YoonGi on Ice! [JimSu]

Primero el Ai ni tsuite, Agape de Nochu.

Los pies pequeños de JiMin perfectamente acomodados en sus patines se acomodaron, uno delante del otro y sus cuchillas doradas relucieron ante el sol de atardecer. Tomó la posición inicial que él mismo trazado en su mente y contó mentalmente los tiempos que le pidió a YoonGi para iniciar la reproducción.

YoonGi presionó el botón del control dejando que la música de JungKook inundara el lugar. Él ya la había memorizado, aunque la escuchó solo un par de veces, pero ya conocía la voz suave de la mujer madura siguiendo el ritmo divino de violines en soprano y los órganos que se mezclaban suavemente con el canto profundo. Sin duda era hermosa, tanto que parecía algo que cantaría un ángel.

JiMin se volvió un ángel.

Tan solo levantó el brazo derecho y con el rodeó su rostro, cerrando los ojos. Dio una vuelta y sus manos se volvieron alas tras su espalda. Subieron y pronto volvieron a encontrarse con todo y palmas, deslizándose lentamente por sus mejillas hasta su mandíbula definida.

Bajaron hasta su cintura, en el instante en que daba una vuelta con las piernas abiertas y luego colocó sus codos sobre su pecho acoplando sus dedos en forma de ruego.

Parecía un baile nacido en una rigurosa academia de ballet.

La ropa que llevaba para entrenar era sencilla, ambas partes azules y hechas de algodón. ¿Por qué brillaba si era así? JiMin parecía hacer que esas eran telas de seda natural de gusto exquisito. Incluso su cabello parecía tener diamantinas, que al sacudirse se desprendían y quedaban en el aire.

"Agape, el amor incondicional. El amor infinito de Dios es sacrificado y nada calculado." Mencionó JiMin en la sesión de teoría, un día antes.

YoonGi concordó que las palabras con la fluidez del baile de JiMin eran divino, parecía ser un baile sagrado de un monje enamorado. Estaba boquiabierto y miraba fijamente cada movimiento en el hombre que danzaba maravillas. El sentimiento de la impresión, le hacía cosquillas en sus entrañas.

JungKook no estaba menos sorprendido, pero no iba a dejar que eso se demostrara en su rostro.

Rayos, qué complicado es. Analizó YoonGi sin dejar de admirar las figuras que hacia JiMin en la pista, en casi todas ellas parecía que volaba con sus brazos.

JiMin puede hacerlo, pero no sé cómo lo hará él. Su vista se detuvo en la expresión concentrada de JungKook con una mezcla de desinterés, se remojó la boca inconscientemente.

JiMin frenó el impulso con sus pies e imitó con ellos la posición de inicio. La diferencia fue que empuñó sus manos cerca de sus clavículas y logró estirarse hasta que ellas rebasaron su cabeza mientras inclinaba la espalda en una curva pequeña pero lo suficientemente redonda. Terminando a la par que el fondo musical.

—Algo así. ¿Qué te parece?— Preguntó acomodando sus mechones rebeldes, luego puso una mano en su cintura y le sonrió tranquilo al joven rubio.

El azabache hizo un ruido incomprensible, ¿enserio preguntaría eso?

—Sí, creo que lo tengo.

JungKook le respondió en tono casual.

—¡¿Eh?! —YoonGi casi se cae de la impresión.

Aplausos sonaron fuertes, los tres presentes se giraron a ver al hombre intruso.

—Muy impresionante— NamJoon siguió dando unos pequeños aplausos lentamente hasta permanecer en silencio.

—¿Quién es ese hombre? —Preguntó JungKook enfurruñado. En Rusia nadie interrumpía sus prácticas si no quería una buena patada en el trasero y un grito de SiHyuk como regalo por desconcentrarlo.