Momento padre e hija
Narra ___:
Mi padre me estaba regañando, Iruka ya le había contado sobre mi pelea con Kiara de hace unos días.
—¡Creí que dejarías de meterte en problemas cuando salieras de la academia! —regañó.
—No fue mi culpa... Ella empezó —hablé con la cabeza agachada.
—¡Pero tu le seguiste la corriente! ¿¡Tanto te costaba ignorarla!?—
No respondí, es mas seguro esperar a que termine su regaño.
—¿¡Que hubiese pasado si no las detenían!? ¡Hubieras terminado en el hospital. —
—O le hubiese ganado como en los exámenes chuunin —murmuré.
—¡Te hizo una herida en el cuello, dudo que ganaras! —
—Fue una leve... —
El regaño siguió, al final, me castigo sin salir, además de que el estaría pegado a mi todo el tiempo, para vigilarme de cerca. Subí a mi habitación, ya ahí cerré con cuidado la puerta, use un jutsu de invocación para hacer aparecer a Pakkun.
—Hola, ¿Qué hay? —saludó al aparecer.
—Hola —tomé un pedazo de papel y escribí que me habían castigado y el motivo, al terminar, lo metí debajo de la banda ninja del canino— Bueno, Pakkun, necesito que le entregues esto a Naruto, por favor.
—¿Otro castigo? —preguntó.
—¿Vas a regañarme? —pregunté, alzando una ceja.
—Tal vez —dicho eso, se fue para cumplir con lo pedido.
Al ver que se fue, bajé a comer. Mi padre se encontraba cocinando, lo miré mientras terminaba. Ninguno de nosotros dijo una palabra, sabia que aun estaba enojado, así que no quería que esto se hiciera un problema mayor.
La comida también estuvo en silencio, ninguno hablaba, ni siquiera nos mirábamos, solo hacíamos como si ninguno notara la existencia del otro.
Terminando, recogí la mesa y el lavó los trastes. Subí a mi habitación y me acosté en la cama.
Estar con el, en un silencio tan largo, me estaba incomodando. Conociéndolo, seguramente se le pasara en un día o dos... Espero.
El pequeño perro volvió, me levanté para revisar debajo de su banda ninja, ahí se encontraba un nuevo papel.
"Mañana temprano tenemos una misión. Es sencilla, no tardaremos mucho, deberás"
Leí lo que Naruto había escrito en el papel.
Cada vez que me castigaban, Naruto y yo ideábamos un plan para que pudiera escapar. En ninguna ocasión nos habían atrapado y esta no seria la diferencia.
Algunas veces, el plan era inútil, pues no lo ocupaba para nada, pero era mejor tenerlo y no usarlo que necesitarlo y no tenerlo.
Le agradecí al canino y el desapareció. Volví a acostarme en la cama, mientras miraba el techo pensaba una y otra vez en mi castigo.
"Quizá... Pasar estos días con el no sea tan malo"
. . .
Al día siguiente, mi padre se fue a una misión, tal y como el rubio dijo.
