Hace a?os que la mirada de Chaeyoung se volvió fría como el hielo por culpa de las pesadillas, los malos sue?os y los recuerdos espantosos que se cuelan en su mente y no le permiten apenas respirar.
Hace a?os que Mina echó a un lado lo que más amaba...
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Trompeta, baile exótico en grupo por cuatro chicas vestidas de Santa Claus y malabares con melocotones son los talentos que han salido ya al escenario, precedidos y seguidos por aplausos de las personas entre el público. Hace rato que he dejado de mirar las actuaciones desde detrás de la cortina porque estaba empezando a ponerme muy nerviosa de ver que los demás parecían tan seguros de sí mismos que hasta he sentido de nuevo el impulso de salir corriendo.
Pero no lo he hecho.
Dejarme llevar por el miedo ya forma parte del pasado. Ahora, por mucho que desee huir y abandonar algo, si en el fondo sé que va a hacerme feliz, pienso seguir adelante. Con dudas y con temores, pero sin detenerme.
A decir verdad, no se trata solo de los nervios por salir al escenario y tener que tocar el piano delante de todas estas personas que no sé ni siquiera si recordarán el final de la última vez que actué aquí. También está el hecho de que no tengo ninguna noticia de Chaeyoung a pesar de que Yeri y Minho hasta se han pasado por los camerinos improvisados para desearme buena suerte.
No me he atrevido a preguntarles por la chica de los ojos de hielo, pero algo en la mirada oscura de la mayor me ha dado a entender que no ha logrado convencerla para venir al recital. Cuando nos hemos despedido y solo quedábamos mi madre, Sakura y yo, me he planteado enviarle de nuevo un mensaje a Chaeyoung en un intento por gastar mi última carta, pero al final he optado por no hacerlo.
Lo último que quiero es presionarla y que venga obligada. No estaría bien.
Cuando solo queda una persona por actuar delante de mí ―una chica va a cantar a’capella una versión de una película protagonizada por un grupo de chicas que compiten en este tipo de canto―, mi madre me abraza y me dice lo orgullosa que está de mí sin importar lo que ocurra ahí fuera. Sakura también se enrolla en mi cintura, y sentir el apoyo de ambas me da parte de la calma que necesitaba. Después, se van a sus asientos para esperar a que sea mi turno.
Abro y cierro las manos mientras las sacudo para librarme del sudor de los nervios y respiro hondo varias veces mientras me repito mentalmente que todo va a salir bien. Incluso si Chaeyoung no está conmigo sobre las tablas, nada puede ir mal porque yo sé que, ocurra lo que ocurra, el esfuerzo que me ha traído hasta aquí ha valido la pena, y esa es mi mayor recompensa.
―Y ahora Myoui Mina va a tocarnos un tema original al piano ―me anuncia la profesora de teatro antes de empezar a aplaudir en mi dirección con entusiasmo.
Por un momento, tengo la sensación de que se me han quedado las piernas clavadas al suelo y que no podré moverme, pero entonces mi cerebro actúa por su cuenta y, paso tras paso, llego frente al piano negro que han colocado en medio del escenario. Los aplausos cesan cuando todavía estoy acomodándome en la butaca, pero intento no mirar al público para no perder la concentración.