NARRADOR OMNISCIENTE
La mañana había empezado con calma. Sofía ya se había levantado antes que todos y daba instrucciones por radio, distribuyendo a sus hombres por las entradas, el perímetro y puntos clave de la mansión. El ambiente era tenso pero ordenado. Nadie sospechaba lo que estaba por venir.
Hasta que se escucharon los disparos.
—¡Sofía! —gritó Alessandro, saliendo corriendo hacia el vestíbulo justo cuando las primeras balas impactaron contra las ventanas reforzadas del ala norte.
Sofía apenas pudo procesarlo cuando los uniformes azules y las siglas en dorado aparecieron entre los árboles y se abalanzaron sobre los terrenos.
—¡Malditos! —escupió con furia, sacando su arma. Reconoció esos uniformes. FBI. Otra traición.
No dudó.
Sus ojos se oscurecieron como si algo en ella se apagara. Corrió hacia el enfrentamiento, disparando con precisión letal a todo agente que se cruzaba en su camino. Cada uno caía como piezas de dominó. No había espacio para piedad.
—¡Violetta, agarra a los niños! —ordenó mientras recargaba su pistola— ¡A la camioneta!
Violetta, con el corazón en un puño, tomó a Bianca de la mano y se llevo a Massimo, que estaba paralizado del miedo. Sofía corrió tras ellos, cubriéndolos entre disparos. Llegaron hasta la camioneta blindada que esperaba al otro lado de la casa.
—¡Váyanse! ¡No se detengan! —gritó Sofía, asegurándose de cerrar las puertas.
Sin esperar respuesta, giró sobre sus talones y volvió a la mansión, su rostro desencajado por la furia, el cabello desordenado y el cuerpo cubierto de polvo y sangre.
Dentro, Marco y Alessandro estaban hombro a hombro, resistiendo con todo lo que tenían.
—¡Sofía! —rugió Marco al verla— ¡Tenemos que irnos ya!
Ella no respondió. Solo se acercó, miró a Alessandro con una mezcla de dolor y decisión... y lo noqueó de un certero golpe con la culata del arma.
Marco quedó paralizado.
—¡¿Qué hiciste?! —gritó, sujetando a su hermano antes de que cayera al suelo.
—¡No hay tiempo! —bramó ella, mirándolo a los ojos con desesperación— ¡Llévatelo, Marco! ¡Te lo encargo!
—¡No pienso dejarte sola! —replicó él, con la voz quebrada.
—¡Marco! —gritó ella, empujándolo con fuerza— ¡Hazlo por mí, por los niños! ¡Por Alessandro!
Uno de los hombres de confianza de Sofía entró por el pasillo, cubriendo su retirada.
—Señor Ferrara, debemos irnos ya.
Marco maldijo entre dientes, abrazó a Sofía con un susurro que solo ella oyó: "Vas a salir de esta."
Sofía no respondió. Solo le dio la última mirada… como si se estuviera despidiendo.
Cuando Marco y Alessandro fueron subidos a otra camioneta, y partieron con la escolta, Sofía respiró profundamente. Caminó hacia el patio principal, donde los agentes del FBI empezaban a abrirse paso por el caos.
Levantó las manos… pero con uña sonrisa helada.
Había cumplido su parte. Les había dado tiempo.
Uno de los agentes se acercó, esposas en mano. Sofía no opuso resistencia. Lo miró con superioridad, como si aún atada, tuviera el control.
—Sofia ferrara, asegurada —dijo el agente por radio.

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Teen FictionSofía ferrara, es la hija de un empresario exitoso como también es todo un líder de la mafia italiana. Alessandro müller, hijo de un abogado muy reconocido en todo el mundo, due?o de varios despachos y al igual que el padre de sofía es un mafioso q...