抖阴社区

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Los siguientes días fueron una tortura para Jisung. La ansiedad no lo dejaba ni un momento. Cada paso que daba por el pasillo, cada encuentro con los demás, se sentía como una amenaza. Y, aunque no lo mostraba, sus pensamientos se arremolinaban en su cabeza como un torbellino constante. Las risas de los demás, los murmullos a sus espaldas, todo lo llenaba de una incomodidad palpable, una sensación de estar fuera de lugar, de no encajar.

Hyunjin, que hasta ahora le había mostrado algo de simpatía, comenzaba a ignorarlo por completo. Ya no se cruzaban ni una mirada, y Jisung no sabía si eso era una consecuencia del comportamiento de Minho o si, simplemente, Hyunjin ya no quería involucrarse más en su vida. Lo que antes había sido un gesto pequeño, pero reconfortante, se había desvanecido. Ahora, cada vez que pasaba cerca de él, Jisung sentía la indiferencia de su compañero, y eso le dolía más de lo que estaba dispuesto a admitir. No le gustaba pensar que había perdido algo tan simple como la amistad de su compañero. Sin embargo, no podía hacer nada para detenerlo. Su presencia había dejado de importar a los demás, y ese vacío se apoderaba de su pecho cada vez que lo veía.

—Hyunjin… ¿por qué estás evitando hablarme?— pensaba Jisung en silencio cada vez que sus caminos se cruzaban sin intercambiar palabra alguna.

Por otro lado, Minho... Minho seguía siendo el Alfa impredecible. A veces lo ignoraba, lo trataba como si no existiera, y otras veces lo defendía con una intensidad que desconcertaba a Jisung. Era como si hubiera dos versiones de él: la fría y distante, y la ferozmente protectora. Cada vez que los alfas se acercaban a hacerle comentarios crueles o intentar burlarse de él, Minho intervenía con una mirada feroz, haciéndolos callar de inmediato. Nadie se atrevía a desafiar su presencia, ni siquiera cuando sus palabras eran cortantes y secas.

Una vez, cuando un grupo de chicos comenzó a reírse de Jisung en el pasillo, Minho intervino de inmediato.

—¿Acaso no tienen nada mejor que hacer que molestar a alguien como él?— dijo Minho con una voz tan autoritaria que todos se quedaron en silencio, sorprendidos por la fuerza en sus palabras.

—¿Qué pasa, Minho? ¿Te gusta proteger a los débiles ahora?— dijo uno de los chicos, un alfa de su grupo, burlándose mientras se cruzaba de brazos.

Minho lo miró fijamente, su rostro impasible pero con una tensión palpable.

—Ni te atrevas a decir algo más. Si vuelves a abrir la boca, te arrepentirás.— Su tono fue tan firme que el chico, sin decir más, dio media vuelta y se alejó, acompañado de los demás.

Pero lo más desconcertante para Jisung era esa sensación extraña que sentía cuando Minho lo defendía. Había algo, algo inexplicable, que lo conectaba con el Alfa, una especie de vínculo invisible que le resultaba confuso y perturbador. Cuando Minho lo miraba con esa intensidad, Jisung sentía como si el tiempo se detuviera por un segundo, como si hubiera algo más en esas miradas que simples palabras vacías. No entendía qué era, pero lo sentía en lo más profundo de su ser. Esa conexión lo confundía aún más, lo hacía cuestionarse si todo lo que estaba pasando tenía algún propósito.

—¿Por qué me defendía, Minho?— se preguntaba una y otra vez.

Jisung trataba de ignorarlo.

Es solo un Alfa. No me importa— se repetía una y otra vez, pero sus palabras no lograban calmar la agitación interna. Había algo en su interior, algo profundamente enterrado, que respondía a la cercanía de Minho, a su presencia dominante. Y lo odiaba. Lo odiaba porque no sabía qué hacer con esas emociones que despertaba en él. No puedo depender de él pensaba, pero las dudas lo perseguían.

Una tarde, mientras caminaba por los pasillos, con la mente sumida en esos pensamientos oscuros, Jisung no pudo evitar escuchar las risas de los otros alfas acercándose. Estaba cerca de su casillero cuando los vio. Changbin, Bangchan y algunos otros chicos de su grupo se acercaron, y Jisung, al verlos, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. No estaba listo para enfrentarlos.

—Oye, miren quién tenemos aquí, el pequeño Jisung,— dijo Changbin, acercándose a él con una sonrisa burlona.

—¿Te molesta si te damos un poco de atención?— continuó, su tono cargado de malicia.

Jisung no pudo responder, su garganta se cerró. Los ojos de los alfas brillaban con malicia, y no podía salir de ese círculo.

—Déjalo en paz,— murmuró Bangchan, levantando una mano para detener a Changbin.

Sin embargo, antes de que pudieran hacer algo más, Minho apareció. La tensión en el aire fue inmediata. Con un solo movimiento, Minho empujó a los alfas a un lado, sin ni siquiera mirarlos. Sus ojos estaban fijos en Jisung, pero su postura era la de alguien que no iba a permitir que lo tocasen.

—¿Qué parte de ‘no toquen a Jisung’ no entienden?— dijo Minho con frialdad, dirigiéndose a Changbin y Bangchan. Su tono era tan autoritario que los chicos no hicieron más que retroceder, sorprendidos por la fuerza en sus palabras.

—¿Qué te pasa, Minho?— preguntó Changbin con desdén, aunque la mirada de Minho lo hizo callar al instante.

—Lo defiendes. No es nada más que un Omega débil.— Changbin continuó, pero Minho lo miró fijamente.

—Ni te atrevas a decir algo más. Si vuelves a abrir la boca, te arrepentirás.— replicó Minho con tono feroz, y los chicos rápidamente se alejaron sin decir una palabra.

Minho lo defendió, una vez más. Jisung sentía una extraña calma dentro de sí, pero al mismo tiempo, un mar de emociones lo invadía. ¿Por qué lo hace? La conexión con Minho se hacía más clara, pero más confusa a la vez. Era como si hubiera algo entre ellos, algo que Minho no estaba dispuesto a nombrar, y Jisung tampoco sabía cómo lidiar con eso.

Minho sigue apareciendo, pero no para hablar. Solo para estar allí, observando, de alguna manera protegiéndolo. Y eso era más confuso que todo lo demás. ¿Por qué lo hacía? Jisung se encontraba a sí mismo mirando al Alfa con una mezcla de ansiedad y curiosidad, deseando saber lo que pensaba, lo que sentía. Pero Minho nunca se detenía a explicarlo. Era como si estuviera jugando un juego con él, uno que Jisung no entendía.

A veces, Minho lo miraba con esos ojos llenos de intensidad, como si estuviera a punto de decir algo, pero se limitaba a dar media vuelta y marcharse. ¿Por qué no me habla? Jisung sentía una punzada en el pecho cada vez que pensaba en eso. Sabía que algo extraño estaba pasando, pero no sabía cómo enfrentarlo.

En las clases, intentaba concentrarse, pero la ansiedad se apoderaba de él. En cuanto sentía el peso de las miradas, de los susurros, su cuerpo comenzaba a temblar sin poder evitarlo. La profesora llamaba su nombre y Jisung, sin darse cuenta, ya había estado mirando el reloj, deseando que el tiempo pasara más rápido. Quería escapar de ese lugar, de esos pensamientos, de esas personas que lo hacían sentir invisible, como si su única función fuera ser el blanco fácil de todos.

_____

Jisung no podía evitar frotarse la cabeza mientras caminaba por los pasillos. El dolor era constante, un punzón detrás de sus ojos que lo nublaba todo. Su estómago también le dolía, como si una presión lo aplastara desde dentro. Cada paso que daba parecía empeorar la sensación, y el malestar físico no hacía más que incrementar la ansiedad que ya lo envolvía. Cuando llegó a su casillero, apoyó una mano en la pared, tratando de calmarse, pero el mareo y el nudo en su estómago no cedían. Suspiró, cerrando los ojos por un momento, deseando que el día terminara y pudiera refugiarse en su habitación. La combinación del dolor de cabeza, el malestar estomacal y la constante angustia lo estaba desgastando más de lo que quería admitir.

Hasta que por fin la hora de salida llegó, salió disparado a su casa, sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento, su madre preocupada, le dio una pastilla para la migraña.

Esa noche no pudo ni pegar un ojo.

?˙???? ?? ???? ????? ?????? ??í?˙ ?°???????°?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora