Valen
UNOS MESES DESPUÉS...
Hacia un tiempo que con Delfina nos veníamos tratando diferente.
Desde aquella vez que chapamos y casi cojemos nada fue igual.
Ella ahora confiaba mucho más en mi, y se atrevía a hacer cosas como antes no, yo seguía gustando de ella y cada vez que hacía algún gesto de esos lo disfrutaba mucho.
No sé si es el sentimiento era mutuo y pero lo de los chapes no sólo quedó ahí, volvió a pasar.
Toqué la puerta de la casa de mi mejor amiga varias veces hasta que abrió. No la veía hacía dos semanas, porque no quería que fuera a su casa, decía que no se sentía bien y que no quería que vaya.
—Hola Valen— se hizo a un lado y me dejó pasar.
—Delfina, ¿qué te pasó?— me asusté al verla así, tenía tremendas ojeras, estaba muy delgada a diferencia de hace unos meses que cargaba con sobrepeso, creo que ahora incluso se marcaban sus costillas.
—Nada importante— dijo restándole importancia.
—¿Te viste al espejo?— la morocha asintió.
—Ya sé, soy re fea y 'toy re gorda— abrí mis ojos grande.
—¿Dejaste de comer?— negó —¿Vomitás?— volvió a negar bajando la cabeza —Dios no Delfina, mirame y decime a la cara "Valentín, no vomito"— y ella negó.
—Dejame explicarte— mis ojos empezaron a aguarse.
—A ver, dame una buena explicación— me paré del sofá enojado.
—No me gustaba mi cuerpo y las dietas no funcionaban— se paró en frente de mi —busqué en internet y vengo vomitando hace unos meses— bajó la mirada.
—¿Por qué querías cambiar de cuerpo? Estabas hermosa— se me escapó una lágrima.
Jamás pensé que esto le pasaría a alguien cercano a mi, y me dolía, mucho.
—Para gustarte— soltó —a ti y a los demás.
—No es preciso vomitar para gustar a los demás— un montón de lágrimas salían por mis ojos —a mi me gustás y me gustabas, con el cuerpo que sea, y si los demás te quieren, estarán contigo por como eres— sentencié y antes de que pueda hablar salí pegando un portazo.
•••
esta se la esperaban o QUE EH ah re
