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2. Mi Omega

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Advertencia:

El capítulo contiene escenas explícitas de abuso emocional, psicológico y sexual, incluyendo elementos de manipulación. Si eres sensible a estos temas, te recomiendo no leer el capítulo. El contenido es para mayores de edad.


...



El encierro había convertido las horas en días y los días en semanas. Gi-Hun ya no podía recordar la última vez que había sentido el calor del sol sobre su rostro o escuchar la voz de otra persona que no sea ese maldito alfa sanguinario.

Las pantallas que adornaban las paredes no le ofrecían consuelo, sino más bien impotencia y frustración.  A través de ellas, Hwang In-ho lo obligó a ser testigo del final de los juegos, haciéndole recordar su fracaso.

El jugador #100 había emergido victorioso, manipulando con facilidad a los demás jugadores.

La única jugadora que se salvó de aquel juego sanguinario fue la #222. In-Ho decidió liberarla, aunque Gi-hun no sabía si aquello fue un acto de "benevolencia" disfrazada o si, en el fondo, ese monstruo sintió algún rastro de compasión por Jun-hee y su bebé. Sin embargo, el destino de los demás compañeros de Gi-hun fue muy distinto, todos aquellos que tuvieron algún contacto con él fueron confinados en oscuros calabozos, utilizados como piezas de chantaje para mantener doblegado al omega.

A pesar de eso, al inicio Gi-hun seguía resistiéndose, pero In-ho, calculador y despiadado, supo desnudar cada capa de su fortaleza.

La habitación donde lo mantenían encerrado era grande, silenciosa y escalofriante, tan asfixiante como las abrumadoras feromonas dominantes del alfa, que impregnaban cada rincón de la habitación.

Aquella primera noche, In-Ho lo reclamó sin piedad. Fue el inicio del descenso de Gi-hun al infierno.

El alfa no perdió tiempo. Sus manos ásperas y decididas habían despojado al omega de toda su ropa, dejando su piel expuesta al aire frío de la habitación. Gi-hun intentó volver a resistirse, pero su cuerpo, traicionado por las feromonas del alfa, no pudo hacer nada contra sus propios instintos.

Cuando In-Ho lo preparó y lo penetró, lo hizo con brutalidad en lugar de delicadeza. El omega jadeó, un sonido que mezclaba placer y dolor, mientras las embestidas del alfa seguían un ritmo firme. Cada movimiento lo llevaba más profundamente, buscando aquel punto que hacía que Gi-hun perdiera la cordura.

—Dios, Gi-hun... me estás apretando tanto —gruñó In-Ho, sus manos aferrándose con fuerza a las caderas del omega, dejándole marcas en la piel mientras lo obligaba a moverse al ritmo de sus estocadas.

El cuerpo de Gi-hun temblaba, cubierto por una fina capa de sudor. Su mente luchaba por no rendirse por completo, debatiéndose entre el rechazo y el calor abrasador que lo consumía. Entonces sintió cómo el ritmo de las embestidas se volvía más errático y acompasado. Cuando In-Ho inclinó su rostro hacia su cuello, Gi-hun supo lo que estaba por venir.

—No... no lo hagas...—logró susurrar entre jadeos, intentando empujar al alfa, retroceder. Pero el agarre firme de In-Ho sobre sus caderas lo mantenía inmovilizado. Sus súplicas fueron ignoradas.

Los colmillos de In-Ho perforaron la glándula de olor en la nuca de Gi-hun, desatando un dolor tan intenso que un grito desgarrador escapó de los labios del omega. Su cuerpo se arqueó mientras un torrente de calor abrasador se extendía por su cuerpo. 

El vínculo, ahora formado, lo ataría al alfa para siempre. Solo la muerte podría romper esa cadena.

En la última embestida, el alfa se corrió dentro de él, comenzando a formar el nudo. Gi-hun jadeó al sentir cómo su cuerpo parecía partirse en dos, una mezcla de dolor y una extraña sensación de sentirse lleno que lo hacía desfallecer.

Mi Variable Faltante - Inho x Gihun | 001x456 | InhunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora