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Hay una tormenta invernal en la ciudad;
Y las paredes están que se caen
Adornadas de carambanos de hielo que hieren,
Que al tocarse se hacen fríos y duelen

Navegamos por un mar de navajas congeladas,
Luego por un lago tapizado por las frías heladas,
Fuimos bañados por una lancha gigante
Asustados por la oscuridad de adelante

Se acercó el frío por mi natalicio
—¿Verdad que es eso lo que yo propicio?—
No, no es verdad, pues mi propio cinericio
yace esparcido y perdido en el vaho del frio

— Elahí Roboa

(Exe. 58)

¤·¤ç¤¬¤Ê¤¤ : Inevitable, todo fluyeDonde viven las historias. Desc¨²brelo ahora