𝐂𝐎𝐍𝐍𝐎𝐑 | 𝐷𝐸𝑇𝑅𝑂𝐼𝑇...

By 00ABBA00

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Barbara Anderson, ¿cómo describir a la teniente? Connor la definiría como una persona impredecible, irritabl... More

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By 00ABBA00

MÚSICA
🎵 The interrogation - Connor Nima Fakharara 🎵

Connor primero tenía que ir por el lado bueno, simpatizar con él y si no resultaba comenzaría a ir por el lado malo, bueno... Connor usaría otros métodos de interrogación un poco más, violentos.

—Oye, yo estoy de tu lado —le dijo intentando verse amigable—. Quiero echarte una mano, pero no podré hacer nada si no hablas conmigo.

El divergente ni siquiera se movió, Connor comenzaba a enfadarse.

—Como no me digas nada, voy a tener que sondear tu memoria —aquellas habían sido las palabras claves porque ahora el divergente alzó la cabeza y lo miró desesperado.

—¡¡NO!! —le grito aterrado abriendo sus ojos impresionantemente—. No, por favor, ¡no lo hagas! —miró a Connor y luego hacia el espejo a su izquierda donde detrás Barbara se había echado hacia delante entusiasmada por el avance y Gavin comenzaba a prestar atención—. ¿Que...? ¿Que es lo que me van a hacer? Me destruirán, ¿verdad?

El divergente veía nuevamente a Connor con miedo a la respuesta que le daría.

—No —le mintió Connor—. Lo único que ellos quieren es entender, saben que tu dueño te maltrataba. No fue culpa tuya.

Barbara se llevaba su mano hacia su boca impaciente.

—No Connor... tienes que gritarle... enfurecete mierda... —se quejó ella entre murmullos sin dejar de ver aquel interrogatorio.

—¿Que pasa Barb? —se burlo Gavin acercándose a ella—. ¿Tu nueva mascota es un incompetente?

Barbara lo observó por encima de su hombro con desprecio, y pensar que había salido e incluso tenido sexo con ese tipo. No podía creer lo estúpida que había sido.

Lo observó con asco.

—El único incompetente aquí es usted detective —le dijo en un tono frío y para nada amigable, Barbara volvió a ver al frente a Connor y al divergente—. Y para ti soy la teniente Barbara.

Gavin la observó por unos segundos, iba a responderle pero no era zona, ni lugar, ni horario así que prefirió cerrar la boca. Todos se dedicaron a observar el interrogatorio.

—¿Por qué les dijiste que me encontraste? —le preguntó el divergente algo molesto a Connor—. ¿Por qué no me dejaste allí y punto?

—Me han programado para cazar divergentes como tú —Connor optó por decir la verdad en esta ocasión—. Solo he cumplido mi misión.

—No quiero morir —el divergente se veía asustado, sus labios temblaban.

—Pues habla conmigo... —intento convencerlo Connor.

—Yo... —balbuceo unos segundos, como si tuviese algo atorado en la garganta—. No puedo...

Connor observó con seriedad como volvía a la misma posición de antes, a observar la mesa. Como si volviese a su punto de partida y no hubiese conseguido nada por el momento. Connor necesitaba escoger alguna estrategia.

Suspiró.

Connor tomó el expediente y lo golpeó sobre la mesa. La expresión en su cara había cambiado drásticamente, ahora se veía como un asesino en serie. Barbara por alguna razón inexplicable, sonrío.

—¡28 puñaladas, querías asegurar su muerte, ¿eh? —Connor se levantó lentamente de la silla—. ¿Acaso sentiste enojo? ¿U odio?

Connor rodeó la mesa para acercarse al divergente. Los ojos de Barbara brillaban al ver aquella escena, Connor por fin había tomado el lado malo y a ella le fascinaba verlo de esa forma.

—Estaba sangrando, implorándote piedad... —Connor le señalaba las fotografías sobre la mesa a medida que amenazadoramente se acercaba cada vez mas hacia él—. ¡Pero tú lo apuñalaste una y otra y otra vez!

Connor le gritaba tan fuerte que su voz casi se oía del mismo tono desde el otro lado de la sala de interrogatorios donde se encontraban los demás.

—Por favor... —suplicaba en sollozos el divergente viendo sus manos echas un puño sobre la mesa—. Por favor déjame tranquilo...

Connor furioso y aterrador se agachó para acercar su rostro hacia el divergente.

—Se que tú lo mataste —por poco le gruñía de lo feroces que eran sus palabras en aquel momento—. ¿Por qué no lo reconoces?

—Por favor, ya basta... —el divergente estaba a punto de explotar y aquello era literalmente.

Connor no iba a parar, lo tenía donde lo quería. Lo rodeó por detrás y volvió a golpear la mesa esta vez a su lado izquierdo justo donde se encontraba el espejo donde Barbara se mordía el labio para dejar de sonreír al ver aquella escena, tal vez estaba mal de la cabeza por sentir satisfacción al ver aquello, pero necesitaba ver el lado explosivo de Connor después de encontrarlo tan... tranquilo.

—Solo di "yo lo maté" —le gritó Connor—. ¡¿Es tan difícil de decir?!

—¡No mas!, ¡No mas! —suplicaba el divergente al borde del llanto.

Connor se separó de la mesa y tomó al androide por el borde del cuello de su atuendo para levantarlo a su altura todo lo que las esposas le permitieran. Lo acercó a su rostro y volvió a gritarle amenazadoramente casi escupiendo en su rostro.

—¡Solo di que lo mataste! —Connor con su voz grave lo sacudió con fuerza—. ¡SOLO DILO!

El divergente lo miró, estaba desecho, estaba al borde de la ruina y su software lo verificaba. Connor lo soltó dejándolo caer nuevamente con fuerza en su asiento. Lo observó con la mirada mas fría y mas antipática posible.

—Me torturaba todos los días... —Connor lo escuchaba mientras se sentaba en su silla viéndolo con la mayor inhumanidad que Barbara había visto en toda su vida—. Hacía todo lo que me decía, pero... siempre había algo mal... Y un día... tomó un bate y comenzó a golpearme... Por primera vez me sentí, asustado. Tenía miedo de que me destruyera, tenía miedo de morir...

Barbara del otro lado del espejo observo la escena con una sonrisa, Connor había conseguido lo que ella no podía haber hecho.

—Así que... tomé el cuchillo y lo apuñalé en el estomago... Me sentí mejor. ¡Así que lo apuñale una y otra y otra vez! Hasta que cayó al piso... Había sangre por todos lados... —el divergente comenzó a sollozar casi en silencio, Barbara no tenía idea de que lo androides pudiesen llorar, mucho menos sentir tristeza, enojo y miedo.

—rA9... Estaba escrito en la pared del baño —Connor volvió a alzar la voz—. ¿Que significa?

—Ya llegará el día en que dejaremos de ser esclavos... —el divergente lo observó directamente a los ojos de Connor—. No mas amenazas, no mas humillación... Nosotros... Seremos... los amos.

—¿Por qué escribiste en la pared "Estoy vivo"? —Connor iba a aprovechar aquel momento para desatar todas las dudas que tenía en la cabeza.

—Él siempre me decía que yo no era nada... Que solo era un pedazo de plástico... —Barbara al escucharlo del otro lado se sintió un poco mal porque de la misma manera o casi similar, lo había llamado a Connor—. Tuve que escribirlo porque él se equivocaba.

—Y la escultura, la del baño, tú la hiciste, ¿verdad? —Connor apoyó sus antebrazos sobre la mesa—. ¿Qué es lo que representa?

—Es una ofrenda... Una ofrenda para ser salvado —le respondió el divergente ahora un poco mas tranquilo.

—La escultura era una ofrenda... ¿una ofrenda para quien?

—Para rA9 —el divergente lo observó desesperado—. Solo rA9 puede salvarnos.

—rA9... —Connor volvió a insistir en aquella pregunta—. ¿Quien es rA9?

Pero no recibió respuestas y Connor llego a la conclusión de que tal vez el divergente ni siquiera lo sabía tampoco. Observó el espejo donde se encontraba Barbara, él a diferencia de ella si podía verla por sus sensores, y Barbara que vio como sus ojos se encontraron con los de ella, le sonrió alentándolo a seguir un poco mas.

Gavin Reed apretó sus dientes con fuerza al ver como aquellos dos se veían. ¿Que mierda estaba pasando ahí?

Connor volvió a dirigirse hacia el divergente.

—¿Cuando comenzaste a sentir emociones? —le preguntó curioso esta vez bajando un poco la intensidad del tono de su voz.

—Antes, me golpeaba y yo jamás decía nada... —el divergente suspiró recordando aquellos momentos en los que su enojo volvió a florecer—. ¡Pero, un día me di cuenta que no era... justo! Sentí... rabia... ¡Odio! Y supe lo que tenía que hacer.

—¿Por qué te escondiste en el ático... —era la ultima pregunta que Connor tenía—... en lugar de escapar?

—No sabía que hacer... por primera vez, no había nadie que me dijera... —se detuvo por unos segundos observando sus manos sobre la mesa, ahora se encontraban clamadas y sus puños se habían desecho, volvió a ver a Connor que también desvío sus ojos de sus manos—. Tenía miedo... Y me escondí.

Connor volvió a ver hacia el espejo y vio a Barbara del otro lado.

—Termine.

Connor se levantó de la silla y se dirigió a la puerta para salir de la sala de interrogación, apoyó su mano sobre el panel dejando a la vista su verdadera piel blanca y la puerta se abrió. Pero entonces, escuchó un golpe provenir detrás de él, uno muy fuerte que llamó su atención.

Se volteó y vio como el divergente había golpeado su cabeza contra la mesa dejando un rastro de sangre azul. Volvió a hacerlo, una y otra y otra vez, repetidas veces.

—¿Que demonios esta haciendo? —Gavin se acercó a Barbara para observar mas de cerca la sala de interrogatorios viendo como el divergente intentaba romperse el craneo.

Barbara se levantó de su asiento impactada.

—Se esta destruyendo a si mismo... —le respondió al detective Gavin—. ¡Vamos!

Fue barbara la primera en salir de la habitación para entrar a la sala de interrogatorios donde Connor aun se encontraba viendo la escena. Mike el policía que los acompañaba se acercó al divergente al igual que Gavin.

—¡Deténganlo, maldita sea! —le grito el detective al policía empujándolo para que hiciese algo al respecto.

—No... no, ¡no puedo! ¡No puedo pararlo! —Mike tomaba de los hombros al divergente pero aquel era mucho mas fuerte que todos ellos.

Barbara miró a Connor esperando que hiciera algo, él era el único con su misma fuerza o mayor incluso. Connor observó a Barbara y supo que debía intervenir.

—¡Ya basta! ¡Tiene que pararlo ahora mismo! —Connor observó al divergente quien comenzaba a tener mucha mas sangre azul en su frente.

El policía Mike sacó las llaves de las esposas y lo más rápido que pudo lo libró. Aquello había sido una mala idea, el divergente se levantó de su silla, le quitó el arma a Mike y apuntó a Connor directamente.

—¡Connor! —gritó Barbara mientras veía como la bala insertaba en su cabeza dejando chorrear aquella sangre azul.

El divergente llevó el arma por debajo de su barbilla y tiro del gatillo por segunda vez cayendo muerto en el suelo. Barbara corrió hacia el cuerpo de Connor en el suelo ahora sin vida. No podía creer lo que acaba de ocurrir.

—¡No me jodas! —Barbara veía al divergente y luego a Connor—. ¡Maldita sea!

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