Narrador.
Las noches y madrugadas solían pasarse con un poco de intriga. Si su esposo no estaba en una misión, descansando en sus brazos bajo la tutela de su amor, probablemente estaría patrullando.
Usualmente, si tenía que patrullar, no le gustaba avisarle, porque se despertaría, y mientras ella tuviera en mente que regresaría pronto no se dormiría.
Obviamente, siempre fallaba drásticamente. Ella siempre dormía en sus brazos, abrazada a él, con su rostro en su pecho buscando su calor. Y si estaban desnudos, la ausencia era aún mayor. Él se alejaba para cambiarse, y solo bastaban unos minutos de ella buscándolo adormilada antes de abrir sus ojos.
—¿A dónde vas? —preguntó con curiosidad. Ya se hacía una idea de dónde iba, pero cada vez que preguntaba tenía la esperanza de que le dijera que simplemente iba a tomar agua.
—Patrullaré un poco a las afueras antes del amanecer —susurró vistiéndose, dándole la espalda. Se mentalizaba y se decía a sí mismo una y otra vez: "hoy debo patrullar".
Porque si se daba la vuelta y veía a su esposa, el embriagante sentimiento de amor que lo invadía cada vez que sus ojos se encontraban lo haría volver a recostarse en ese futón.
—No te vayas... —susurró tocando su espalda suavemente. Giyū se estremeció, cerrando sus ojos y maldiciendo en su mente.
Aun así, trató de ser firme. Abotonando su uniforme del pecho, mientras su esposa lo abrazaba por la espalda. Como un pequeño koala durmiendo en ese tacto.
—Sabes que tengo que hacerlo mínimo un par de veces a la semana —susurró antes de girar hacia ella, rompiendo su abrazo y dejando una mirada vulnerable sobre su esposa.
Sus mejillas estaban sonrojadas junto con sus labios entreabiertos. Lo veía con inocencia, con su yukata desarreglado. No quería ser una molestia para él, pero realmente quería que se quedara.
—Tal vez podría quedarme... Solo un rato más —murmuró derrotado. Ella ni siquiera había tenido que decir ni un solo argumento, pero sonrió emocionada abrazándolo suavemente.
Giyū no suspiró derrotado, o disgustado por tener que quedarse. Prácticamente la abrazó con fuerza también, dejándose caer los dos sobre el futón.
—¡KAW!
Saltaron asustados por el repentino graznido del cuervo. Prácticamente el sueño y el amor que sentían se desvanecieron solo en un instante. Giyū apoyó sus manos a los costados del rostro de su esposa, levantándose.
—¡El patrón asignó una misión! —declaró Kanzaburo.
Ambos se miraron entre ellos, sorprendidos. Parecía que el patrón había leído sus pensamientos de quedarse esta noche en casa por el patrullaje, que incluso le puso una misión para que no se le pensara que podría hacerlo.
—Qué oportuno... —susurró Giyū, aún sorprendido por lo inconveniente que fue eso.
Ahora sí tenía razones para irse y pocas para quedarse. Las tenía, pero no creía que un: "quiero estar con mi esposa" resultara muy conveniente a la venida de demonios.
Giyū abrió la puerta dejando que su cuervo entrara, escuchando todos los detalles de la misión. Aya se levantó para peinar su cabello y atarlo. Esta vez ya no estaba arreglándose con pasos perezosos, ni ella buscando que se quedara.
—¿Qué pasará con Ayato? —susurró ayudándolo a ponerse el haori, antes de apoyar ambas manos en su espalda.
—¿Qué pasa con él?
—Ya vendrá mañana, te dije que nos iríamos en la tarde.
EST?S LEYENDO
Eres Lo Que Me Hacía Falta | Tomioka Giyuu × OC
Fanfiction"No solía pensar mucho en mi futuro, no me importaba realmente lo que terminará siendo de mí. Si servía para la cofradía hasta que fuera devorado o falleciera del cansancio, sería un final que sin dudas creí que merecería. Ahora no quiero algo así...
