抖阴社区

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Her arms still feel like home.


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línea de tiempo ligada a silhouette


El asesino Sirius Black escapó de Azkaban, eso era lo que todos los periódicos del mundo mágico mostraban, era de importancia encontrarlo y regresarlo a su celda donde pertenecía por haber matado a quienes fueron sus amigos: James y Lily Potter, y a quien los protegía Peter Pettigrew. Un crimen que todavía perseguía a algunos, entre ellos Jesabella Barker y saber que el culpable escapó fue algo que la tenía con la cabeza llena de recuerdos y pensamientos.

El baúl al fondo de su cabeza donde decidió dejar todo lo referido a Black fue abierto con tan solo la mención de su nombre, aquella noche de la noticia entró a la habitación de su hija y la observó dormir plácidamente, una sonrisa surcó el rostro de Ella ante el pequeño puchero en su rostro uno que había visto incontables veces cuando sorprendía a Sirius dormido.

La mano de Ella acarició con suavidad los mechones de cabellos mientras pedía que estuviera bien, porque ella no solo tenía miedo por Harry, sino también por su propia hija, no conocía las intenciones de Sirius al querer escapar y aun cuando una parte de su cabeza le decía que en realidad todo era un mal entendido, que ella conocía mejor a Black, no podía bajar la guardia, no otra vez. Un suspiró rompió con el silencio de la habitación.

— Vas a estar bien, Meissa. —susurró la mujer antes de dejar un beso en su cabeza y salir de la habitación. El silencio en la mansión le resultaba aterrador y aquello le hizo recordar uno de sus tantos momentos en aquella casa en medio del bosque donde siempre se escuchaba las risas de los merodeadores o la música en alto volumen.

En aquel lugar no había ningún momento en que el silencio fuera tan aprensivo, porque Sirius y Ella habían crecido en aquel silencio tétrico, y ninguno de ellos quería entregarles lo mismo a sus hijos, pero aun así Mei —o Nina como era llamada ahora— terminó viviendo entre las mismas paredes que una vez aborreció. Eran culpas que perseguirán a Ella por mucho tiempo.

Un ventanal se extendió frente a la figura de Ella, la luna brillaba sobre el cielo, llevándola a preguntarse cómo estaría Remus, noches como estas seguían siendo las peores, recordaba perfectamente las veces que se quejaba por las lunas llenas y como ella se sentaba a curar sus heridas, ¿Cuándo fue la última vez que lo ayudó? ¿Cuándo fue la última vez que habló con él? Se preguntó mientras se abraza a sí misma y seguía observando al exterior.

Sus ojos viajaron de la luna hacia el extenso jardín y bosque que se abría paso, de no ser por la luz que emitía la luna jamás lograría divisar más allá de la fuente, pero aquella noche podía hacerlo y por ende su vista pudo enfocarse en la figura de un perro negro oculto entre los árboles, estaba sentado ahí mirando en la misma dirección que donde estaba, Ella podía adivinar al animago detrás de su forma de perro, el aire que ni se había dado cuenta retuvo fue expulsado al mismo tiempo que daba un paso más cerca a la ventana, como si necesitara asegurarse de que sus ojos no estuvieran engañándola.

— ¿Qué haces ahí Jesabella? —la mirada de la mencionada se desvió para enfocar su atención en Garret Thompson, aquel horrible ser con el que tenía que vivir, una sonrisa se dibujó en su rostro, una que no llegaba a sus ojos, tan falsa como la vida que tenía dentro de esas cuatro paredes.

— Miraba a la luna.

— Se ve bonita. —mencionó el hombre mientras extendía una mano para que la tomara, acción que Ella cumplió sintiendo los labios de él sobre sus nudillos esperando una reacción, pero ella solo desvió la mirada hacia la ventana, pero ya no había nada ahí.

Con un movimiento de su mano cerró las cortinas y volvió a poner su mirada en Garret.

— Lo es.



─ ✦ ─


Jesabella Barker observó la carta entre sus manos por varios minutos, parecía ida, de hecho, no podía pensar en absolutamente nada más que las palabras que su hija plasmó en la carta que le fue enviada. La verdad siempre era difícil de digerir, pero para ella fue mucho mas duro que para cualquiera, ni siquiera sabía si podía ser capaz de llorar o si podría ser capaz de digerir todo lo que decía la carta, no era posible, sin embargo, en su vida ya estaba acostumbrada a darse cuenta que todos y cada uno de los que estaban cerca podían apuñalarla por la espalda.

El culpable siempre fue Peter, que suerte debía tener Pettigrew de no estar cerca de Ella porque no le temblaría la mano para asesinarlo —incluso él mismo sabía eso al huir luego de los sucesos ocurridos en el colegio de magia—, a ella no le importaba lo que sucediera después porque el dolor de haber perdido a James y Lily era uno con el que cargó por mucho tiempo, un dolor que también fue sumado por todo lo que dijeron de Sirius o Remus.

Ahora Black es un fugitivo que dependía de un hilo, Nina no especificó exactamente que pasó en su visión, pero el simple hecho de que lo haya visto fue suficiente para que Ella estuviera con los nervios de punta. Aquella noche fue una de las peores para ella, su pierna se movía con nerviosismo ante la desconocida situación, no tenía noticias de nadie y no sabía cuánto tiempo tendría que esperar hasta saber que ocurrió.

Ni siquiera la taza de té que su elfina le entregó podía calmarla, su cuerpo se movía en círculos, tan sólo de verla podría poner nerviosos a una multitud. La luz de la luna se adentró por la ventana iluminando el salón que carecía de la misma, por segunda vez en mucho tiempo se detuvo para apreciar al satélite sintiendo un déjà vu, al bajar la mirada de entre los árboles pudo ver la figura de un perro, la taza que llevaba entre sus manos cayó al suelo.

En realidad, Ella tenía una larga lista de razones por las que estaba molesta con Sirius Black, de hecho, había jurado que iba a olvidarlo y pretender que nunca estuvo en su vida, porque conocerlo fue de las peores cosas, mentiras tras mentiras, porque lo primero que hizo al dejar caer la taza y salir corriendo al exterior fue caer de rodillas y abrazar al perro de pelaje negro.

Todas y cada una de las cosas que quiso decirle, las veces que se juró no volver a llorar por él fueron rotas y desechadas a la basura cuando sintió el calor del animal, la cabeza de este recostada en su hombro y un sonido parecido al llanto, sus manos se aferraron a él y Sirius Black sintió el peso de todo ese tiempo irse al sentirse entre sus brazos, porque incluso después de tantos años los brazos de Ella seguían sintiéndose como casa.

Flicker ? Marauders EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora