Omnisciente.
Poco a poco, los ojos azules de Kazekage se abrían. Se miraba desorientado, cómo si no entendiera nada de lo que estaba pasando.
Trató de sentarse con poco éxito, afortunadamente, Naruto lo sostuvo antes de caer.
Ambos se miraron y sonrieron, uno aliviado, mientras el otro aún se encontraba confundido.
Ninjas de Sunagakure no tardaron en llegar.
—¿Que está pasando? —preguntó el pelirojo, sorprendido.
—Vinieron a verte —explicó brevemente la castaña.
—Nos tenías a todos preocupados, Gaara —se quejó el rubio.
El ajetreo de los Shinobis de la arena era cada vez mayor, era un gran alivio encontrar a su líder aún con vida.
—¡Kazekage-sama! —gritó una mujer castaña, corriendo hasta llegar al lado del joven —¿Se encuentra bien?
No pronunció palabra, se delimitó a asentir.
Cerró los ojos un momento, recargandose en el hombro de ___ para descansar.
Pronto, sus hermanos llegaron.
Naruto y Kankuro no dejaban de mencionar lo preocupados que estaban, sin embargo, Temari los regañó.
—¿Pueden calmarse ustedes dos? —habló la rubia— Gaara es el Kazekage, ¿Recuerdan? Muestren su respeto, par de babosos.
Todos se alejaron un poco, cabizbajos. Temari a veces parecía una madre muy regañona.
El pelirojo decidió acostarse en el suelo, al parecer, morir te deja cansado.
Las chicas del lugar no paraban de hablar sobre lo lindo y atractivo que era el kazekage, incluso una de ellas llegó a empujar al Uzumaki para verlo mejor.
—Oigan, tampoco soy tan feo, deberas —se quejó.
—No lo tomes personal, Naruto —comenzó a explicar Kankuro— Las chicas siempre tienen debilidad por los galanes de elite.
—No es cierto —contradijo la Hatake.
—¡Tu sales con el genio Hyuga! —le señaló el rubio.
—Cállate —le murmuró avergonzada y sonrojada.
La joven desvió la mirada, en ese momento, trató de buscar con ella a la abuela Chiyo.
—Por cierto, gracias por salvar a mi hermano —le agradeció al rubio.
—No me agradezcas. Fue gracias a la abuela Chiyo —señaló— Se esforzó tanto que terminó dormida.
Ambos castaños se miraron, decidiendo quien sería el causante de destrozar su inocencia.
—Ay, Naruto —fue lo único que pudo mencionar su mejor amiga.
—Pero estoy seguro que se pondrá mejor en cuanto lleguemos a la aldea —rió.
—Eso no será así, Naruto —comenzó Kankuro— La abuela Chiyo usó el Jutsu.
—¿Eh?... ¿De que hablas? —lo miró, sin entender.
El joven miró a la Hatake en busca de apoyo.
—Escucha —llamó la atención la ojinegra— Ella no ocupó ningún Jutsu médico, usó un Jutsu de reanimación.
El Kazekage se mantenía atento a la conversación, sorprendiendose por las cosas que se enteraba.
—¿Que?... ¿Eso quiere decir que...? —murmuró preocupado el Uzumaki.
