THE DEVIL'S COMEBACK ~ harry...

By harriegirlie

17.5K 992 236

Tras tomar caminos separados, Gina Brooks y Harry Styles gozan vidas llenas de éxito y fama, pero el eco de s... More

ʰóDz
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64

Capítulo 47

234 15 0
By harriegirlie

La conversación transcurre en un tono que me recuerda a nuestras noches de hace tan solo unos días. Harry está, al igual que yo, en su cama, con la luz tenue del velador iluminando apenas su rostro; parece cansado, pero alerta, con el cabello algo alborotado y una taza de algo caliente entre las manos, que seguramente sea té.

- ¿No podías dormir? -pregunto para que me cuente al respecto, recordando su mensaje.

- No -admite- Estaba viendo algunas cosas en Twitter y me topé con esa foto tuya -me mira- No pude evitar escribirte. No lo hice antes porque no quería parecer pesado, pero bueno, aquí estoy -se encoge de hombros.

Su sonrisa es despampanante. Hay cinco horas de diferencia entre Nueva York y Londres, lo que significa que ya deben ser cerca de las tres o cuatro de la madrugada para él.

- Deberías intentar dormir. Mañana tendrás que levantarte temprano.

- ¿Y perder la oportunidad de hablar contigo? No creo -responde, con ese tono ligero que me tranquiliza.

La charla fluye con una naturalidad que me sorprende, como si no hubiéramos estado juntos hace tan solo un día. Me cuenta sobre una pelea que tiene planeada, cómo Ollie casi destroza una planta de su madre durante una visita y luego me pregunta sobre el evento.

- Estuvo bien -hago una mueca- Dennis me presentó a un tipo llamado Alexander, uno de esos empresarios que creen que pueden deslumbrarte con su tarjeta de presentación.

La sonrisa de Harry desaparece por un segundo pero enseguida se recompone. Acerca la pantalla del celular aún más a su rostro. aún más a la pantalla del celular, con esa expresión de interés que conozco demasiado bien.

- ¿Y qué quería? -pregunta, tratando de sonar despreocupado, aunque su tono tiene un leve filo.

- Le acepté un trago -digo, observando su reacción de reojo. Apenas frunce el ceño, pero lo noto. Harry siempre ha sido malo disimulando sus emociones.

- ¿Solo un trago? -pregunta, alzando una ceja.

Su tono es ligero, pero hay algo detrás de esas palabras, como si estuviera tanteando el terreno. No puedo evitar sonreír y rodar los ojos.

- Cuando me propusiste hacer una videollamada, le dije que iba al baño -imito su gesto y también acerco más el teléfono dejando que mi sonrisa se convierta en una traviesa- Y me fui del evento.

Harry me mira por un momento, evaluándome, antes de que una carcajada escape de sus labios. Es tan contagiosa que yo también empiezo a reír, cubriéndome la boca con una mano.

- Por supuesto que hiciste eso -dice, negando con la cabeza, pero sus ojos brillan con algo más que diversión- El pobre Alexander nunca tuvo oportunidad.

- ¿Ah no? ¿Estás celoso? -pregunto, alzando una ceja, aunque mi tono es más juguetón que serio.

Él se recuesta contra el respaldo de su cama y me mira con una expresión que intenta ser neutral, pero su sonrisa lo delata.

- No, para nada -responde aunque su voz tiene un toque de desafío- Solo pienso que Dennis debería dejar de actuar como cupido. O tendré que ir a tener una charla con él.

Su tono es ligero, pero puedo sentir la amenaza implícita, esa confianza que viene de los años en los que la pelea no solo era un deporte para él, sino una manera de resolver problemas. Es la misma actitud que me enamoró en la universidad; segura, algo descarada, y, aunque no quiera admitirlo, endemoniadamente atractiva. 

Me río, porque sé exactamente a qué se refiere. Esa parte suya, la que siempre protegía lo que consideraba suyo, asoma sin pedir permiso.

Harry solo sonríe, pero hay algo en su expresión, una mezcla de confianza y desafío, que hace que mi corazón lata un poco más rápido. Es como si estuviera diciendo que él no está dispuesto a quedarse al margen. Y, de alguna manera, eso me desarma por completo.

Suelto una carcajada, sacudiendo la cabeza, pero no puedo negar que el comentario me hace sentir algo. No sé si es la nostalgia, el momento, o simplemente Harry siendo Harry. Pero sé que esa chispa sigue ahí, incluso después de todo este tiempo.

- Es mi imaginación, ¿o esa es mi camiseta? -pregunta divertido. 

- Es reconfortante -confieso- Fue lindo encontrarla en mi maleta.

Harry asiente, su expresión mezclando ternura y melancolía.

- Me alegra que la tengas -confiesa- Te queda mejor que a mí.

Seguimos hablando, y mientras lo escucho, me doy cuenta de que la voz del ojiverde tiene un efecto en mí. Es cálida y constante, como un ancla que me mantiene conectada. Mis párpados empiezan a pesarme  y sus palabras se mezclan con mis pensamientos, arrastrándose en un ritmo que se siente como una canción de cuna.

El tema cambia ligeramente, pero el tono sigue siendo íntimo.

- Escuché algo aquella noche, cuando dormimos juntos -deja la taza, ahora vacía, en la mesa de luz y pasa uno de sus brazos atrás de su cabeza- Dijiste que celebrabas mis cumpleaños. ¿Cómo era eso?

Mi sonrisa se desvanece un poco mientras recuerdo esos momentos.

- El primero fue el peor, estuve muy angustiada  -hago una mueca- Rose me arrastro a un bar porque tú merecías ser celebrado -sonrío levemente recordando las palabras de mi amiga- Pero no pude -admito- Pedí tu trago favorito y mentí al barman diciendo que era mi cumpleaños -me río, aunque es un sonido más nostálgico que alegre.

Él se queda en silencio un momento, asimilando mis palabras y luego asiente lentamente, antes de hacer otra pregunta.

- Recibí tu regalo -confiesa y lo miro, ha captado toda mi atención- El que me enviaste, ese primer cumpleaños -dice con suavidad.

Me sorprende y, al mismo tiempo, me alivia escucharlo. Siempre había tenido la duda de qué pasó con ese obsequio.

- ¿Cómo demonios lograste que Usyk me firmara esos guantes? -inquiere maravillado.

Su expresión se ilumina mientras le cuento cómo, con ayuda de mi padre, moví un par de contactos para conseguirlo.

- Digamos que tengo mis secretos -bromeo- Quería que tuvieras algo que te recordara que podías superar a cualquiera. Te lo dije, serías mejor que él -sonrío.

Un destello de recuerdo cruza sus ojos, y sé que está pensando en aquella conversación de hace años.

Flashback - Milán, 3 años atrás:

- Tienes razón, debo fijar mi meta en ser igual de bueno que Usyk -bromea refiriéndose al boxeador ucraniano, que fue nombrado como el mejor en la actualidad. Lo sé porque fue tapa de la revista donde trabajo.

Suelto una risotada, de eso se trata, de soñar en grande.

- Serás mejor que él.

Mi respiración se vuelve más lenta a medida que siento que ya no puedo mantener los ojos abiertos, pero me esfuerzo en escucharlo y seguir contestando.

- Gracias -sonríe mostrando su perfecta dentadura.

Intento luchar contra el sueño. Quiero seguir oyéndolo, aferrarme a este momento por un poco más de tiempo, pero mi cuerpo no colabora. La última imagen que tengo es la de su rostro relajado en la pantalla, su voz diciendo algo que ya no alcanzo a entender.


Me despierto de golpe, con el corazón acelerado. Siento una especie de alarma en todo mi cuerpo antes de darme cuenta de lo que está pasando. Me incorporo en la cama, entre parpadeos, y maldigo en voz baja al ver cómo la luz del sol atraviesa las cortinas gruesas. El día ya está avanzado, puedo sentirlo en el brillo casi insoportable que inunda la habitación.

Busco mi teléfono a tientas debajo de la almohada. Cuando lo encuentro, intento encenderlo, pero no responde. Está muerto.

- ¡No puede ser! -murmuro y mi mente da vueltas, buscando el motivo. Entonces lo recuerdo, anoche no lo conecté al cargador.

La videollamada con Harry... Su voz todavía está en mi cabeza, ese tono cálido que me hace sentir que todo está bien incluso cuando no lo está. Me había quedado dormida en medio de sus historias sobre los proyectos que tiene ganas de comenzar. No sé si fue el cansancio o la sensación de paz que me provoca escucharlo. O una mezcla de ambos.

Conecto el teléfono y espero a que encienda mientras corro hacia la sala para encender el televisor y poder ver la hora en el primer programa que encuentre.  Cuando la veo, un escalofrío me recorre.

- ¡Mierda, mierda, mierda! -mascullo con frustración.

Corro al baño y me enfrento al espejo. Mi reflejo es un desastre; restos de maquillaje corrido y el cabello hecho un nido de pájaros. Estoy irreconocible. Abro la ducha y dejo que el agua caliente me despierte del todo. Froto mi piel con fuerza, como si pudiera quitarme el caos de encima junto con la suciedad.

Salgo rápidamente, envuelvo mi cabello con una toalla y me pongo lo primero que encuentro que no esté arrugado. Opto por un outfit que, es sencillo, pero no tengo tiempo para pensar en otra cosa. Ni siquiera me detengo a desayunar. Solo agarro mi bolso, mi celular, las llaves del auto y salgo corriendo.

Cuando llego a la agencia, Allison y Bentley están esperándome en la entrada. Sus expresiones son una mezcla de alivio, preocupación y, por supuesto, reproche.

- ¡Gina! -dice Bentley mientras me sostiene la puerta- Pensábamos que te habías olvidado de la sesión. ¿Todo bien?

- Perdón -digo entre jadeos- Me quedé dormida.

Sé que debería dar más detalles, pero no tengo energía para excusas. Además, no hay tiempo para explicarles que mi vida últimamente parece un caos controlado.

Al entrar, a la sala donde llevaríamos a cabo la sesión, el ambiente en el set me golpea de lleno; luces intensas, asistentes corriendo de un lado a otro, cables por el suelo y voces que se solapan. 

Bentley prácticamente me arrastra hasta una silla frente al espejo, donde una  persona comienza a trabajar en mi cabello al mismo tiempo que Allison se encarga del maquillaje como si juntos fueran un equipo de rescate en una emergencia.

- Llegaste justo a tiempo -dice Alison mientras me esparce la base- Bueno, casi. El fotógrafo estaba a punto de perder la paciencia.

- Lo siento -resoplo, y ella me sonríe desde el reflejo del espejo.

Cuando terminan conmigo, me llevan directo al set. Las paredes rojas y el suelo de damero blanco y negro tienen un aire dramático, casi teatral. Me dan un abrigo de cuero burdeos que cae pesado sobre mis hombros.

El fotógrafo, un hombre alto con una voz grave, se acerca con una tablet en la mano.

- Aquí está el concepto, Gina -dice. Queremos fuerza, sofisticación y un toque de misterio. Piensa en alguien que guarda un secreto que todos quieren descubrir.

Asiento y me coloco en el banco oscuro que han preparado para las fotos. Cruzo una pierna sobre la otra y dejo que el abrigo caiga estratégicamente por un lado. El fotógrafo ajusta su cámara. 

- Muy bien -exclama levantando la voz- El mentón un poco más alto... perfecto. Ahora mírame como si supieras algo que yo no.

Me concentro en su voz, dejando que mi cuerpo fluya entre las poses. Giro ligeramente hacia un lado, apoyo un brazo en el respaldo del banco y juego con la idea de ser alguien inalcanzable. La luz brillante resalta las texturas del abrigo y el brillo de mis labios rojos.

- ¡Eso es, eso es! -dice el fotógrafo mientras el clic de la cámara se vuelve constante. Cada clic es como una validación.

- ¿Así? -pregunto mientras cambio de pose, llevando la mano al cuello del abrigo para darle un aire más casual.

- Sí, sí, justo así -felicita- Dame más.

El ritmo de las fotos es intenso, pero no incómodo. Estoy acostumbrada a esto, aunque hoy todo me cuesta un poco más. A pesar de la prisa de la mañana, siento que estoy cumpliendo.

Cuando terminamos, el fotógrafo se acerca para revisar las tomas.

- Esto es exactamente lo que buscábamos. Gucci te amará.

Me permito un suspiro de alivio mientras el equipo empieza a recoger todo. Bentley aparece a mi lado con un café en la mano.

- Al menos alguien salvó el día -dice, tendiéndome el vaso con una sonrisa divertida.

- Eres un santo, Benny -tomo el café y doy un sorbo, saboreando el calor que me ayuda a relajarme.

Él se inclina ligeramente hacia mí.

- ¿Por qué no cargas el teléfono antes de dormir? -dice con diversión al verme conectarlo en el primer enchufe que encuentro- Así te ahorras todo este drama.

- Porque soy un desastre y vivo al borde del caos -río, aunque la verdad no está muy lejos de esa afirmación.

Mientras salgo del set, con el café en una mano y el abrigo en la otra, pienso en Harry. Puedo lidiar con un día caótico como este, pero hay algo en él que siempre logra devolverme la calma.


Después de terminar la sesión de fotos para la campaña de Gucci y resolver los pendientes en la agencia, me siento agotada pero aliviada. Bentley, Allison y yo decidimos tomarnos un respiro y bajamos a la cafetería del edificio, en busca de una segunda dosis de cafeína. 

Este lugar pequeño pero acogedor que huele a café recién molido y pan recién horneado. Nos sentamos cerca de una ventana, donde los rayos del sol veraniego se filtran suavemente, y Allison, como siempre, empieza a hablar antes de que alguien pueda decir algo.

- ¿Les conté que tengo una cita con un doctor? -dice mientras revuelve su latte con exagerada emoción.

Bentley levanta la mirada de su espresso con una sonrisa burlona. 

- ¿Un doctor? ¿Qué tan cliché, Allison? ¿Lo conociste en una gala de beneficencia o algo por el estilo? -rueda los ojos y me río casi involuntariamente.

Allison suelta una carcajada y le lanza una servilleta. 

 - ¡No seas bobo! Fue en la clínica donde hago mis controles dermatológicos -cuenta, aunque me parece que a mí ya me lo ha contado- Vamos a tomar algo mañana -hace una pausa- O tal vez pasado mañana, depende de su turno.

- ¿Ya has pensado en qué te vas a poner? - doy un sorbo a mi capuccino- Seguro ya tienes todo planeado.

- Obvio -responde, fingiendo indignación- Algo casual pero con estilo, por supuesto. 

La conversación sigue como si nada, entre risas y consejos del estilista sobre cómo evitar el "look de primera cita desesperada". 

Estoy relajada, hasta que siento mi teléfono vibrar sobre la mesa. Miro la pantalla y sonrío al ver el nombre de Stefano.

- Perdón, chicos, es mi hermano -me excuso mientras atiendo- ¿Hola? ¿Ya llegaste?

- Sí, acabo de aterrizar -dice con entusiasmo- Estoy buscando mi maleta. ¿Vienes?

- En veinte minutos estoy ahí -anuncio- Te aviso cuando esté en el estacionamiento.

Cuelgo, terminando mi cappuccino de un trago, y me despido rápidamente. 

El camino al aeropuerto es tranquilo y la ciudad se siente más ligera a esta hora de la tarde.

Cuando llego, estaciono en una zona reservada y le mando un mensaje. 

G: Ya estoy aquí.

 En cuestión de minutos lo veo aparecer, arrastrando su maleta así que me bajo del auto para abrazarlo.

- ¡Gina! -dice con esa sonrisa que siempre tiene.

- ¡Te extrañé! -digo, apretándolo fuerte- Déjame ayudarte con eso.

Él suelta un silbido al ver el Porsche.

-  ¿Qué sigue? ¿Un avión privado? -dice divertido y claramente encantado con el coche.

- Sube antes de que me arrepienta -bromeo y hago un gesto para que entre en lo que guardo su maleta en el baúl.

En el camino hablamos de todo un poco. Me cuenta que solo podrá quedarse un par de días, algo que ya me imaginaba. 

Después de un rato, se me ocurre un plan.

- ¿Sabes qué? Antes de ir a casa, vayamos a comer sushi -propongo- Hay un lugar cerca que te va a gustar.

- ¿Sushi? Dime que tienen algo más que pescado crudo -suplica haciéndome revolear los ojos.

- Confía en mí, Step -digo- Esto no es solo sushi, es arte.

Llegamos al restaurante, un lugar elegante con paredes de madera pulida, luces cálidas y una vista panorámica de la ciudad que quita el aliento. 

El maître nos recibe con una sonrisa impecable y nos guía a una mesa junto a una ventana. Pido un sake para mí y mi hermano se pide una cerveza mientras terminamos de hojear el menú.

- Esto parece más un catálogo de joyería que un menú -bromea mirando los precios.

- Vale cada centavo -justifico- Probemos el roll especial de la casa y un par de nigiris. Te va a encantar.

La comida llega después de un rato y es todo lo que prometí: colores vibrantes, texturas perfectas y sabores que parecen explotar en la boca. Stefano no deja de alabar el nigiri de atún mientras yo me deleito con un roll tempurizado. 

Entre risas, logramos terminar casi todos los platos, acompañándolos con pequeños sorbos de sake que calientan el cuerpo.

- ¿Ves? Te dije que era arte -digo mientras levanto mi copa.

Cuando nos levantamos para irnos, una mesera joven se acerca con una sonrisa tímida.

- Perdona, Gina, no quiero molestar, pero soy una gran fan -exclama emocionada- ¿Podemos sacarnos una foto?

- ¡Claro que sí! -accedo sonriendo. Mi hermano rueda los ojos para molestarme pero se aparta para que podamos posar.

Después de la foto, volvemos al auto y nos dirigimos a una heladería de lujo, donde el italiano insiste en pagar los helados, a pesar de mis protestas. La noche está fresca, el otoño se aproxima, y el aroma dulce del postre parece envolvernos como un recuerdo de nuestra infancia. 

Finalmente, regresamos al departamento. Mientras él se instala en la habitación que solía ser de Rose, yo me detengo en el balcón. La ciudad está iluminada como un cuadro vivo, y el viento que hay me despeja la mente. Respiro profundamente, disfrutando de la tranquilidad después de un día tan largo.

Aprovecho el momento a solas para escribirle al ruludo, aunque seguramente ya esté durmiendo. 

G: Me quedé dormida anoche. 

G: Lo siento. 

Me quedo en el balcón un rato más, escuchando el murmullo lejano del tráfico y el eco de las risas que compartí hoy.

La ciudad brilla como un millón de promesas, pero bajo su luz, siento el peso de algo invisible. Me pierdo en el vaivén del viento, preguntándome si tal vez, como las luces a lo lejos, mi reflejo también parece completo desde lejos.

Porque esta jungla de concreto, que algún día fue mi más grande sueño, hoy me resulta abrumadora. 



Continue Reading

You'll Also Like

15.9K 2K 19
Segunda parte de "the dancing devil" y sabes, esto se trata de que siempre hay una persona en tu vida que no importa que pase realmente, y simplement...
1K 83 26
Niall y Katie crecieron con una promesa que los unió para siempre, a pesar de una separación en la infancia. Años después, el destino los vuelve a cr...
9K 412 75
Cuando las diferencias solo te acercan más y el amor de tu vida puede ser ese con el que tanto te gusta pelear. Ellos se conocen, no hay feeling, per...
44.3K 1.8K 27
One Direction aununció un merecido descanso en 2015. Las vidas de Harry y Louis toman caminos opuestos, a la vez que tratan de olvidar lo que alguna...