抖阴社区

《41》

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La ira se apoderó de ella mientras descendía del lujoso Cadillac blanco, azotando la puerta con un estruendo que resonó en el aire como un trueno furioso

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La ira se apoderó de ella mientras descendía del lujoso Cadillac blanco, azotando la puerta con un estruendo que resonó en el aire como un trueno furioso.

— Malnacida Karenina, esto me lo vas a pagar y bien caro. — vociferó, su voz impregnada de un ardor que rivalizaba con el fuego del mismísimo infierno.

Desde el jardín cercano, una figura femenina con una copa de vino en la mano observaba la escena, su curiosidad picada por el tono de violencia.

—¿Qué sucede? —inquirió desde la distancia.

— ¡Nada, Bonnie! ¡No pasa nada! — respondió con brusquedad, su rabia apenas contenida. Pero luego reconsideró. — O sí, sí pasa y mucho. — agregó, acercándose a la mesa con determinación. — La maldita de tu hermana me las va a pagar caro.

—Peleaste con ella cuando fuiste a verla, ¿verdad? —preguntó Bonnie con cautela.

—No. — gruñó ella mientras tomaba asiento a su lado, apoderándose de la copa de vino. —Esa infeliz no estaba allí, pero sí estaban los imbéciles de Michael y Lisa, y empezaron a faltarme el respeto.

—¿Qué esperabas de los secuaces de Karenina? ¿Que se quedaran callados mientras hablabas de ella?— señaló Bonnie con astucia.

— Yo no les... — Su respuesta se vio interrumpida por la mirada acusadora de su hija. —Como sea, no tenían derecho a meterse, especialmente cuando solo quería saber dónde estaba la estúpida de Karenina.

—Si no estaba en la mansión, estaba tras el insípido peliblanco de Jimin, madre. — intervino Bonnie.

—Así lo deduzco. — murmuró. —Viendo cómo van las cosas, ella no se va a rendir, y las cosas no están saliendo como las planeé. — Dio otro sorbo al vino. —Pero ella no me va a joder, eso seguro. — añadió con una risa siniestra que inquietó a Bonnie.

—¿Qué planeas, madre? ¿No era suficiente con el dolor de Karenina por no tener a Jimin?

— Lo mismo, pero mucho peor. —respondió ella, dejando a Bonnie con la inquietante realización de lo que eso implicaba.

— Espera, madre, no serías capaz. — balbuceó ella.

—¿No? — desafió Tanya. — Y ahora que deduzco dónde debe de estar, con más razón lo haré.

—Pero... eso es otro nivel, madre, estamos hablando de... — Bonnie no pudo terminar su frase antes de ser interrumpida.

—Ya sé de qué estamos hablando, y me importa un bledo. Se lo buscó por tener a sus lacayos que no hicieron más que atacarme cuando fui a buscarla.

— Pero podemos terminar perjudicadas también.

—No, eso no va a pasar.

—¿Cómo pretendes evitarlo entonces?

—Ya lo verás. Pero una cosa es segura: Karenina me las paga, porque me las paga. —sentenció con una determinación que heló los huesos de Bonnie.

Algo se aproximaba; una tormenta estaba cerca.

Algo se aproximaba; una tormenta estaba cerca

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ANESTESIA. (Park Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora