?LA HISTORIA TOMA CURSO DESPUES DE NARUTO SHIPPUDEN!
Después de la Cuarta Guerra Ninja, Sasuke Uchiha, cargando con el peso de su redención, decide abandonar nuevamente la aldea de Konoha para recorrer el mundo. Su intención es buscar respuestas, ap...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sasuke ya no se sentía tan impulsivo como al principio. Había dejado de ser el tipo de persona que acechaba a Akari, y ahora la observaba desde una distancia respetuosa. El tiempo había cambiado su enfoque. Tal vez era porque, de alguna manera, había empezado a entender la distancia emocional que ella ponía entre ellos.
Una tarde, al caer el sol, Sasuke decidió caminar por la ciudad sin un destino fijo. Sus pasos lo llevaron sin querer a un río tranquilo, cuyo sonido de aguas cristalinas lo relajaba. Estaba cansado de tanto perseguir respuestas, de querer saber más de Akari, y simplemente deseaba algo de paz.
Cuando llegó al río, se sorprendió al ver a alguien ya allí. En una roca cercana, sentada con las piernas cruzadas, estaba Akari. La luz cálida del atardecer la rodeaba, dándole una especie de aura serena. Sasuke, sin poder evitarlo, la observó un momento antes de acercarse.
Akari no parecía percatarse de su presencia, sumida en sus pensamientos. Sasuke, ahora más tranquilo, se acercó con cautela. Sin saber exactamente qué decir, optó por una simple pregunta.
—¿Qué haces aquí? —su voz fue baja, como si no quisiera interrumpir la calma del lugar.
Akari levantó la vista, sorprendida al verlo. No contestó de inmediato, pero su mirada se suavizó. Había algo en él que le resultaba diferente. Tal vez era esa calma que parecía haber adquirido últimamente.
—Solo estoy pensando —respondió ella, dejando entrever una leve sonrisa.
Sasuke dio un paso más cerca, fijándose en los detalles. Aquella luz dorada que iluminaba su rostro resaltaba sus facciones, y la postura relajada en la que se encontraba hacía que pareciera aún más atractiva. Algo en su figura lo impresionó. No era solo su belleza, sino la manera en que sus movimientos parecían tan naturales y suaves.
De repente, Sasuke se dio cuenta de lo mucho que la había estado observando. Un leve rubor cruzó su rostro, aunque lo disimuló rápidamente.
—Es... agradable aquí —dijo, intentando no sonar torpe.
Akari asintió y le hizo un gesto a la roca junto a ella, invitándolo a sentarse.
—Sí, lo es. A veces, todo lo que uno necesita es un poco de tranquilidad, ¿no crees?