~?Karma... mátame!~ Y el karma me diría: No me culpes de lo que te pasa por imbécil.
Mi madre siempre dice que todo lo que nos ocurre en la vida es por una razón, que es nuestro "destino"
??Si creo en el destino??
-?Y un cuerno ! -Eso es lo que pi...
¡Ahora sí florecillas! Esta es la parte 103 que recibí cientos de mensajes en el capítulo anterior porque me equivoqué al nombrarlo jejeje
¡Que lo disfrutéis!, ¡Solo quedan tres capítulos más!
(No están escritos, así que no me pidáis que los suba hahaha)
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Parpadeé unas cuantas veces antes de lograr vislumbrar algo mínimamente nítido. Estaba en un lugar oscuro, mas bien poco iluminado y con la sensación de humedad constante, ligeramente a moho... de hecho aquel olor me recordó a una excursión que hice de pequeña con la escuela a las cuevas de Nerja, en Málaga; ni siquiera sabía porqué se me venía a la mente ahora algo de hace casi veinte años.
En el instante en que intenté mover las manos, pude ser consciente de que no podía hacerlo y una sensación de agobio me entró cuando forcé las muñecas que parecían estar maniatadas a mi espalda y me percaté que permanecía atada también por los tobillos.
—Pero, ¿Qué demonios? —exclamé en voz alta sin poder remediarlo y en un perfecto español porque no me salía maldecir en otro idioma, ¡Qué carajos!, ¿Dónde narices estaba? Pensé mirando a mi alrededor y no reconociendo el lugar, aunque la verdad es que se parecía bastante a las mazmorras de palacio, ¿Estaría en una parte menos cuidada de ellas? Se podían apreciar algunos charcos de agua y como si hubiera goteras en el techo. Aquel cuartucho en el que me encontraba estaba iluminado con una sola bombilla colgando sin lámpara ni nada y no había puertas, solo una enorme reja que apenas me permitía ver mucho más allá por la oscuridad.
Entonces recordé la última imagen en aquel pasillo tras la noticia de que Bohdan y yo ya no estábamos casados y aquella sensación inquietante de tener a alguien justo detrás se hizo presente en el momento que sentía como me tapaban la boca hasta perder la consciencia. La sensación de que mi cuerpo me abandonaba me hacía creer que me moría, aún recordaba la impotencia de no poder luchar para mantenerme despierta al igual que ahora la sentía al estar maniatada a aquella silla.
—¡Socorro! —grité con todas mis fuerzas y noté que tenía la garganta reseca—. Agua... quiero agua... —susurré.
—Nadie vendrá a ayudarte —dijo una voz saliendo entre las sombras hasta percatarme de su presencia.
Un hombre con vestimenta de sirviente me miró fijamente de forma inquietante, su cara me sonaba, de hecho, juraría que le había visto en más de una ocasión por palacio, pero apenas había reparado en su presencia... espera un momento, ¿No era el mismo que envió aquella nota para que acudiera a las mazmorras?
¡Era él!, ¡Joder!, ¡Seguro que también había sido el causante del gato muerto en mi habitación hacía tan solo unas horas! Y era lo suficientemente corpulento como para entrar y salir por aquella ventana de la habitación... pero, ¿A santo de qué hacía todo aquello?