La mañana habia llegado y el trio comenzo a seguir su camino. El sol brillaba intensamente sobre el vasto desierto del País del Viento, reflejando su luz dorada en las dunas interminables. El calor era abrumador, y cada paso en la arena parecía consumir más energía de la que valía la pena gastar.
Sasuke caminaba al frente con su semblante serio de siempre, mientras Akari y Tetsuya, unos pasos atrás, intentaban lidiar con la monotonía del viaje de la única forma que sabían: molestándolo.
—Oye, Sasuke, ¿cómo lo haces para no derretirte? —preguntó Tetsuya con una sonrisa burlona—. ¿Será que el poder del Sharingan también te da resistencia al calor?
Sasuke no respondió, pero su ceja tembló ligeramente, señal de que estaba prestando atención a la broma.
—No lo creo, Tetsuya —intervino Akari, apoyando el codo en el hombro de su compañero—. Más bien debe ser que tiene hielo en las venas. Aunque con este calor, capaz y se le empieza a derretir, y nos sorprende con una expresión diferente a su eterno ceño fruncido.
—Tienes razón, Akari. Quizás hasta lo veamos sonreír. ¡Imagínate eso! —Tetsuya se llevó una mano al pecho en un falso dramatismo—. Sería más impactante que un meteorito cayendo del cielo.
Sasuke suspiró, sin detenerse.
—Si siguen hablando tonterías, los dejaré enterrados en la arena —soltó en su tono habitual, pero con una leve amenaza implícita.
—¡Vaya, vaya! ¡Hemos logrado que hable! —exclamó Tetsuya con fingido asombro.
—Sí, y hasta sonó molesto —añadió Akari con una sonrisa divertida—. Quizás sí le afecte el calor, después de todo.
Sasuke se detuvo un momento, girando apenas la cabeza para mirarlos de reojo. Akari y Tetsuya se quedaron en silencio por un instante, pero luego intercambiaron miradas y estallaron en carcajadas.
—¡Esa mirada! ¡Nos quiere matar con la vista! —bromeó Tetsuya—. Pero tranquilo, Sasuke, no queremos ser la razón por la que tu hielo interno se derrita completamente.
Akari, sin poder contenerse, se llevó una mano al rostro, riendo con suavidad. Sasuke volvió a girar hacia el frente, ignorándolos por completo. Sin embargo, no pudo evitar sentir un ligero cosquilleo en el pecho al escuchar la risa de Akari. No era la primera vez que se burlaban de él, pero había algo en la manera en la que ella lo hacía que lo desarmaba un poco.
El viaje continuó con más bromas, más comentarios y más intentos de hacer que Sasuke reaccionara. Y aunque el Uchiha jamás lo admitiría, no le molestaba tanto como quería aparentar.
El sol comenzaba a descender sobre el horizonte del País del Viento, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rojizos. Sasuke, Akari y Tetsuya habían pasado gran parte del día viajando a través de las dunas, buscando un sitio donde pasar la noche. El calor del desierto aún se hacía notar, pero una ligera brisa anunciaba la llegada de la noche.
—¿Podemos hacer una pausa? Creo que mi cara ya es parte del paisaje desértico —se quejó Tetsuya, sacudiéndose la arena del cabello con exasperación.
—Sería un buen camuflaje si al menos supieras estar en silencio —respondió Sasuke con su característico tono seco.
Tetsuya le dirigió una sonrisa burlona y miró a Akari en busca de apoyo. Ella, por su parte, no perdió la oportunidad de seguir con la broma.
—Bueno, Sasuke, tienes que admitir que Tetsuya al menos brilla como el sol. Mira esa piel dorada por el desierto —dijo Akari con una risa ligera.
—Claro, porque estar cubierto de polvo y sudor es muy atractivo —Tetsuya fingió una pose arrogante—. Si seguimos así, voy a convertirme en una leyenda: El Fantasma de las Dunas.
—Más bien El Fastidio de las Dunas —soltó Sasuke con un leve suspiro, aunque no pudo evitar notar la sonrisa divertida de Akari al escuchar su comentario.
El grupo finalmente se detuvo en una pequeña cueva protegida del viento. Mientras Sasuke se ocupaba de encender un fuego, Akari se acomodó a su lado y observó sus movimientos con atención. Sus manos, que matenian venas marcadas, reflejando el duro entrenamiento a lo largo de los años, sus largos y finos dedos, ágiles y precisas, encendieron una pequeña flama con facilidad. Un detalle tan simple, pero que a ella le resultaba tan atractivo.
"¿Por qué sigo mirándolo tanto?" pensó Akari mientras desviaba la vista rápidamente.
—Akari —llamó Sasuke de repente, sacándola de sus pensamientos.
—¿Eh? ¿Qué pasa? —respondió algo nerviosa.
—Dijiste que te gusta observar, pero no sabía que te gustaba tanto hacerlo en silencio —comentó Sasuke con tono indiferente, aunque la miró de reojo con algo de picardía.
Akari sintió cómo su rostro se calentaba, y para su mala suerte, Tetsuya no dejó pasar la oportunidad.
—Ohhh, Sasuke, así que notaste que nuestra querida Akari no deja de mirarte. ¿Podría ser que nuestro estoico compañero también es consciente de su propio atractivo? —preguntó Tetsuya con una sonrisa de oreja a oreja.
Sasuke no respondió de inmediato, pero Akari, sintiendo que la situación se tornaba peligrosa, le dio un codazo a Tetsuya para callarlo.
—Cierra la boca antes de que te entierre en la arena —le susurró entre dientes, aunque su rostro seguía ardiendo.
La noche avanzó con el fuego crepitando suavemente frente a ellos. Akari aún sentía el eco de las palabras de Tetsuya y no podía evitar preguntarse si realmente Sasuke había notado algo. Aunque él parecía inmutable, había momentos en los que su mirada se posaba en ella por más tiempo del necesario, como si tratara de entender algo que no quería admitir.
—Mañana seguiremos el viaje al amanecer —dijo Sasuke de manera firme, interrumpiendo el silencio entre ellos.
—Sí... será mejor descansar —respondió Akari, acomodándose contra la pared de la cueva.
Antes de cerrar los ojos, lanzó una última mirada a Sasuke. Él estaba sentado con los brazos cruzados, observando el fuego con expresión pensativa. ¿En qué estaba pensando? ¿Realmente comenzaba a verla de otra manera? La incertidumbre la acompañó mientras se sumergía en el sueño, con el suave resplandor de las llamas reflejándose en su collar y en el que Sasuke le había regalado.
La aventura continuaba, y con ella, los sentimientos que ambos intentaban ignorar se volvían cada vez más imposibles de ocultar.
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