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Parte 88

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¡Mis bellas florecillas!

Hoy descubriremos secretos...

(para las nuevas que llegan a instagram, hay foto de Dietrich y del palillo con tetas, pero tendréis que buscar en fotos más atrás de mi perfil, las recientes son las de Margarita, Adriana y Adolph) y por supuesto de nuestro amado Bohdan y nuestra bella Celeste

Os recuerdo que me encontraréis por phavyprieto

—Disculpadme, creo que llego tarde —escuché en esos momentos, pero para mi desgracia no se trataba de Bohdan muy a mi pesar

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—Disculpadme, creo que llego tarde —escuché en esos momentos, pero para mi desgracia no se trataba de Bohdan muy a mi pesar.

—Llegas justo a tiempo querido sobrino —contestó el rey Maximiliano con una vaga sonrisa y le indicó ocupar el asiento vacío de Bohdan, dando así por hecho que éste no vendría.

—¡Oh, que descortés por mi parte! —exclamó antes de acercarse—. Soy Dietrich Christopher Adolph Helbert a su servicio.

Vi como Dietrich observaba a mi familia y finalmente centraba su atención en mi hermana.

«Como le toques un solo pelo de la cabeza, te corto el cuello y lo que no es cuello también» susurré en una lengua inteligible.

—Es nuestro primo —aclaró Margarita a mi familia, más concretamente a mi hermana.

—Ah, ¡Qué bien! —escuché que exclamó mi hermana Adriana y en ese momento se me miró y abrió los ojos aún más como queriendo expresar algo.

—Ni se te ocurra —dije en silencio únicamente moviendo los labios, pero ella solo hizo un movimiento de encogimiento de hombros.

Ni de coña iba a permitir algo entre ese... ese... bribón y mi hermanita. ¡Ni hablar! Primero porque sepa dios cuantos años le sacaba él a ella y segundo porque si no había tenido escrúpulos algunos en meter a dos ex novias de Bohdan en su cama, ¿Qué moralidad le quedaba a ese hombre?

«Antes le corto los testículos si hace falta»

—Imagino que ustedes deben ser los padres de Celeste y esta hermosa joven su hermana, ¿no? —mencionó Dietrich sin apartar la vista de ella.

¡Será cretino!, ¡Menudo descarado!

—Si —me adelanté a responder antes de esperar que ellos contestaran cuando se lo tradujeran—. Y es menor de edad —puntualicé secamente.

—¡Vaya!, ¡Quién lo diría! —exclamó asombrado y mirándome por primera vez—. Aunque dudo mucho que sea aún más hermosa cuando cumpla la mayoría de edad —añadió con una perfecta sonrisa volviendo a mirar a mi hermana.

«Dios dame paciencia porque juro que le descoyunto el cuello antes de que sirvan el primer plato»

Noté el rubor en las mejillas de Adriana en cuanto le tradujeron lo que él le había dicho y por suerte no respondió. Tendría que tener una larga charla lo suficientemente extendida con ella más tarde... las adolescentes y sus hormonas son demasiado variables como para que ese cerdo con patas le robe el corazón.

De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora