Mi Variable Faltante - Inho x Gihun | 001x456 | Inhun

Advertencia:

Escena explícita +18.

...

"¿Por qué tu nombre todavía me duele,
cuando flota en el aire,
ahí en el silencio?
¿Qué clase de emoción es esta?
¿Es odio o dulzura?,
cuando escucho tu nombre..."

Los días seguían deslizándose en una rutina que Gi-Hun comenzaba a acostumbrarse a compartir con In-Ho.

Aquella mañana, In-Ho estaba sentado en el suelo de la sala principal, con So-Won acostada sobre una manta acolchada a su lado. Sostenía un juego de bloques de madera pintados en colores —un regalo que había traído en su último viaje— y los apilaba con lentitud. La niña, vestida con un mameluco rosa que él mismo había elegido, lo observaba con ojos brillantes y soltaba gorgojeos de emoción cada vez que las piezas se balanceaban antes de caer.

Gi-Hun, apoyado contra el marco de la puerta que llevaba a la recámara, los observaba desde la distancia. El leve zumbido del sistema de ventilación llenaba el aire, junto con el rastro sutil de las feromonas de In-Ho, que parecían impregnar cada rincón de la sala como una presencia silenciosa.

—¿Quieres ayudarme con esto? —preguntó In-Ho sin levantar la vista, colocando un bloque rojo sobre otro— A So-Won le gusta cuando lo hacemos juntos.

Gi-Hun dudó, sus dedos apretando el borde del marco metálico. Pero la risa de So-Won, aguda y despreocupada, lo hizo ceder. Se acercó y se sentó frente a ellos, tomando un bloque verde con manos torpes.

—Solo porque a ella le gusta —murmuró, apilándolo con cuidado.

La torre tembló un instante antes de estabilizarse. So-Won, divertida, lanzó un bloque cercano, haciéndolo rodar por la alfombra con un golpecito suave.

In-Ho sonrió, una curva sutil en los labios que parecía más cálida bajo la luz artificial.

—Buen intento —comentó, inclinándose para rozar la mejilla de la bebé con un dedo— Gi-Hun, mírala. Seguro que piensa que los tres formamos un buen equipo.

Gi-Hun sintió un nudo en el pecho. Asintió en silencio y se enfocó en los bloques, evitando la mirada de In-Ho que parecía estudiar cada pequeño gesto suyo con demasiada atención.

Más tarde, mientras So-Won jugaba con un muñeco de tela en su mecedora, un sonido leve interrumpió el aire. In-Ho había presionado el intercomunicador para solicitar la comida. No tardó mucho antes de que un guardia llamara a la puerta y dejara una bandeja con una pequeña selección de postres y café.

—Pensé que podíamos compartir algo hoy —dijo In-Ho, colocando la bandeja sobre la mesa auxiliar antes de acomodarse a su lado.

Gi-Hun miró los dulces con cierta curiosidad, y al notar un pequeño cheesecake de fresa, no pudo evitar tomarlo sin dudar. Dio la primera probada y cerró los ojos un instante cuando el sabor dulce y ácido se deslizó por su paladar.

So-Won, siempre curiosa, intentó estirar una mano hacia las galletas. Gi-Hun se apresuró a sujetar su manita con suavidad y negó con la cabeza.

—Aún no puedes comer esto, So-Won.

La bebé frunció los labios en un pequeño puchero, sus piernitas pateando el aire en una protesta silenciosa.

 In-Ho, observándola desde el otro lado de la mesa, dejó escapar una sonrisa sutil. Se inclinó hacia ella —Cuando seas más grande, prometo que te compraré todos los pasteles que quieras. ¿Te parece, mi pequeña? —murmuró In-Ho con una sonrisa, acariciando suavemente su mejilla.