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Capítulo XVII
Almendrado
 

 

Jeon Jungkook no le prestaba atención a nada más que a la música a su alrededor.

No le importaba el mar de gente que se apegaba a su cuerpo mientras bailaba, tampoco la cantidad excesiva de sudor que caía por su espalda o el importante hecho de que se había quedado sin su compañero repentinamente, dejándolo solo a mitad de la pista.

Él estaba disfrutando su pre-cumpleaños y lo estaba celebrando a lo grande, no le importaba nada más que eso.

En su mano izquierda tenía un vaso de cerveza mientras que la derecha estaba alzada moviéndose al compás de la música. Su mente estaba en otra parte y le fascinaba el no tener que preocuparse por nada en ese momento. Antes creía que Taehyung estaba loco por querer celebrar anticipadamente su cumpleaños en aquel lugar tan remoto, pero ahora, estaba agradecido por esa loca idea.

Habían pasado ya toda una semana de incógnito en el clan vecino, de fiesta en fiesta, de trago en trago, y en ningún momento Jungkook había pensado en las responsabilidades que había dejado de lado como futuro Alfa Líder.

Estaba seguro de que su padre lo mataría en cuanto lo viera por perderse tanto tiempo, pero él también necesitaba un respiro de vez en cuando, ¿No?. De todas maneras, esa era su última noche en aquel lugar, tampoco pretendía ausentarse demasiado. Al día siguiente partirían de vuelta al clan Jeon y fingirían no tener la resaca de mil demonios que seguramente tendrían cuando despertarán.

Pero antes de eso debía encontrar a Taehyung.

En algún momento de la noche, Jungkook se preguntó cómo debía estar en esos momentos su amigo. Ya que de imprevisto... Taehyung entró en celo.

Fue más temprano, cuando recién entraban al club que Taehyung comenzó a sentirse mal, pero aún así no le había comentado nada a Jungkook con excusa de no querer arruinarle la noche. Cuando el castaño se percató de que las feromonas de su amigo estaban más fuertes de lo normal y que se encontraba en un estado muy poco consciente y más salvaje a causa de su lado lobuno, fue cuando entró en alerta y decidió intervenir encerrando a Taehyung en el auto y llevarlo de regreso al hotel.

Afortunadamente, la Omega con la que siempre se acostaba su amigo estaba disponible esa noche. Solo bastó una llamada para que en menos de diez minutos llegara al lugar con ellos y se encerrara en la habitación con Taehyung. Jungkook se fue después de que la puerta se cerró en su cara, y solo se devolvió a su auto para regresarse al club. Sabía que estaría en buenas manos, así que dejó de preocuparse y solo se concentró en seguir celebrando.

Ya en la mañana vería como se comunicaba con él.

De repente... El ambiente del club comenzó a cambiar. La música fue bajando y cambiando a una más lenta. Alguien con un micrófono apareció de la nada y comenzó a anunciar que habría un show especial de bailarinas esa noche.

Y Jungkook se molestó.

¿Para eso habían interrumpido su música? Bufó aburrido, se tomó de un trago todo el contenido de su vaso y se dirigió a la salida a continuar su fiesta en otro club, en uno donde no le cortaran la diversión de forma tan abrupta.

Subió las escaleras, algo tambaleante por la gran cantidad de alcohol en su sistema, y estuvo a punto de salir cuando un aroma almendrado le llegó a su nariz. Se detuvo, apoyó una mano en la pared para mantener el equilibrio y olfateó el aire.

Era leve... Pero allí estaba.

Jungkook se giró mirando nuevamente al interior del club pero no vio a nadie en especial. La gente seguía bailando, los camareros se movían de lado a lado repartiendo bebidas y las luces ahora enfocaban al escenario donde las bailarinas se presentaban con poca ropa.

Nada era fuera de lo común, o al menos así lo sintió Jungkook.

Al final decidió quedarse, solo para verificar de dónde provenía ese olor, por alguna razón sentía que lo llamaba, y eso era extraño.

Sin embargo fue la única vez que lo sintió esa noche.