Las cosas iban demasiado tranquilas y sinceramente lo agradecí.Acababa de entrar en la semana doce, tres meses.
Había salido poco de casa porque sinceramente hacía demasiado calor como para salir.
Sira me preguntaba todos los días y lo agradecía.
Había insistido en que fuéramos a Sevilla para contarles a nuestros padres y también para saber el sexo del bebé con ellos.
La única que lo sabía era Sira.
Y me estaba poniendo nerviosa.
Cuando llegamos a Sevilla la gente empezó a saludarnos.
Gavi aparcó delante de la casa de sus padres y me miró.
– ¿Cómo estás?– preguntó.
– Muy nerviosa, no sé como van a tomárselo.
Gavi me dio una sonrisita y tras bajar del coche fue hasta mi puerta y la abrió.
Bajé con cuidado y vi a Gavi acariciar mi vientre.
Y como tantas veces, se agachó.
– Vas a conocer a los abuelos, no te extrañes si gritan ¿vale? Es porque van a emocionarse por tu llegada.
Lo miré sonriendo y después dio un beso.
– Venga, vamos allá.
Me agarró de la mano y entonces fuimos hasta la puerta.
Cuando se abrió mi madre me abrazó fuerte.
– Mi pequeña, ¿qué tal el viaje?
– Bien, un poco cansada.
Entramos y mi padre vino a saludarme al igual que Aurora, Pablo, la hermana de Gavi y Javier.
Aurora llegó hasta mí sonriendo.
– Que guapa tía, escúchame, tenemos que salir a tomar algo antes de que os vayáis. Que mi hermano es un egoísta, no quiere que te juntes con nosotros.
Vi a Gavi mirar a su hermana con los ojos entrecerrados y reí.
Nos sentamos a comer y al terminar, miré a Gavi y él asintió.
Así que me levanté y miré a todos.
– Gavi y yo queremos decir algo.
– ¿Qué pasa?– preguntó Aurora.
Le di una sonrisa y entonces me levanté la camiseta y acaricié el bulto.
– Estoy de tres meses.
Mi madre abrió los ojos y entonces vino corriendo hasta mí para darme un abrazo.
De pronto sentí que se acoplaba mucha gente y empecé a agobiarme.
Gavi se acercó y los fue separando.
– En media hora llega una caja enorme con globos de un color para saber si es niña o es niño.– dije sonriendo.
Sira había querido ser original y en vez de comprar los globos azules y rosas los había comprado grises y blancos.
Si salía gris era niño y si salía blanco era niña.
Justo como dije, tocaron al timbre y mi madre fue a abrir.
Llegó al salón arrastrando la gran caja y Pablo la puso sobre la mesa.
Vi a Aurora grabar y la miré riendo.
Llevamos la caja hasta el jardín y entonces Gavi y yo la abrimos.
Miles de globos grises empezaron a volar hacia arriba.

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???? ??? ???? +18 | Pablo Gavi
Teen FictionOlivia y Gavi se conocen prácticamente desde que llevan pa?ales, pero ?qué puede cambiar en cuanto Gavi se va a Barcelona?