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El grupo se encontraba frente a la entrada bloqueada de las minas. Jinx apartaba con fuerza las últimas maderas podridas, sus manos sucias y temblorosas mientras sus ojos, cargados de emoción contenida, no se despegaban del umbral oscuro.

Connor se acercó despacio, deteniéndose justo detrás de ella.

- Connor : ¿Estás segura, de haberlos traído?

Ella no respondió. Solo empujó otra viga a un costado, como si su cuerpo supiera qué hacer aunque su mente estuviera lejos, atada a ese último momento con Vander… a ese recuerdo que dolía más que cualquier herida.

Detrás, Isha se había quedado quieta, mirando hacia un costado. Había notado algo que los demás no.

Con una leve seña, les hizo detenerse. mientras miraba a Vi.

Vi fue la primera en acercarse, pero con una chispa de nostalgia encendiéndose en su mirada.

Allí, en la pared, Jinx alzaba el puño al cielo, rodeada de aves blancas que volaban libres sobre las ruinas de Zaun. El mensaje era claro… aunque no estuviera escrito con palabras: libertad.

Shay llegó al lado de Vi, con las manos en los bolsillos y una sonrisa irónica.

- Shay : No sabía que los zaunitas eran buenos haciendo garabatos.

Vi soltó un suspiro, uno cargado de peso.

- Vi : Eso no es un garabato… —dijo, apenas en un susurro

Connor giró levemente la cabeza, notando cómo Isha aún miraba a Vi.

Jinx, sin mirar atrás, finalmente retiró la última pieza. Un estruendo apagado acompañó su esfuerzo, y la entrada a la mina quedó abierta, respirando oscuridad y polvo.

Vi observó el grafiti por última vez, sus ojos cargados de algo que no solía permitir: emoción. Luego giró la cabeza hacia Jinx y Connor, aún confundida.

Connor, con una expresión de "yo qué sé", simplemente alzó los hombros.
Jinx, en cambio, no respondió. Ni siquiera volteó. Comenzó a adentrarse en las minas, con pasos decididos, como si el recuerdo de aquel lugar la arrastrara por sí solo.

- Jinx : Aquí fue donde lo vi por última vez… —dijo, su voz resonando en la oscuridad.

Connor encendió su linterna y siguió sus pasos.

- Connor : Será difícil rastrearlo… —murmuró, escaneando el suelo cubierto de escombros. Entonces un sonido suave y rítmico interrumpió su búsqueda.

Isha estaba a unos pasos detrás. Había comenzado a aplaudir, lenta pero firmemente. Su rostro se mantenía serio, pero sus ojos atentos.

Aquel eco… activó algo.

Las paredes a su alrededor comenzaron a iluminarse con un resplandor tenue.