al suelo.
Durante la primera media hora, Nairi se preocupó por el tiempo: Aurora no iba a llegar puntual y tendrían que dejarlo para el día siguiente. Todo el esfuerzo y la separación habrían sido para nada. Después de las doce, sin embargo, comenzó a preocuparse por que no llegase en absoluto.
—Mi niña —llamó Gyneth desde la puerta—. Entra. Puedes esperarla desde aquí.
Nairi no quería pensar que quizá esperaba en vano. Quería mantener la esperanza de que volvería a verla, y entrar en la cabaña se sentía como darse por vencida. Pero comenzaba a entumirse de estar en el suelo tan incómodo, así que entró y se sentó en un sillón, donde Gyneth le aplicó un ungüento para aliviar el escozor de la quemadura superficial que el dragón le había dejado en el brazo.
—Mientras esperamos a tu amiga, cuéntame un poco de tu vida. ¿Qué fue de ti después de que me fui? ¿Todavía sigues con esa muchachita? —preguntó Gyneth. Tomó una galleta y la masticó mientras la miraba fijamente.
Nairi quería distraerse del la situación con Aurora, pero no quería hacerlo recordando algo tan triste. Hacía mucho que no pensaba en Yomhira. Había logrado pasar meses sin pensar en ella, y estaba decidida a seguir así mucho más.
—No. No funcionó. —Carraspeó—. Después de... terminar con ella fui a la capital un tiempo y luego me volví a mudar a Shyama.
—¿A la casa de tu madre?
Nairi asintió.
—¿Y vives bien?
—Mi tía me dejó algo de dinero, y trabajo bastante. No me falta nada.
Gyneth la observó y a Nairi no le gustó la manera en la que lo hizo, como si estuviera preocupada, como si no le creyera que estaba bien.
—Si tu relación con la jovencita no funcionó, ¿con alguien más sí? ¿Lograste encontrar a otra muchacha que valiera la pena?
—No. No hay nadie. —¿Por qué tanto interés por su vida amorosa? Si ella no le prestaba atención, ¿por qué ella sí?
—¿Vives sola, entonces?
—Sí. No necesito a nadie.
Gyneth asintió.
—Entiendo. Tu amiga Aurora es muy hermosa y parece una buena chica —dijo, logrando que Nairi sonriera de medio lado sin querer, de tan solo recordar lo contagioso que podía ser su optimismo, o conmovedora su inocencia.
—Lo es. —Borró la sonrisa—. Me alegro por ella que volverá pronto, merece su vida de vuelta. —Gyneth la miró con una sonrisa cómplice y Nairi sacudió la cabeza con energía—. Ni siquiera lo pienses. No necesito a nadie, mucho menos a una princesita como ella.
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