?[Falso-Alfa]?
Las cosas hubieran sido más sencillas para Taehyung sí su pareja destinada fuera una Omega, pero lastimosamente las cosas no fueron así.
Al igual que para Moon todo hubiera sido más fácil sí tan solo su pareja destinada la amara y ace...
La casa de los Jeon seguía siendo la misma con el pasar de los años. Lo único que cambiaba era lo que se encontraba en el interior, cada vez más marchito y envenenado.
Seokjin miraba con anhelo las ventanas superiores, oculto entre las sombras de los árboles que rodeaban la casa, en busca de algun movimiento, destello o aún mejor, la hermosa imagen de su amada Miyoung desde lo alto.
Hace ya más de un año que no la veía, y el Alfa sentía que moría cada día.
¿Así era como se sentía Moon todo el tiempo? ¿Con esa sensación de fatiga y angustia que te robaba las energías hasta el punto de querer dormir y no despertar nunca?
Era horrible vivir de ese modo, pero Seokjin había hallado fuerzas de dónde no las tenía para sobrevivir por sus cachorros, Jimin y Moon. Ellos dos lo necesitaban, y no podía dejarse morir por la pérdida de Miyoung cuando sabía que ella estaba haciendo lo mismo por sobrevivir por su otro cachorro, Jungkook.
Sí por ella fuera, jamás se hubiera casado con ese hombre, pero fue obligada.
Y Seokjin en aquel momento no tenía la fuerza que tenía ahora, no tenía el poder, ni la manada a su espalda que lo cubría para protegerla.
Antes, ambos eran unos jóvenes ingenuos que se enamoraron en el peor momento de sus vidas. Eran muy diferentes entre sí, pero lograron encontrarse.
Y se sentían muy afortunados por eso.
Un Cambiaformas de Lobo Blanco, y una Omega que debía ser la líder de su manada, pero que por su condición de omega le negaron ese derecho.
El destino fue muy cruel con ellos, pero mientras siguieran con vida y amándose como lo hacían, los dos tendrían esperanzas de volver a estar juntos.
Solo era cuestión de tiempo. Seokjin ya tenía un plan en marcha para sacar a Miyoung de esa casa.
—¿Quién anda allí?
El Alfa escuchó el sonido de unas ramas quebrarse a su alrededor y rápidamente entró en alerta. Se ajustó la mochila al hombro y se alejó de la casa de los Jeon.
Corrió internándose entre los árboles para intentar perder a la otra persona, pero sentía que lo seguía de cerca. Podía casi escuchar su respiración en la nuca, así que extrajo el cuchillo largo que cargaba enfundado en su bota y se giró lanzado una cuchillada al aire esperando cortar a su perseguidor.
Sin embargo, la otra persona se esperaba un movimiento como este, y se agachó deslizándose en el suelo, logrando derribar a Seokjin.
El Alfa cayó al y no tuvo tiempo para reaccionar porque una pistola fue puesta en su frente, el frío metal lo hizo quedarse estático en su sitio y al mirar arriba unos ojos rojos le devolvían una silenciosa advertencia.
Los ojos azules de Seokjin también se encendieron ante la amenaza, y solo entonces, la persona que lo apuntaba bajó su arma.
—¿Seokjin? —preguntó y el hombre en el suelo reconoció enseguida esa voz.
—Hyunjae...
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