Capítulo 5
BPCP-500
Estaba deseando que John se marchase para quedarse a solas con Bill por lo que cuando Mary llamó por teléfono preguntando por John, Sherlock casi lo echó a patadas.
-¡Tienes que atender a tu hija! Pobre Mary, todo el día sola y aburrida, con lo que disfrutaría estando aquí con nosotros avanzando en el caso- decía Sherlock displicente mientras que le ponía el abrigo en los brazos a John y lo empujaba disimuladamente hacia la puerta.
-Vale, vale, ya me voy- contestó John receloso - Pero no creas ni por un instante que no sé qué es lo que te propones. Voy a echar una mano a Mary y volveré en un par de horas...
-Sí, sí, está bien- interrumpió Sherlock mientras lo acompañaba escaleras abajo- ¡nos vemos luego!- Y mientras dibujaba una sonrisa cómica en su rostro, cerró la puerta del 221B en el de John.
-¡Sra. Hudson! - dijo a voz en grito. - ¡Que nadie nos moleste a no ser que venga Dios en persona!
-¡Estás loco jovencito!- le contestó también gritando la Sra. Hudson. -Este hombre no va a encontrar jamás una esposa que sea capaz de aguantar lo que yo le soporto. ¡Ayyyyy! ¡Qué será de él cuando yo ya no esté!
Una vez a solas, Sherlock probó en sí mismo el compuesto, solo un poco, para ver cómo le afectaba. La dosis había sido ajustada por Bill, quien se quedó para monitorizarle. Después de lo que para Sherlock fueron unos cinco minutos, volvió en sí. Había empezado a oscurecer y Bill lo miraba expectante.
-Han pasado más de dos horas- informó Bill. -No has tenido ninguna reacción extraña, bueno, más extraña de lo habitual. ¿Qué es lo que recuerdas?
-Mmmm... ¿nada?- respondió Sherlock.
-Te has levantado, te has duchado, has salido desnudo de la ducha y te has puesto a hacer ejercicio en plan psicópata; luego te has vuelto a duchar, te has comido un sándwich, te has vestido y te has sentado aquí- relató Bill. -Parecía que te habían dado cuerda Sherlock, pero todo como muy pensado, sin sobresaltos, como si fueran pasos de una agenda...
-¿He salido desnudo a hacer deporte?- interrumpió Sherlock -qué curioso...
-Sí, estabas de lo más curioso...- continuó Bill.
Sherlock lo miró reprobatoriamente entrecerrando sus lobunos ojos y Bill, que ya lo conocía, se marchó por donde había venido.
Durante los minutos que siguieron, Sherlock dedujo que, dependiendo de cómo se utilizase, en manos de la persona adecuada, se podría conseguir el efecto deseado. Tenía que hablar con Lestrade.

EST?S LEYENDO
Perdiendo el control
FanfictionWarning: Hot Scenes Sherlock intenta adaptarse a su nueva vida ahora que John se ha mudado a casa con Mary. Cuando Mycroft le ofrece un caso para sacarlo de sus tendencias autodestructivas, Sherlock no podía imaginar que conocería a Christine, aden...