Min Yoongi fue hechizado por esa hermosa sonrisa, esos peque?os y brillantes ojos, esa tierna voz de ángel y la preciosa cabellera rubia del joven Omega.
Y no puede faltar el mencionar ese delicioso y dulce aroma que el chico desprendía; algodón de...
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La fachada de la clínica era muy bonita. De un color blanco marfil con ventanas modernas y un letrero en letras cursivas con el nombre del establecimiento.
Tomados de la mano, la pareja entró al lugar, siendo recibidos por un suave olor a leche y toallitas para bebé.
Fue imposible para la ellos no sonreír, pues estar entrando a ese lugar los llenaba de dicha. La ilusión de su primera cita era inmensa. Sus corazoncitos latían coordinados. Sus lobos no paraban de agitar su cola de un lado al otro, entusiasmados por tener más información acerca del bebé que venía en camino.
Juntos se dirigieron al recibidor. Una omega los recibió con una dulce sonrisa, tomando sus datos para corroborar que su cita haya sido agendada. Una vez ya comprobada la información, les indicó el camino hacia el consultorio donde los atenderían.
Siguieron un largo pasillo con paredes blancas y unos cuantos adornos en sus paredes.
JiMin mordía nerviosamente su labio, jugueteando un poco con el. Ese día no había presentado náuseas ni ningún otro síntoma representativo al embarazo, se preocupó por eso, ya que todos los días anteriores los síntomas lo atacaban. No quería pensar negativo, pero era inevitable hacerlo. No tenía ningún conocimiento sobre un embarazo, su madre nunca le explicó, pues era muy pequeño y la escuela no la concluyó como hubiera querido.
Sintió una suave caricia en su mano y un tranquilizante sentimiento, transmitido mediante el lazo.
—No debes estar nervioso, todo está bien. —con delicadeza recargó sus labios en la mejilla del omega.
JiMin asintió, curveando levemente sus labios.
YoonGi levantó su puño para tocar la puerta frente a él, esperando pacientemente a recibir la indicación de entrar.
La puerta se abrió, mostrando frente a ellos a un omega castaño mostrándoles su rostro sonriente.
—Adelante. —se hizo a un lado, abriendo paso a la pareja. —Tomen asiento. —invitó luego de ser saludado, señalando dos sillas frente a un escritorio.
JiMin se sintió más tranquilo. El lugar transmitía paz y armonía. Los colores de la habitación eran relajantes, predominaba el blanco pero los detalles azules y rosas le daban un lindo toque. El escritorio del doctor estaba impecable; una computadora, algunas hojas y folders acomodados en pila, una taza con plumas y marcadores y un bonito cactus decorando la superficie.