—¿Cómo demonios se te ocurrió hablar de eso frente a Olivia?
Eran más de las 11 pm cuando Elise y yo nos dirigimos a la habitación para conversar un poco más tranquilas. Olivia estaba dormida hacía ya un par de horas pero eso no había ayudado a que la incomodidad desapareciera.
Sintiéndome no solo como una intrusa en una conversación entre madre e hija, si no también sumamente desconcertada ante una situación de la cual no tenía idea qué decir ni cómo reaccionar, traté de mantener la calma frente a Elise; con poco resultado.
En el momento en que ella comenzó a hablar, exploté sin más.
—¿Es que acaso estás completamente demente, Elise?
—Por favor, Vanessa, ¿de qué rayos hablas? —me interrumpió, desabrochando su blusa y quitándose el pantalón.
Traté de no distraerme con toda la piel que ella me revelaba, con su cintura delgada y sus piernas largas mientras caminaba a su lado de la cama y buscaba su pijama a rayas debajo de la almohada. Me di vuelta y me cambié sin mirarla.
—Por supuesto que no hablé en frente de Olivia, ¿por quién me tomas? Seguramente me escuchó hablar con Cassie.
—¡Pues no lo sé! La niña estaba muy informada de cómo se hacen los bebés y... y... ¡Todo lo demás! —No sabía cómo explicarle que odiaba haber hecho esto sin ella, no haber hablado juntas con Oli y entre las dos contarle cómo era todo.
—Es una niña, Vanessa. No el eslabón perdido. Por supuesto que sabe de dónde vienen los bebés y "todo los demás" —bufó, pateando sus zapatos lejos de ella y luego dejándose caer sobre el colchón.
—No me hagas quedar como la villana de esta historia. —Me molestaba que diera vuelta la conversación. Por supuesto que Oli era una niña, y una muy inteligente por cierto. Pero yo no estaba hablando de eso—. ¿Cómo no se te ocurrió que ella algún día podría preguntar por nosotras?
—Es una niña —repitió, mirándome como si estuviera completamente loca—. ¿Qué crees, que estará quieta y callada como una planta esperando que yo la riegue, crezca y se convierta en una adulta?
—No seas condescendiente conmigo.
—No puedo prever en qué momento ella elegirá hacer una pregunta incómoda. Lo siento, pero no puedo. Esto es así, Vanessa. Este es el paquete completo.
—¿Piensas que estoy quejándome de ella? —Apreté el almohadón que tenía en mis manos, con unas ganas inmensas de golpearla con él. ¿Cómo se le ocurría?
Elise se incorporó de nuevo, sus ojos acusatorios—. Pues eso es lo que me estás planteando, ¿o no?
—¡No!
—¿Entonces qué es, Vanessa? Explícame, porque aún no puedo leer tus pensamientos.
Apreté los labios y abracé fuerte el almohadón, esperando encontrar cierta estabilidad en su blandura. Cosa que no sucedió. Explícame. Eso tenía que hacer. Simple—. ¿Por qué tuviste que esperar a que Olivia preguntara para decirle? ¿Por qué no pudimos hacerlo juntas?
Silencio. Era pesado y sepulcral sobre sobre nosotras; un manto helado nos invadió, hasta que ella volvió a hablar.
—Nessa, yo... —Elise se relajó inmediatamente pero no fue capaz de sostenerme la mirada por mucho tiempo. Frotó su rostro, el cansancio impreso en cada línea alrededor de sus ojos—. Lo siento de veras. Tienes razón... Sé que no es excusa, pero... No tenía idea cómo hablarle de nosotras; ni de mí y de su padre. No sabía cómo explicarle que esa imagen que ella tiene de nosotros ya no existe. No sabía por dónde empezar, si ella entendería, si lo aceptaría.
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La distancia entre nosotras ?
RomanceIncapaz de soportar el dolor de su corazón roto, Vanessa decide aceptar un empleo en la remota ciudad de Erie, Pennsylvania, donde espera recuperarse de los estragos emocionales producto de su fallida relación con Amanda. Pero sus esperanzas de no v...
