One Piece: Científico de los Piratas de Barbablanca

De repente, Nami rompió a llorar desconsoladamente, con lágrimas que corrían incontrolablemente por sus mejillas.

Ver a Zoro caer, a Luffy encadenado, el monstruoso rugido de sacrificio de Chopper… fue demasiado.

Estuvo a punto de lanzarse imprudentemente hacia adelante, a luchar, a morir junto a ellos, pero un agarre firme en su brazo la detuvo.

—Nami, tenemos que retirarnos —dijo Robin con voz firme, inusualmente tranquila, pero la mano que sostenía a Nami temblaba ligeramente.

"Solo sobreviviendo podremos tener alguna esperanza de salvarlos." Su lógica era fría, brutal e innegable, sin dejar lugar a réplica.

"¡CHOPPER! ¡LUFFY! ¡SANJI! ¡ZORO!" Los gritos de Nami eran desgarradores, un alarido desesperado e impotente que se perdía entre los sonidos de la furia de Chopper.

Al final, Robin la arrastró a la fuerza hacia las caóticas calles de Water 7.

Así, en un cruel e inesperado giro del destino, la novata tripulación de los Piratas del Sombrero de Paja sufrió su primera derrota total y absoluta.

Al ver huir a las dos mujeres, Jesús Burgess frunció el ceño con un fugaz atisbo de preocupación en el rostro.

Se volvió hacia su capitán.

"Capitán, ¿qué pasa con esos dos? ¿Deberíamos perseguirlos?"

Teach soltó una carcajada sonora y desdeñosa, con los ojos rebosantes de un desdén confiado.

“¡Zehahaha! No merecen nuestra atención.” Su tono denotaba una autoridad incuestionable, como si los fugitivos no fueran más que insectos insignificantes para él.

Luego desvió su mirada hacia Luffy, que estaba capturado y forcejeando, mientras un brillo frío y depredador relampagueaba en sus ojos.

"Nuestro objetivo es este mocoso. Capturarlo es la clave de todo el plan."

En ese momento, Doc Q se acercó cojeando en su caballo enfermizo, con un aspecto como si una fuerte brisa pudiera derribarlo.

—¿Y… qué hay de estos otros? —preguntó con voz baja y jadeante, señalando los cuerpos inconscientes de Zoro, Sanji y Franky.

"¿Los dejaremos aquí... para que mueran?"

De repente, Teach soltó otra carcajada maniaca, su voz rezumaba una crueldad oportunista.

¡Jajajaja! ¿Estás bromeando? No podemos desperdiciar tanto dinero de las recompensas. ¡Reúnanlos a todos! ¡Los dejaremos en la base de marines más cercana y cobraremos la recompensa!

Burgess parecía perplejo. "Capitán, ¿piensa usar el dinero de la recompensa para construir un nuevo barco? Nuestra balsa apenas se mantiene en pie."

Teach se burló, con un tono de mofa. "¿Construir qué? ¿Para qué construir un barco si el destino ya nos ha entregado uno?" Señaló con un dedo grueso el flamante y magnífico barco atracado cerca, con sus velas impecables y su madera reluciente.

"Simplemente usaremos el barco de los Sombrero de Paja. ¿No ves que ya está terminado?"

Al contemplar la hermosa embarcación, el ánimo de Teach se elevó de alegría.

“¡Por ​​fin!”, exclamó emocionado, “¡la suerte está de mi lado!”.

Ese momento le pareció la cúspide de su vida, la culminación de todas sus maquinaciones.

¡El tiempo apremia! ¡Zarpen inmediatamente hacia Marineford!

—¡Sí, capitán! —rugió su tripulación, irradiando en su semblante una nueva e inusual emoción.