抖阴社区

Capítulo 10

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—Creo que Olivia quedó noqueada.

Elise regresó a la cocina unos minutos más tarde. Supuse que habría ayudado a Oli a bañarse y vestirse, pues había algunos salpicones de agua en su vestido y su cabello se veía menos ordenado que un par de horas atrás.

—Me imagino. Estuvo jugando como loca. —Asentí, secándome las manos con el paño de cocina y volteando completamente hacia ella. Para ocupar el tiempo, había limpiado algunas copas, dispensado la basura en el cesto y llenado el lavavajillas con platos sucios.

—¿Qué haces? No tenías que ordenar nada. —Elise chasqueó la lengua, mirando alrededor y dándose cuenta de que no quedaba mucho por hacer. Lo más grosero estaba limpio, solo le quedaría ordenar más a fondo mañana.

—Está bien, no me molesta.

—Ya sé que no te molesta, no lo hubieras hecho si no. Pero no te invite para que seas la criada. —Me miró incrédula, aunque había dulzura su voz, y se sumergió en la heladera, de donde sacó dos botellas de cerveza. Destapó ambas y me alcanzó una—. Deja eso. Ven, siéntate.

Quizás debería haber declinado su invitación a beber, pues ya había tomado un par de botellas más temprano, pero no pude evitar hacer lo que me pedía. Encontraba irresistible la forma en que me hablaba; suave, comprensiva. Los mismos modos que había usado con mi padre, semanas atrás, ahora eran dirigidos hacia mí. Me tenía totalmente cautiva.

—De acuerdo.

Antes de tomar el primer trago, chocamos nuestras botellas.

—Oli estaba encantada con tu regalo —me dijo ella luego de un momento. En sus ojos había un brillo especial, una mezcla de gratitud y algo más que no podía identificar. Era tan hermosa que apenas podía dejar de verla.

Como pude, le sonreí.

—Gracias por haber venido... —Continuó ella, apartando su mirada de la mía—. Este es el primer cumpleaños que quiere festejar desde que su padre falleció. A decir verdad temía que sea un desastre.

Sentí compasión por ella; el tipo de compasión que te hace querer hacer lo posible para que las cosas le fueran más fáciles, menos trabajosas. Para que esté menos sola.

Estaba segura de que Elise se sentía así. O no me habría dicho nada de eso.

—¿Por qué sería un desastre?

—Pues no lo sé... —Elise dejó escapar un profundo suspiro y me sonrío. Estaba cansada pero también... Aliviada.

—¿Olí no tiene abuelos? —Me atreví a indagar, percibiéndola accesible. Había notado que hoy no había personas mayores entre los adultos pero, al no estar segura del por qué, había decidido no preguntar por ellos.

—Sí, tiene. Mis padres viven en Cleveland pero son un poco mayores para viajar tanto.

—Oh.

—Quizás vayamos nosotras a visitarlos en Año Nuevo.

—Eso sería muy lindo. ¿Y los abuelos paternos?

—También viven allí. Somos todos de Ohio, Daniel y yo nos mudamos después de graduarnos de la Universidad. —Me contó Elise, sin que yo le preguntara—. Pero nunca fuimos muy cercanos. Tampoco lo fueron con Oli.

En respuesta a sus palabras, mis cejas se arquearon. Con papá como ejemplo de abuelo para los mellis, y mis propios abuelos, que ya habían fallecido pero habían sido todo lo que podía haber esperado, me resultaba inconcebible imaginar algo distinto.

—¿En serio?

Elise simplemente asintió, por lo que decidí desistir de mi interrogatorio. Había aprendido a leer las señales que me daba cuando no quería hablar de un tema. Su vista se perdía en algún punto distante, su boca se ceñía en una sonrisa.

La distancia entre nosotras ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora