Algunas horas antes de lo que paso entre Evelyn y yo, transcurrió una pequeña historia de la que me entere muchísimo tiempo después.
Génesis estaba muy confundida por lo que había pasado, lejos de estar molesta estaba reflexionando al punto de pensar si estaba o no haciendo bien al intentar reconstruirse a sí misma para ser según sus pensamientos, se preguntaba si era digna merecedora del amor de alguien que ella también quería.
Cuando me vio tomado de la mano con Eliza los celos fueron evidentes, pero al mismo tiempo su pensamiento se evocó en analizar si lo que le molestaba en si era que tomara su mano o en su imposibilidad de corresponder como lo haría cualquiera chica enamorada, pensaba en su antigua relación donde el desgaste fue lacerante y además de los problemas que tenía que al mismo tiempo impedían que pudiera entregarse por completo.
— ¿Es grave doctor? En ese momento pensó lo que el médico le decía de la delicada condición.
— Lo es, todas las pruebas dieron positivo y no queda más remedio que operarla. Los ojos preocupados del médico se posaron en la madre de Génesis.
La chica se sintió muy abrumada, solo iban a una inspección de rutina que se convirtió en muchos laboratorios que arrojaron un quiste que debía ser removido a la brevedad.
— ¿Mi hija va a estar bien? Esto es lo que no me contaron, no era la madre de Génesis era ella misma.
En ese momento quiso un poco de apoyo de mi parte, pero también pensaba en todas las cosas que estaba haciendo mal, alejarse sin decir nada, no aceptar por completo lo que sentía, poner freno a los avances y era porque no sabía si ella misma estaría bien al siguiente día.
Por un instante pensó que lo mejor era que yo siguiera con mi vida, al final de cuentas ella era fiel a sus palabras, no me correspondía arreglar algo que yo no había roto, al final de cuentas esa noche no iba a terminar bien, aunque la viera, iba a terminar lo poco que habíamos construido pero lo de Eliza le facilito las cosas, era momento de alejarse en silencio sin decir nada.
Las palabras de David no le molestaron en sí, al contrario, sintió que era correcto que cada quien siguiera con su vida, además de que él era una basura de persona al saber todas las cosas que ya había hecho
Y mientras Génesis se retiraba en silencio yo estaba sentado a un lado de Evelyn mientras ella estaba aferrada a mi brazo limpiándose las lágrimas, yo no sabía que decir, quería justificarme con que era un apenas un niño tonto que no sabía el peso de sus palabras o de sus promesas, pero mi abuelo me recriminaría duramente, "lo único que tiene un hombre de valor, son sus palabras y sus promesas, sino eres capaz de cumplirlas, entonces no puedes considerarte hombre".
Solo estaba ahí en silencio sin hacer nada, hasta que un hombre se nos acercó y nos dijo que ya iban a cerrar el salón y debíamos irnos, ella se limpió las lágrimas y comenzó a caminar, pero yo le tome la mano.
— Al menos déjame llevarte a tu casa. Ella me miró fijamente con los ojos inyectados en sangre.
— No quiero ir a mi casa, no así... Hice una sonrisa débil.
— ¿Qué quieres hacer?
— Vamos a cualquier sitio... por favor... Asentí y fuimos a mi coche, ella tomo el asiento del copiloto.
Arranqué el coche sabia y perfectamente a donde ir, comencé a conducir, ella estaba aun con la cabeza agachada y yo no sabía exactamente qué decir.
— ¿Por qué me trajiste aquí? Observo los alrededores y estaba sorprendida y molesta a la vez.

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Falsas Esperanzas: Primer Semestre
Teen Fiction"A veces no basta con gustarse... hay que estar listo para dejarse querer." Adrián está en su segundo a?o bachillerato. Entre tareas, partidos de fútbol y salidas con amigos, cree que su vida va más o menos bien... hasta que el amor y la decepción d...