ＧＯＬＤＥＮ →ＢＴＳ ?

La lluvia golpeaba las ventanas del café con un ritmo constante, como si la ciudad estuviera marcando el compás de una melodía silenciosa. Namjoon apenas levantó la vista de su libro cuando la campanilla sobre la puerta anunció la llegada de alguien más. No necesitó mirar para saber quién era.

—No puede ser que todavía estés con eso.— la voz femenina se coló entre el sonido de la lluvia y la suave música de fondo.

Namjoon sonrió de lado, sin apartar la vista de las páginas.

—¿Con qué exactamente?

—Con esa manía tuya de leer mientras el mundo gira a tu alrededor.— ella se dejó caer en la silla frente a él, sacudiéndose la humedad del cabello.

—Y tú con esa manía de interrumpirme cada vez que intento hacerlo.

—Alguien tiene que salvarte de ti mismo.

La miró por fin, encontrándose con esos ojos que siempre parecían contener más emociones de las que su boca se atrevía a confesar. La conocía demasiado bien. Sabía que su presencia no era casual.

—¿Qué quieres, Jiwon?

Jiwon sonrió con picardía, apoyando los codos en la mesa y sosteniendo su rostro entre las manos.

—Pasar tiempo contigo.

Namjoon cerró el libro con calma, midiendo sus palabras. Jiwon era un caos en su vida ordenada. Aparecía y desaparecía sin previo aviso, llenándolo de momentos intensos y luego dejándolo con más preguntas que respuestas. No era que no le gustara... era que nunca había entendido cómo encajarla en su mundo estructurado.

—¿Y por qué siento que hay algo más detrás de eso?

Ella rió, una risa ligera pero con un trasfondo que él no supo descifrar del todo.

—Porque me conoces demasiado bien.

Namjoon esperó. Sabía que ella nunca iba directo al punto. Le gustaba jugar con los silencios, con los espacios entre palabra y palabra. Era su forma de controlarlo.

—Necesito un favor.— soltó al fin, dibujando círculos invisibles sobre la superficie de la mesa —Y antes de que empieces a decir que no, escúchame.

Él arqueó una ceja, divertido.

—Todavía no he dicho nada.

—Pero lo ibas a hacer.

—Tal vez.

Jiwon se inclinó un poco más hacia él, su perfume envolviéndolo en una mezcla de dulzura y audacia.

—Voy a mudarme de apartamento, pero el contrato de mi nuevo lugar no empieza hasta la próxima semana. Necesito un sitio donde quedarme por siete días.

Namjoon parpadeó.

—¿Siete días?

—Solo siete. Prometo no ser una molestia.