"Decían que el amor salva.
El nuestro... nos condenó."
"Mi Luna. Mi castigo."
"Mi verdugo. Mi amor."
Lisa y JungKook son dos almas unidas por un lazo irrompible desde siempre. Pero una sombra oscura, tan negra como el pecado más profundo, intenta s...
Ambos están llorando ahora. La desesperación es un puñal suspendido en el aire.
"No lo hagas, Tae… no pongas distancia entre nosotros."
"No fui yo. Traicionaste mi confianza. ¿Por qué no me pusiste al tanto de tus dudas desde el principio? ¿Por qué no me dijiste la verdad sobre por qué Lili Wang vino aquí? Tú y mi hermano me excluyeron de algo tan importante… ¿Quieres preguntármelo ahora, JungKook? ¡Hazlo! Pregúntame si fui yo quien mató a Park Chaeyoung aquella noche. ¿Tan poco me conoces?" solloza.
Sin esperar respuesta, lo empuja con fuerza y corre fuera de allí. Sube las escaleras y se encierra en su habitación, cerrando con pestillo. Se dirige a la cabina del armario, y mientras busca su habitual cajita de metal, escucha los puños del alfa golpear la puerta con fuerza.
"¡Abre, Tae! ¡Abre esta jodida puerta!" gruñe.
Con los ojos encendidos por el dolor y la rabia, abre la cajita y ve las últimas dosis que le quedan. Son tres. Sin titubear, se las inyecta una tras otra… ya no necesita ser cauto. Ya no tiene a nadie que proteger en su vientre. Exterminará la imagen de esa puta del corazón de su compañero. De su mate. Se muerde los labios para no gritar por el dolor inmenso que le quema las venas y el alma. Escucha la voz de JungKook tras la puerta, pero cada palabra llega como desde el fondo de un túnel.
Respira cada vez más rápido. Por fin empieza a sentirse mejor. Logra esconder justo a tiempo la cajita cuando la puerta cede bajo los golpes del alfa y se abre. Finge estar recogiendo su ropa. JungKook, con mirada oscura y desencajada, lo alcanza. Lo agarra por un brazo y lo obliga a ponerse de pie.
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"¡Qué estás haciendo!"gruñe otra vez.
"Te facilito la vida, ¡Me voy! Tomate esa sustituta barata si quieres" dice lloriqueando, no logra fingír de ser sumiso en este momento, su verdadera naturaleza estalla en toda su inestabilidad, pero él parece no enterarse, siempre supo que no era un omega como los demàs. Nota que el color de sus ojos se pone dorado mientras huele el aire, grita triunfante dentro su alma.
"¡No digas tonterías Tae!" dice exasperado, es justo lo que él estaba buscando. Entonces en un instante se arrima contra su pecho de modo que la intensidad de su renovado aroma lo envuelva de pies a cabeza y retrocediendo lo hace caer sobre la cama. "¡¿Qué estás haciendo?!" gruñe otra vez.
"Te facilito la vida, ¡me voy! Tómate a esa sustituta barata si quieres" dice sollozando. No logra fingir sumisión en ese momento; su verdadera naturaleza estalla con toda su inestabilidad. Pero él parece no darse cuenta. Siempre supo que no era un omega como los demás.
Nota cómo el color de sus ojos se torna dorado mientras huele el aire. Grita triunfante dentro de su alma.
"¡No digas tonterías, Tae!" dice exasperado.
Es justo lo que él estaba buscando.
Entonces, en un instante, se arrima contra su pecho, de modo que la intensidad de su renovado aroma lo envuelve de pies a cabeza, y retrocediendo lo hace caer sobre la cama.