?LA HISTORIA TOMA CURSO DESPUES DE NARUTO SHIPPUDEN!
Después de la Cuarta Guerra Ninja, Sasuke Uchiha, cargando con el peso de su redención, decide abandonar nuevamente la aldea de Konoha para recorrer el mundo. Su intención es buscar respuestas, ap...
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La noche había caído sobre la Ciudad Shukuba, iluminada por faroles que proyectaban sombras danzantes en las calles de piedra. Sasuke estaba sentado en el tejado de un edificio, observando el bullicio abajo. Había algo en esta ciudad que lo mantenía intranquilo, pero no sabía explicar qué. Quizás era Akari, su forma de ser tan impredecible, o quizás... sus propios pensamientos, que parecían empeñados en girar en torno a ella.
Decidió bajar y caminar un poco para despejar su mente. Mientras recorría las calles, pasó cerca de la cafetería "Sombras Dulces". A través de las ventanas, vio a Akari, quien estaba limpiando una mesa con movimientos rápidos pero fluidos. Sasuke se detuvo por un momento, observándola sin ser visto. Había algo en su expresión que lo intrigaba, como si escondiera un peso que no compartía con nadie.
Antes de que pudiera entrar, notó a un hombre alto acercándose a la entrada de la cafetería. Tenía una apariencia pulcra, con un porte confiado y un aire despreocupado. Sasuke observó cómo el hombre entraba, saludando a Akari con una sonrisa amplia. Ella lo miró, sorprendida al principio, pero luego su rostro se suavizó. Era una expresión que Sasuke no había visto antes.
Curioso y ligeramente inquieto, Sasuke decidió entrar. Al hacerlo, notó cómo Akari y el hombre estaban hablando en un rincón de la cafetería. Akari parecía diferente, menos reservada, como si bajara las barreras que siempre mantenía levantadas.
—¿Quién es él? —preguntó Sasuke a una de las meseras, fingiendo desinterés.
—Es el novio de Akari —respondió la chica con una sonrisa. —Viene de vez en cuando. Siempre está muy ocupado, pero se nota que se quieren.
Sasuke frunció el ceño. Algo en esa situación no le cuadraba. Observó con más detenimiento. El hombre hablaba de manera animada, pero su atención parecía dispersa, como si solo estuviera allí por compromiso. Akari, por otro lado, intentaba mantener la conversación viva, pero había algo en sus ojos que revelaba una leve insatisfacción.
El Uchiha no entendía por qué esta escena lo incomodaba tanto. Era como si una extraña agitación se apoderara de él, una mezcla de enojo y frustración que no lograba descifrar.
