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By ppaezgavi

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Olivia y Gavi se conocen prรกcticamente desde que llevan paรฑales, pero ยฟquรฉ puede cambiar en cuanto Gavi se va... More

P r o l o g u e
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E P I L O G U E
P L A Y L I S T
EXTRA 1
EXTRA 2

XLVII

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By ppaezgavi


Las cosas iban demasiado tranquilas y sinceramente lo agradecí.

Acababa de entrar en la semana doce, tres meses.

Había salido poco de casa porque sinceramente hacía demasiado calor como para salir.

Sira me preguntaba todos los días y lo agradecía.

Había insistido en que fuéramos a Sevilla para contarles a nuestros padres y también para saber el sexo del bebé con ellos.

La única que lo sabía era Sira.

Y me estaba poniendo nerviosa.

Cuando llegamos a Sevilla la gente empezó a saludarnos.

Gavi aparcó delante de la casa de sus padres y me miró.

– ¿Cómo estás?– preguntó.

– Muy nerviosa, no sé como van a tomárselo.

Gavi me dio una sonrisita y tras bajar del coche fue hasta mi puerta y la abrió.

Bajé con cuidado y vi a Gavi acariciar mi vientre.

Y como tantas veces, se agachó.

– Vas a conocer a los abuelos, no te extrañes si gritan ¿vale? Es porque van a emocionarse por tu llegada.

Lo miré sonriendo y después dio un beso.

– Venga, vamos allá.

Me agarró de la mano y entonces fuimos hasta la puerta.

Cuando se abrió mi madre me abrazó fuerte.

– Mi pequeña, ¿qué tal el viaje?

– Bien, un poco cansada.

Entramos y mi padre vino a saludarme al igual que Aurora, Pablo, la hermana de Gavi y Javier.

Aurora llegó hasta mí sonriendo.

– Que guapa tía, escúchame, tenemos que salir a tomar algo antes de que os vayáis. Que mi hermano es un egoísta, no quiere que te juntes con nosotros.

Vi a Gavi mirar a su hermana con los ojos entrecerrados y reí.

Nos sentamos a comer y al terminar, miré a Gavi y él asintió.

Así que me levanté y miré a todos.

– Gavi y yo queremos decir algo.

– ¿Qué pasa?– preguntó Aurora.

Le di una sonrisa y entonces me levanté la camiseta y acaricié el bulto.

– Estoy de tres meses.

Mi madre abrió los ojos y entonces vino corriendo hasta mí para darme un abrazo.

De pronto sentí que se acoplaba mucha gente y empecé a agobiarme.

Gavi se acercó y los fue separando.

– En media hora llega una caja enorme con globos de un color para saber si es niña o es niño.– dije sonriendo.

Sira había querido ser original y en vez de comprar los globos azules y rosas los había comprado grises y blancos.

Si salía gris era niño y si salía blanco era niña.

Justo como dije, tocaron al timbre y mi madre fue a abrir.

Llegó al salón arrastrando la gran caja y Pablo la puso sobre la mesa.

Vi a Aurora grabar y la miré riendo.

Llevamos la caja hasta el jardín y entonces Gavi y yo la abrimos.

Miles de globos grises empezaron a volar hacia arriba.

Gavi se puso a celebrar como un loco y después me levantó para darme un beso.

Me abrazó fuerte y sonreí mientras me limpiaba las lágrimas.

Aquella tarde tuvimos que despedirnos de todos porque Gavi jugaba por la noche, así que volvimos a Barcelona en un helicóptero.

Al llegar a Barcelona fuimos a casa y entonces Gavi fue a la ducha mientras yo me atiborraba a manzanas.

– Cariño, ten cuidado con comer tanto, luego te duele la barriga.

Asentí y me miró sonriendo.

– Tengo que irme.– dijo mirándome con una sonrisa.

Asentí sonriendo y se abalanzó sobre mis labios.

Después se agachó, le dio un beso a mi barriga y salió de casa.

Sira llegó un poco después y me dio un abrazo enorme.

– ¿Quieres que vayamos al partido?– preguntó mirándome.

– Claro que quiero, mini Gavi tiene que aprender desde pequeño.

Me miró sonriendo y entonces subí a ducharme.

Me costó la vida decidir que ponerme porque Sira quería que me pusiera un vestido blanco.

Aunque la idea de ir enseñando mi barriga por ahí me daba un poco de terror.

Finalmente acepté y me puse una camiseta de Gavi encima.

Al llegar al estadio Sira me dijo de ir a ver a los chicos antes de que salieran a calentar.

Así que fuimos al vestuario y vi a Gavi llegar hasta mí con una sonrisa.

– Estás preciosa.– murmuró y me dio un beso.

Le di una sonrisa.

– Buena suerte, te quiero.– dije y después nos fuimos.

Llegamos a las gradas y me senté soltando un suspiro.

– ¿Cómo llevas lo de estar embarazada?– preguntó Sira trayéndome Nestea.

– Sinceramente la cosa está bastante tranquila ahora mismo.

– Eso es hasta que empiece a dar patadas.

Asentí sonriendo.

– ¿Y qué tal con los padres? ¿Cómo se lo han tomado?

– Muy bien.– dije sonriendo.– Estaban tan contentos...

– Normal.

Sonreí y acaricié mi vientre con cuidado.

El partido empezó y ya veía a Sira de un lado a otro chillando.

Yo me reía mientras la observaba.

El partido acabó con una victoria para los chicos.

Cuando llegué a los aparcamientos fui hasta Gavi y él me levantó con una sonrisa.

– Lo habéis hecho genial.– dije sonriendo.

Me bajó y caminamos hasta el coche.

La gente le gritaba para que se parase a hacerse una foto y firmar.

Así que se acercó y firmó durante unos minutos.

Cuando llegamos a casa me volví a duchar, me puse el pijama y me tumbé en la cama.

Estaba agotada.

Y sinceramente no entendía porque.

No hacía nada.

Gavi llegó después con el pelo mojado y se tumbó a mi lado.

– ¿Estás cansada?

Asentí soltando un suspiro.

– Pues duerme.

Sonreí y cerré los ojos.

Después sentí sus manos acariciar mi vientre y luego dio un pequeño beso.

– Hola peque, aquí papá.

Escuché sonriendo.

– Hemos ganado un partido, he marcado un gol y os lo he dedicado a mamá y a ti. Vamos a hablar entre tú y yo porque mami está cansada y tiene que dormir para mantenerte ahí dentro. Que sepas que voy a apuntarte al fútbol cuando seas grande.

– De eso nada, miniGavi se queda con mamá.– dije sonriendo.

– Amor, es una conversación entre tu hijo y yo, tú duérmete.– murmuró sonriendo.

– No puedo, vuestra charla nocturna es demasiado interesante.

– Bebé, tu madre es una cotilla.– dijo mirando mi vientre.

Lo miré sonriendo y entonces llegó hasta mí y me besó.

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¿Qué hora es? La hora de las travesuras :)

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