Min Yoongi fue hechizado por esa hermosa sonrisa, esos peque?os y brillantes ojos, esa tierna voz de ángel y la preciosa cabellera rubia del joven Omega.
Y no puede faltar el mencionar ese delicioso y dulce aroma que el chico desprendía; algodón de...
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—¿Estas mejor?— YoonGi acarició la espalda de el omega, mandando-le descargas eléctricas en todo el cuerpo.
El menor asintió despacio, mirando el liquido de la taza que tenia entre manos. Suspiró con pesar, pensando en muchas cosas que lo preocupaban. ¿Como le iba a decir a TaeHyung que ya no tenía empleo? ¿Qué iban a hacer ahora?. Si antes ya presentaban muchas dificultades económicas, y con ese trabajo y el de su hermano apenas les alcanzaba para pagar las deudas de la casa y sus necesidades alimenticias, le inquietaba que ahora tuvieran más dificultades.
Cerró sus ojitos, tratando de contener una lágrima que amenazaba con escapar de sus ojos y escurrir por su mejillas. Tomó una gran bocana de aire y alzó las taza que tenía en manos para darle un sorbo pequeño al té de menta que SeokJin le había preparado, sintiendo el liquido caliente bajar por su garganta hasta su estomago.
—¿Qué fue lo que pasó, hyung? ¿Porqué te despidieron? —interrogó el pelirrojo, mirando con suavidad a JiMin, que aun se mantenía cabizbajo.
JiMin alzó la mirada, observando atentamente a JungKook en tanto buscaba la fuerza para hablar sin que le temblara la voz o saliera rota.
SeokJin se mantenía a un lado de JiMin, regalando-le caricias en el cabello que lograban tranquilizarlo. —No te fuerces en hablar si no te sientes listo para hacerlo, terroncito. Nosotros te vamos a escuchar cuando estés seguro para hablar. —reconfortó el pelirosa, dedicándole una dulce sonrisa a JiMin.
—E-estoy bien, hyung. —susurró el rubio, tragando saliva con dificultad. —Mi jefe me llamó a su oficina, al igual que a otros compañeros del trabajo. —Empezó a relatar con notable tristeza, jugando con sus manitos como era costumbre. —Nos dijo que por falta de presupuesto le indicaron que tenía que hacer recorte en el personal y-y eso nos tocaba a nosotros. —su labio inferior se abultó y comenzó a temblar, alertando que estaba a punto de romperse a llorar otra vez. YoonGi le quitó la taza de las manos, la colocó en la mesita de centro y atrajo a su pequeño para envolverlo en un fuerte abrazo. —I-intenté habl-ar con él para que no me d-despidiera pero me dijo que ya había mandado la lista de las p-personas despedidas y n-no podía cambiar nada. —ocultó su carita en el pecho de el pálido, apretando con sus pequeñas manos la tela de la camisa de YoonGi. Oprimiendo sollozos dolorosos, y conteniendo las ganas de sollozar con fuerza.
Los presentes solo se limitaban a observar en silencio, comprendiendo con perfección el llanto de JiMin. Sabían muy bien todo lo que había pasado el rubio omega —claro que sin muchos detalles—, estaban enterados de sus problemas de ansiedad y de lo difícil que fue para el mismo tener una vida "normal".
No fue sencillo para JiMin salir a la calle y obtener un empleo, fue un proceso complicado acoplarse a una rutina y a convivir con más personas, pero al final de cuentas, JiMin se sentía orgulloso de si mismo por lograr superar un enorme obstáculo en su vida a pesar de todos sus temores. Se sintió muy feliz cuando llegó a su casa y le contó con emoción a TaeHyung que consiguió un trabajo, que ya no tendría que preocuparse tanto porque él le apoyaría económicamente. Ahora que todo el esfuerzo que le había costado se esfumó de repente, tenía un enorme miedo. Miedo a la reacción de TaeHyung, ¿Se enojaría con él? ¿Lo odiaría? . Miedo a no tener los recursos suficientes para todos los pagos que debían hacer, ¿Dejarían de comer? ¿Les cortarían los servicios domésticos?. Los malos pensamientos estaban volviendo, no podía evitarlo. Automáticamente llegaban a su mente, creando los peores escenarios posibles y logrando que su respiración se hiciera irregular, sus manos temblaban frenéticas.