Esperar ya se había convertido en mí vivir pero no tenía idea de que era a lo que realmente esperaba. Jess termino en el fregadero antes de sentarse y apoyar sus piernas en mi regazo. Pongo una mano sobre ellas y le doy una pequeña sonrisa antes de que ella envuelva un mecho de mi cabello en uno de sus dedos.
—Entonces vas a ir a la universidad ahora. —afirmo.
—Si. —asiente—. Intente convencer a mamá que yo iba a tomar un año de descanso pero ella prácticamente enloqueció.
—Yo también lo haría. —le recuerdo.
—Hay idiotas en la universidad, siempre los hay. —Hace una mueca—. Como tu hace unos años.
—Es diferente ahora. —explico—. Tú sabes que los hay y no tendrás problemas con ellos. Mírame ahora, no estoy tan mal. —me rio.
—No en absoluto. —ella también ríe—. Estoy algo orgullosa de ti. Eres un buen chico, siempre lo fuiste a pesar de todo. —Muerde su labio—. Estoy segura de que alguien vera eso más que yo y estarás muy bien.
— ¿Mi hermana menor está hablando así? —frunzo el ceño y me burlo.
—Jodete. —Golpea mi brazo y la empujo a mi cuerpo para darle un abrazo.
Su teléfono timbra y ella lo toma entre sus manos. Sé que no debo molestarme en revisar sin embargo sé que cualquier hermano mayor haría una cosa sobre esa. Mi sonrisa se desvanece en cuanto ella abre el mensaje proveniente de Abigail Neeson. Mi corazón comienza a bombear y Jess se da cuenta porque se aleja de mí con una sonrisa. Quiero saber por qué están hablando, aun.
—Abbie está de cumpleaños hoy. —ella dice—. Le he enviado un mensaje esta mañana.
—Sí, lo recuerdo. —asiento tranquilo.
Lo recordaba pero era algo que no quería hacer, no cuando la última vez que estuve con ella en sus cumpleaños las cosas terminaron bastante mal. Jess no dice más nada y continua utilizando su teléfono mientras la observo escribir. Ella ha crecido tanto, física y mentalmente y me maldigo porque sé que en una parte yo he influenciado a que ella lleve dos tatuajes ahora.
— ¿Sabes que ella va a casarse no? —Jess pone sus ojos en mí.
—Si. —asiento.
— ¿Cómo estas con eso? —ella se acerca—. Prácticamente has hablado con nosotras de estas cosas. Me refiero a mí y a Anne.
—Porque no me gusta hacerlo. —admito.
—Pero tienes que hacerlo. —me mira fijamente.
—Yo... sabes que sigo enamorado de ella. No es algo que tu no supieras ni que Anne tampoco. —Cuento—. Fue la primera excusa por la que terminé con Cassie.
—Pero Cassie te ama, es una excelente chica.
—No tienes que decírmelo, lo sé. —sonrío.
—Ella me envió un mensaje la otra vez. —sonríe—. Sé que está saliendo con alguien y ella está contenta con eso.
—Seguimos en contacto. —Le hago saber—. Es extraño porque a pesar de todas las cosas que hicimos juntos, ella y yo somos algo así como buenos amigos. De esos con los que sabes que puedes contar a pesar de todo.
—Sam también lo es. —me recuerda—. Aunque ella es la mejor amiga de Abigail, tú y ella han estado yendo bastante bien.
—Si. —me encojo de hombros y sonrío.
La puerta de mi apartamento golpea y en segundo Jess y yo giramos nuestros ojos sobre ella. Frunzo el ceño y Jess se pone de pie encogiéndose de hombros para atender. Continuo cambiando los canales de televisión mientras ella vuelve con quien sea que este en la puerta. Seguramente era Anne o Cassie, o algunos de los chicos.
—Feliz cumpleaños. —oigo hablar a Jess.
Enseguida me pongo de pie. Tenía que estar bromeando o yo simplemente escuche algo mal. Hago memoria de todas las personas que conozco que puede cumplir este día pero ella es la única que aparece en mi mente. Jess entra al salón con una sonrisa seguida de Abigail.
—Mamá probablemente está esperándome. —Me guiña un ojo y besa mi mejilla—. Te llamare después, te amo.
—Adiós.
Revuelvo su cabello antes de que ella se acerque a Abigail para darle un abrazo y desaparecerse detrás de ella. Evita mis ojos sobre ella hasta que escuchamos la puerta principal cerrarse.
—Hola. —ella camina hacia mí.
—Hola. —Contesto y paso una mano por mis labios—. No esperaba verte pero... Feliz cumpleaños. —digo.
—Gracias. —ella asiente y evito presenciar su bonita sonrisa.
Ella va vestida con vaqueros ajustados, zapatos de tacón y una blusa blanca. No puedo evitar dejar de alardear lo perfecto que se ve su cabello de esa manera y lo preciosa que cada día esta. Frunzo el ceño sin que ella puede verme cuando reparo en que no lleva el anillo en su mano izquierda y en cambio lleva el brazalete que le obsequie por su último cumpleaños juntos.
— ¿Por qué estás aquí el día de tu cumpleaños? —sonrío y vuelvo a sentarme—. Pensé que quizá estarías con tus padres o amigos. Puedes sentarte. —le miro fijamente.
—He estado más temprano con mis padres. —explica sentándose—. Y estoy intentando estar con mis amigos. —se encoge de hombros poniendo su lujoso bolso a un lado.
Sé que ella ha obtenido mucho más de lo que aspiraba y estoy tan orgulloso con eso. Después de su graduación sé que ha conseguido un trabajo de ensueño y ha logrado superar todos los problemas en su familia y eso me hace feliz porque a ella también le hace feliz.
—Si sabía que venias aquí, hubiera conseguid algo para ti. —digo.
—Si tú supieras que vendría aquí, tenía miedo de que no me recibieras. —admite.
—No haría una cosa como esa, lo sabes. —Me encojo de hombros—. Me gusta verte.
—A mí también. —Ella sonríe y juega con sus manos—. Tenemos muchas cosas que hablar. No quería que tu solo fueras a evitarme.
— ¿Sobre qué quieres hablar?
—Nosotros. —dice en voz baja.
—Abbie... —suspiro e inclino mi cabeza hacia abajo—. No hay un nosotros, ahora.
— ¿Estas con Cassie? —ella me mira y sonrío.
—No pero seguimos viéndonos. —Ella frunce el ceño—. Somos amigos, más de lo que pude imaginar. —Asiento—. No estoy saliendo con nadie, ahora.
—Eso es extraño pero al menos es bueno que tengan una buena relación después de todo.
—Sam me dijo que no viajaste a Nueva York. —cuento.
—No... No pude hacerlo. —Ella inclina su cabeza abajo y entrelaza sus manos—. No puedo casarme con Tom.
Mentiría si dijera que era lo que no quería escuchar y no puedo evitar que una chispa dentro de mi corazón se encienda sin embargo la preocupación me invade por sus decisivas palabras.
— ¿Te hizo daño? —pregunto.
—No, físicamente no. —explica y esto me confunde más.
— ¿Qué quieres...?
—Él se puso como loco cuando decidí que no podíamos casarnos. —Muerde su labio—. Tuve mucho miedo de él pero Tom no me haría daño. El me grito cosas horribles pero las merecía al final de todo.
— ¿Estas bien con eso? —la miro fijamente.
—Siento alivio sin embargo estoy vacía. —dice.
— ¿Vacía como...? —enarco una ceja.
—Porque estoy segura de que tu no vas a poder perdonarme nunca una cosa como esta.
Sus ojos son puestos en mí, relajo mis cejas cuando veo el borde de sus ojos tan rojos e inundados en lágrimas. Sé que ella está haciendo un enorme esfuerzo para retenerlas y no arruinar su maquillaje. Odiaba que ella entre todos los hombres en este maldito país, ella eligiera a Tom.
—Abb... —me acerco a ella un poco.
—Sé que llorar no va a solucionar nada entre nosotros. —ella comienza—. Ni siquiera puedo perdonarme a mí misma por hacerte algo como esto. Es decir, yo entre todos los chicos busque a una de las personas que tú más detestaste. Fue totalmente estúpido lo que hice, mis padres nunca estuvieron de acuerdo a que saliera con Tom, sabes en el fondo de ti, aunque lo detestabas, que él era un buen chico. Es un buen chico y voy a estar eternamente agradecida porque él estuvo ahí conmigo en los momentos más difíciles cuanto tú te fuiste. —respiro profundo—. No puedo casarme con el porque estaría haciéndole daño y a mi misma también. Estoy enamorada de ti, Harry y estoy segura de que no quiero que eso cambie dentro de un montón de años. Te hice daño, lo sé. Sé que te he herido con todo esto y pensé que quizá tu y yo habíamos superado todo lo que quedo en la universidad con nuestros amigos y me siento realmente infantil ahora sabiendo que nunca pude resolver nuestros problemas, que escondiéndome de ti iba a ser la solución para olvidarme de ti. —Ella sorbe su nariz—. No voy a mentirte, por un momento creí que tú ya no existías y cuando comencé a salir con Tom me sentí bien, nueva y feliz y nunca pensé que te volvería a ver otra vez, o quizá en más años pero tu llegaste y tuve que verte y te veías tan bien vestido de graduación que casi quise besarte y hacerte saber lo muy feliz que me hacías, lo orgullosa que estaba de ti y cuanto te amaba. —Abbie se mueve incomoda entre el sillón y me acerco un poco más a ella—. Quise golpear varias veces cuando Sam me dijo que te había invitado a la graduación. ¡Y Dios! Cuanto tú me abrazaste creí que el mundo quería venirse encima de mí. Sé que ellos hicieron todo esto a propósito para que nos encontráramos antes de que viajara a Nueva York y no tenía idea lo que iba a suceder esa noche que lo fue todo...
Ella se pone de pie y quiero abrazarla cuando comienza a caminar de allá acá y sus mejillas finalmente son mojadas por todas las lágrimas retenidas. Me pongo de pie y ella extiende una mano sobre su pecho para que no me acerque. Meto las manos en mis bolsillos esperando a que ella diga algo cuando traga saliva y pone sus ojos en mí.
—Necesité ayuda, hable con mis padres y un sinfín de personas que no conocí nunca y estoy tan molesta conmigo porque después de esa noche me tomo mucho tiempo decidir lo que quería. Yo no tenía que pensar en nada porque entre Tom y tú... te elegiría mil veces a ti. —Ella cierra los ojos—. Porque te amo y nunca logre dejar de hacerlo. —ella pone una mano en su rostro y cierro los ojos—. Esto... esto es tan difícil para mí. Solo quería que lo supieras, sé que tú no vas a tomar una decisión sobre esto porque es mi culpa, yo tome decisiones incorrectas y ahora me toca sufrir las consecuencias. Harry, eres tan ¡Dios! Eres tan bueno y sé que en algún momento, alguien llegara a tu vida y tú serás muy feliz, sé que ahora no pero solo debes esperar porque estoy segura de que eso es lo que pasara.
—No. —Niego y ella pone sus ojos en mí—. Ni siquiera tengo una decisión sobre esto, Abigail. —ni siquiera puedo evitar la sonrisa que curva mis labios.
Me acerco lo suficiente a ella y mi corazón se encoge cuando ella comienza a llorar otra vez. No hay manera en el cielo que este tan enojado con ella por comprometerse pero la amo tanto que estoy seguro que puedo perdonar una cosa como esta. Empujo sus manos entre las mías para sacarlas de su rostro y acuno sus mejillas en mis manos. Ella me mira fijamente porque se lo estoy exigiendo y entonces deposito un beso sobre sus húmedos labios. Tiemblan con el contacto pero me encanta la manera tan rápida que responden a mí.
—Estoy seguro de que podemos superar esto. —digo y sus ojos azules brillan.
—No hagas esto porque tienes lastima. —dice.
—Entonces ¿Crees que no te amo? —Enarco una ceja con una sonrisa—. Te perdonaría mil veces, Abbie. Porque te amo. Incluso cuando me obligue a hacerme creer que ya te había perdido, sentí renunciar y tu ¡tú! Definitivamente no vas a casarte con ese tipo. —rozo sus labios con los míos.
—Solo quiero que me perdones. —ella dice.
—olvida todo eso. —Niego—. Estoy seguro de que podemos comenzar de nuevo sin olvidar nuestros momentos.
—Por esa y mil razones más no puedo dejar de amarte. —ella sonríe y empuja mi cabello hacia atrás—. Has madurado tanto. —Ella se ríe—. Estás tan guapo.