El sol del primer día de un nuevo año se colaba por las cortinas de la única ventana de la habitación de Ella, quien había llegado hasta entrada la madrugada y se había quedado dormida con la ropa que había usado la noche anterior y con las sabanas de su cama revueltas.
Ella durmió hasta bien entrada la mañana y se asustó al ver la hora en su reloj despertador. Se levantó tan rápido como pudo sólo para reaccionar y darse cuenta de que se había perdido el desayuno. Con la intención de lavarse y ponerse ropa limpia se dirigió a la puerta para encontrar debajo de ésta un papel de color verde doblado a la mitad, lo tomó y lo abrió encontrándose con la caligrafía de Tim.
"Mi despacho tiene tu desayuno secuestrado, pequeña dormilona. -T"
Guardó el papel en el cajón de su mesa de noche y se cambió de ropa riéndose de sí misma por pasar del baño que necesitaba, se arregló el cabello y fue hacia el despacho de Tim, bajando escaleras y vigilando que nadie viera hacia donde se dirigía.
La puerta de la habitación estaba entrecerrada y Ella la empujó para encontrarse con la habitación vacía. Entró lentamente y llamó a Tim, caminó hacia el fondo, se dirigió a la parte del estudio en donde se encontraba la cama y el baño y a pesar de no encontrar a Tim, encontró la mesa que generalmente siempre estaba vacía llena de comida y decorada con flores.
La primera y última vez que había entrado a esa pequeña parte del despacho se había sentido tan mal por encontrarla vacía y fría, pero ahora dentro se sentía cálido y de una u otra forma se veía como un pequeño hogar.
Se acercó a la mesa y le sonrió a las flores artificiales que la decoraban, tomó con sus dedos varios pedazos de fruta y los comió mientras inspeccionaba la habitación dando la vuelta a la cama, pintada de un color beige que le daba un aire otoñal, había nuevas repisas en donde reposaban varios libros maltratados y viejos, libros que parecían haber sido leídos y re-leídos una y otra vez, en una de las mesas de noche descansaba un portarretratos con una foto dentro donde aparecían un Tim muy joven y casi pelirrojo y un hombre más pequeño de cabello rubio y ojos azules, que le abrazaba por los hombros mientras sonreían, con vasos de cerveza en la mano, en lo que se veía como un bar o algún restaurante.
Ella miró hacia la puerta y se mordió el labio, ¿quién era el hombre de la fotografía? Con cuidado abrió el portarretratos por la parte de atrás y sacó la foto, miró al reverso de ésta, y con una caligrafía que no conocía se encontraba escrito;
"Westberry&Miller Febrero2001"
Le regaló una sonrisa a la fotografía y la volvió a poner dentro del portarretratos para colocarla de nuevo en la mesa de noche, siguió mirando las paredes decoradas con pequeñas pinturas de imitación que Ella le consiguió por internet y que él había guardado sin desempacar en un armario.
"Hola pequeña..." escuchó detrás de sí, dio la vuelta y encontró a Tim recargado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. Ella le sonrió y caminó hacia él para darle un beso en la mejilla. "¿te gustó la comida?" Ella no dijo nada y asintió con la cabeza. "bien, porque la robé." dijo fingiendo una mueca de culpa y sacándole a Ella una carcajada.
"Lo supuse..." contestó ella y tomó su brazo para jalarlo hacia sí y sentarse juntos en la cama mirando hacía la mesa con platos vacíos y flores artificiales. "Tim..." susurró, mientras el aludido le tomaba por la cintura para abrazarla. Ella le miró y el subió las cejas como siempre lo hacía cuando algo le interesaba. "¿quién es el hombre de aquella foto?" él frunció el ceño y Ella miró hacia atrás apuntando al único portarretratos en la habitación, Tim siguió su mirada y Ella sintió como se tensaba al ver lo que apuntaba.
"Es... bueno, era, uno de mis mejores amigos." le respondió rascándose la nuca y mirando lejos de la foto.
"¿Era?" preguntó Ella mirándolo de nuevo, notando en su mirada color avellana una nota de nostalgia. Tim asintió y le miró.
"Murió hace tiempo." respondió, sin emoción alguna, y recorriendo el rostro de Ella mientras le miraba.
"Te entiendo." susurró, quitando la mirada del rostro de Tim y posándola de nuevo en las flores artificiales, que extrañamente parecían más tristes.
"¿Tus padres?" dijo Tim, tomando su mano y apretando fuerte. Ella asintió.
"Eran maravillosos, ¿sabes?" le dijo mientras se acomodaba en el acolchado de la cama y mantenía su mirada en las tristes flores falsas. "cada año recorríamos por carretera casi todo el país para ir a Seattle y visitar a mis abuelos antes de que murieran, parando en cada restaurante al lado del camino y comprar siempre un trozo de pie mal horneado que venden..." susurró, riendo. "nunca nos lo terminábamos, Dios, eran tan malos..." Tim rodeó a Ella con sus brazos y silenciosamente la subió a su regazo. "yo debía ir en ese avión, Tim..." susurró mirándole. "ellos se fueron sin mí porque yo era tan..." su voz se quebró y Tim acarició sus mejillas suavemente "tan testaruda y tan rebelde y ellos simplemente se fueron sin mi... después mi papá me llamó y... y no contesté el teléfono..." se limpió suavemente una lágrima que se deslizó por su mejilla "llamaron a mi tía y le dijeron que el avión había fallado y caído en el mar... nadie sobrevivió... murieron novecientas treinta y siete personas, entre ellos mis padres... una semana después cumplí doce años y aún no habían entregado los cuerpos de mis papás... pasé mi cumpleaños entre peleas legales por la herencia, abogados y doctores..." se quedaron en silencio y Tim comenzó a mecer suavemente su cuerpo con Ella encima de él "después mis tíos decidieron que no podían hacerse cargo de mí y me trajeron aquí con promesas de navidades sin fin y veranos en las playas más bonitas del mundo, como si yo no supiera nada, como si mis padres no hubieran muerto solo meses atrás, como si no los hubiera enterrado el día anterior..." susurró entre sollozos mientras subía las manos al pecho de Tim y escondía su cara en él. "los extraño tanto, Tim, los extraño demasiado." Tim la apretó contra sí mismo y besó su coronilla tantas veces hasta que sus labios se durmieron, acarició su espalda hasta que sus manos ardieron y meció su cuerpo con ella hasta que su espalda gritó que parara.
Cuando lo hizo encontró entre sus brazos una niña de doce años que se había quedado sin nada, y al mismo tiempo encontró a una belleza de dieciocho que lloraba hasta quedarse dormida por que no podía dejar ir aquello que perdió tanto tiempo atrás.

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?Cuál es tu nombre?
Romance"?Cuándo te das cuenta de que tus acciones tienen consecuencias? ?Cómo sabes que realmente conoces a alguien? Ella Clark pensó que en su vida nada tendría valor alguno como para vivir por ello después de haber sufrido tanto, toda su existencia se ha...