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El rostro del hermano de su madre fue lo primero que vio cuando las puertas de aquella casa se abrieron, el hombre tenía un semblante más suave que el que su madre tenía, algo que tranquilizaba tan solo un poco a la de cabellos castaños en ese momento.
Robert Barker atrajo a la adolescente a su cuerpo dándole un breve abrazo antes de dejarla pasar al interior de su hogar, era la primera vez que estaba ahí, podía notar la clara diferencia en lo que era su hogar y este.
— Lamento incomodar, solo será hasta que pueda volver a Hogwarts en unos días.
— No eres una molestia, Jesabella. —dijo el hombre con una sonrisa— Puedes quedarte todo lo quieras.
— No quiero que corran peligro.
— No lo correremos, sé que a Isobell le encantaría atravesar esa puerta, pero no podría, jamás se lo permitiría, la magia es poderosa Jesabella, este lugar es una prueba de ello.
— ¡Jesabella! —la mencionada se dio la vuelta y sonrió el cuerpo de su prima estrellarse con el de ella— Me alegro que pudieras irte de ahí.
— Seguí tu consejo.
— Claro que lo hiciste, no puedes ignorar mi inteligencia. —dijo en tono de broma mientras la tomaba del brazo y la llevaba escalera arriba donde estaría quedándose, un cuarto de invitados lo suficientemente grande como para que entre ella— ¿Dónde está Miek?
— Se lo llevó una amiga, algo me decía que no iba a ser tan fácil esta navidad y no quería dejarlo ahí si algo malo ocurría.
— No me digas que es esa rubia, es insoportable. —Ella escondió la risa mientras negaba con la cabeza.
— Otra.
— Eso es un consuelo, bien, dejaré que descanses, vendré por ti para la cena.
Jesabella la vio salir de la habitación dejándola sola, su cuerpo cayó en la suavidad de la cama con el pensamiento de que estaba haciendo lo correcto, se había escondido con los Potter, pero no podía llegar con ellos a la estación, usó el plan que James se había negado a que usara, no porque fuera peligroso, simplemente no quería dejarla ir, estaba segura donde él y Sirius pudieran verla.
Faltaban dos días para regresar a Hogwarts y podría sentirse relativamente a salvo, estaba por convivir bajo la mirada de cada uno de sus compañeros, algunos de ellos habían asistido a la celebración, conociendo a sus padres ninguno se habría atrevido a hacer un escándalo, decir que huyó no los iba a dejar bien parados, era una ventaja, una muy pequeña que Jesabella pensaba usar mientras estaba en Hogwarts.
La manera de actuar de sus padres le daba una ventaja, eso lo pudo comprobar cuando estuvo en la estación, Caroline llegó hacia ella con una sonrisa, los otros solo la miraban de reojo, como si tuvieran miedo de acercarse a ella, nadie quería meterse con la familia Thompson, la mayoría evitaba el tener problemas con dicha familia por miedo a las consecuencias.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó la rubia mientras caminaban por entre las personas.
— ¿Sorpresa? —dijo con duda pero que a Caroline la hizo sonreír de nuevo, el renombre de los Thompson, eso es lo que Ella pensó, siempre había tenido ese efecto en otras personas.
— Jamás pensé que de todos los magos te quedarías con Garret, que suerte tienes.
— ¿Suerte? —murmuró en voz baja la castaña mientras ponía los ojos en blanco, aun así, Caroline la había escuchado.
— Su familia tiene un linaje de sangres puras impresionante, son respetados en la comunidad mágica, tienen dinero y Garret siempre ha estado detrás de ti, lo mínimo que espero es que vayas a ser tratada como de la realeza.
— Supongo que si... —susurró— Guárdame un puesto, tengo que hacer algo.
La rubia protestó, pero Jesabella ya se había ido por el lado contrario a dónde siempre solían ir, la Slytherin caminaba por el pasillo recibiendo las miradas de todo tipo que los estudiantes le enviaban, no podía hacer nada, debía quedarse callada y fingir que estaba feliz o de acuerdo con lo que ocurría.
Al abrir el compartimiento Lily Evans sonrió ante la presencia de la castaña, quien no parecía muy feliz era la rubia frente a ella, Jesabella solo la ignoró y observó al gato descansar en el regazo de la pelirroja.
— Espero que no te haya dado problemas.
— Es un buen chico. —aseguró Lily mientras extendía al gato, el felino observó a su dueña y se acomodó entre sus brazos contento de estar con ella, Ella sonrió ante la acción de su mascota.
— Gracias por cuidarlo.
— No hay de qué. —dijo observando como la Slytherin se daba la vuelta para salir del compartimiento. Ella cerró la puerta escuchando a Marlene hablar sobre el compromiso de ella, Lily había salido a su defensa, era de esperarse, pero ojalá no hubiese puesto las manos al fuego por defenderla.
La fémina comenzó a caminar de regreso, pero se detuvo a medio camino, no quería ir hacia allá, odiaba el hecho de tener que fingir entonces solo se dio la vuelta en busca de un compartimiento al final del pasillo, la mirada de tres personas se posó rápidamente en la puerta cuando fue abierta, Jesabella se dejó caer en el único asiento vacío.
— ¿Dónde está James? —preguntó al ver que el azabache era el único que no estaba en el lugar.
— Fue por golosinas, pero de seguro fue con Lily. —respondió Remus sin desviar la mirada del libro en su regazo.
— Lo más seguro es que no quiera darles, vengo del compartimiento de Lily, tu novia estaba ahí, que raro no verte con ella. —dijo Ella observando a Sirius, el de ojos grises le devolvió la mirada con clara confusión en su rostro, el chasquido de su lengua le hizo saber que había entendido.
— No estamos saliendo. —Ella imitó el chasquido, tanto Remus como Peter se vieron entre ellos.
— ¿Nos perdimos de algo? —preguntó Remus a lo que Ella lo miró y señaló con su dedo al azabache a su lado.
— Está saliendo con Marlene.
— No estoy saliendo con ella.
— ¿No? —dijo alzando una ceja, Sirius bufó.
— No debería importante.
— ¿No debería? —preguntó, el felino en su regazo se movió como si supiera que lo siguiente que su dueña haría sería golpear al hombre frente a ella, Remus observó al animal acomodarse en su regazo, solo fueron unos segundos cuando Ella ya estaba golpeando a Sirius con su mano mientras el otro se quejaba diciendo que no había sido algo serio y que ya no había nada entre ambos.
Fue la llegada de James cargando varios dulces lo que Sirius aprovecho para atraer a la castaña a su regazo y sujetarla entre sus brazos para que no lo golpeara.
— ¿Qué acaba de pasar? —susurró con miedo de ser él quien recibiera la molestia de Ella, pero entonces sonrió— Ya supiste lo de Marlene, ¿verdad?
— ¿Lo sabías? / ¡James! —el azabache soltó una carcajada al escucharlos hablar al mismo tiempo para luego dar paso a la típica riña entre ambos, una que a diferencia de las otras solo demostraba los celos de Jesabella y las ganas de molestar de Sirius.
Lástima que no todo era risas.
— Ella, quiero hablar contigo. —la mencionada dejo de ver a Sirius y en su lugar se enfocó en su hermana. Todos sabían que nada bueno iba a salir de ahí.