Algo más que un compa?ero capullo

Jace cerró la puerta con un golpe fuerte y mi cuerpo tembló. Se giró y se quedó mirándome durante lo que parecieron décadas.

Yo estaba acojonada.

Apretó los puños con fuerza y comenzó a caminar en mi dirección. Yo aguanté la respiración y la solté de un golpe cuando él pasó de largo y se dirigió hacia el centro del cuarto, ignorando mi presencia.

Me giré y fui tras él.

-¿Qué ha ocurrido Jace? - él comenzó a quitarse la ropa y tardó un poco en contestar.

-Es un gilipollas - soltó aun enfadado.

-¿Pero por qué? ¿qué te ha hecho? - me ignoró por completo y siguió quitándose la ropa, hasta quedar en boxes; después, se metió en la cama.

>>Jace, no me ignores - Él estaba de espaldas a mí, con las mantas hasta la cabeza. Yo seguí insistiendo, hasta que por fin se dio la vuelta y me miró.

-¿Dónde estás los pendientes que te di? - me quedé sorprendida por la pregunta. La verdad es que no me la esperaba para nada e inconscientemente llevé mis manos a mis orejas.

-Pues... los perdí - él entrecerró los ojos y me di cuenta de que no se lo había creído.

-¿Y el brazalete? ¿También lo perdiste? - se quedó mirándome y yo a él. No quería decirle que Max me había dejado sola en medio de la ciudad y de noche, y que encima me habían amenazado con una navaja. Aunque me daba la sensación de que ya lo sabía.

Pero eso es imposible, no hay manera de que lo sepa.

Al ver que no respondí, se dio la vuelta y no volvió a hablarme. Por desgracia, los estúpidos del hotel no me habían traído otra cama. Con lo que cobraban deberían haber traído otra de oro, por lo menos.

Abrí las mantas y me acosté al lado de Jace, sintiendo su calor pero sin poder abrazarme a él.

Cuando desperté la mañana siguiente, Jace acababa de levantarse.

-Buenos días - me saludó al percatarse de que ya estaba despierta. Fruncí el ceño al ver que ya no parecía tan enfadado como la noche anterior.

-Buenos días - me levanté despacio y estiré los brazos por encima de mi cabeza, haciendo crujir mi espalda. Entré al baño y me aseé y peiné, después fui a la habitación y comencé a mirar qué ropa me pondría.

-Prepara tus maletas - me dijo Jace antes de meterse en el baño.

-¿Las maletas? ¿Por qué, es que nos vamos? - abrí la puerta del baño y me topé con él de pleno mientras hacía pis. Me miró asombrado y después me hizo un gesto con la mano.

>>Lo siento, lo siento, lo siento - dije mientras me llevaba una mano a los ojos, como queriendo decir que no había visto lo que sí había visto. Cerré la puerta y me llevé las manos a las mejillas que ya estaban hirviendo de vergüenza.

Jace salió poco después, con el ceño fruncido.

-Ya te vale - me recriminó - nos vamos a las vegas. Dejamos este hotel.

Mis ojos se abrieron como platos.

-¿A las vegas? ¿De verdad? - él asintió - ¡Sí!

Apreté mis manos en forma de puños de victoria y di un pequeño saltito. Jace me miró intentando aguantar una sonrisa.

-Bueno, acaban de romper conmigo así que lo mejor será que vayamos a las vegas y me distraiga un poco - Negó con la cabeza y yo me mordí la lengua.

En ese instante me acordé de Max y busqué mi móvil para mandarle un mensaje y preguntarle qué tal estaba. Busqué por mi ropa del día anterior pero no lo vi.