~Extasis de ángel~

Camille golpeó en el rostro a Izzy, y Alec se le fue encima. Queen pateó a Alec en el rostro, provocandole que se le partiera el labio.

Jace y Clary estaban siendo sostenidos por dos personas que jamás habían visto. Simon estaba amordazado en una camioneta. Y para sorpresa de todos, había una niña con él. Su cabello era rubio y su actitud increíblemente infantil. Había llegado en la camioneta con Camille y Queen y se dedicaba a hablarle a Simon, aunque él además de amordazado, estaba inconsiente.

Camille y Queen dejaron a los otros cuatro y manejaron lejos.

Cuando Simon despertó, estaba en una habitación oscura, y la voz de la niña que había estado en su cabeza todo ese tiempo, seguí ahí. Cantado.

-¡Despertaste!-dijo ella entre risas- Camille dijo que puedes ser mi novio. Camille es mi hermana mayor, y es la reina pero cuando ella no esté, la reina seré yo. Así que tu serás mi rey. ¿Acaso no es adorable?

Simon pensó que era espeluznante, pero no podía decirlo (no solo por su propia protección sino por la cinta industrial en su boca).

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Magnus esperó paciente mientras Robert analizaba lo que había descubierto. Maryse fue quién llamó a Gideon y Gabriel. Ellos estaban tan sorprendidos y dolidos como Robert. Solo porque no llevaran una buena relación con su hermana menor no significaba que no la quisieran. Jem fue quien los controló para que no salieran corriendo a buscarla.

Tenían ventaja. Ellos sabían quienes eran, ellos sabían que no se trataba solo de tener más niños para sus negocios terrorificos sino de destruir a los Lightwood, capaces de seguir creciendo en todo: familia, dinero, prestigio. Tal como Lilith no podía.

Robert mandó a llamar a Valentine y le ordenó que se cerraran los casinos y se hiciera un rapido inventario sobre lo que se había ganado hasta ese momento, lo cual no debía ser dificil porque los inventarios se hacían semanalmente. Llamó a De Quencey, Mortmain, Jessie y les ordenó que se cerrara el restaurante, que ninguna otra persona debía registrarse en el hotel. Que dijeran que estaban llenos (lo cual era casi cierto).

Tenían que seguir con el plan de vender, o al menos crear esa ilusión. Magnus se quedó ahí, detrás del monitor, escuchando todo lo que tenían que decir mientras Ragnor se iba en busca de Catarina.

Hicieron falta dos llamadas antes de que Lilith apareciera. Su cabello negro y lacio caía como cortina sobre sus hombros. Sus labios estaban pintados de rojo vino. Había una oscuridad en su mirada que solo dio valor a Robert.

-Lamento la tardanza, tuve un inconveniente con un empleado-sonrió Robert.

Lilith sin embargo, no sonrió.

-No me interesan los inconvenientes con sus empleados, señor Lightwood. Soy una mujer ocupada.

-Mi más profunda disculpa.

-Ahorratelas-Lilith a penas y pestañeaba- me informaron que quieres hacer un negocio conmigo. Tiene dos minutos de mi tiempo, señor Lightwood.

Robert enarcó una ceja. Nadie le hablaba así. Nunca. Él era quien solía tener el tiempo justo, a quien los demás temían cuando se trataba de hacer un trato. Pero Lilith tenía odio por él, lo sabía. Fingió una sonrisa y asintió.

-Mi queridisima señora, ¿está interesada en comprar la cadena hotelera Lightwood?

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Gabriel pateaba la pared. Gideon había desistido de intentar calmarlo. Él mismo quería destruir al mundo del coraje en su interior, pero no podía desvanecerse en esos sentimientos.