El sonido del encendedor resonó en la tranquila noche de Seúl. Jungkook dejó escapar el humo lentamente, disfrutando del breve momento de paz que le brindaba la madrugada. La brisa nocturna se mezclaba con el aroma del tabaco, y la tenue luz de las farolas iluminaba la entrada del lujoso hotel en el que se hospedaban.
A su lado, Isla cruzó los brazos, observándolo con una mezcla de desaprobación y diversión. La joven modelo llevaba una chaqueta oversized y unos pantalones deportivos que contrastaban con su usual estilo elegante. Sus ojos claros se clavaron en Jungkook con intensidad.
—¿Te das cuenta de que no eres nada discreto?— preguntó con tono seco, inclinando ligeramente la cabeza.
Jungkook, con el cigarro entre los labios, sonrió de lado.
—¿Y desde cuándo me importa ser discreto?— exhaló el humo hacia arriba, sin apartar la vista de ella.
—Desde que eres Jungkook de BTS y hay al menos media docena de cámaras apuntándote ahora mismo.— dijo, señalando discretamente hacia la acera de enfrente.
Jungkook giró la cabeza con calma y, efectivamente, distinguió a un par de figuras sospechosas escondidas tras los arbustos. No pudo evitar reírse entre dientes.
—Ah, joder…— sacudió la cabeza, llevándose el cigarro a la boca una vez más —¿sabes qué es lo mejor de esto?
Isla suspiró, ya conociendo la respuesta.
—Déjame adivinar… ¿Te parece divertido?
—¡Exacto!— exclamó con entusiasmo, sacando el móvil para hacer una foto de los paparazzi a escondidas —¿No te da risa imaginar sus titulares mañana? "¡Jungkook de BTS fumando a las tres de la mañana! ¿Qué oculta?"
—Idiota…— murmuró Isla, rodando los ojos.
Él se giró hacia ella con una sonrisa traviesa y una ceja arqueada.
—¿Qué? ¿No te gusta la idea de ser la novia del nuevo escándalo? Tal vez deberías fingir que no me conoces.
—Créeme, lo intento.— dijo con sarcasmo, pero no pudo evitar sonreír.
Jungkook rio entre dientes y tiró la colilla al suelo, apagándola con la suela de su zapato. Luego, sin previo aviso, rodeó la cintura de Isla y la acercó a él.
—Sabes que me amas.— susurró en su oído, con ese tono provocador que la volvía loca.
—Y también sé que en este momento te matarían si alguien escuchara esa voz que acabas de ponerme.— respondió ella, empujándolo suavemente —Vamos adentro antes de que termines en tendencia por algo más que fumar.
—Aww… pero si estamos teniendo un momento tan bonito aquí fuera.
—No es un momento bonito, es un desastre esperando ocurrir.
Jungkook la miró con fingida tristeza y luego suspiró dramáticamente.
—Está bien, pero solo porque lo dices tú.
Le guiñó un ojo y la tomó de la mano, caminando hacia la entrada del hotel con la certeza de que la noticia de su pequeña travesura ya estaba circulando por internet.
Lo que no esperaba era lo que encontraría al revisar su móvil minutos después.
Jungkook e Isla cruzaron el vestíbulo del hotel sin prisa, con las manos entrelazadas como si la escena de afuera no hubiera sucedido. Aunque ambos estaban acostumbrados a las cámaras y los rumores, Isla sabía que la diferencia estaba en cómo Jungkook los enfrentaba. A él le divertía, mientras que a ella le agotaba.
—¿Sabes qué es lo peor?— dijo Isla mientras subían en el ascensor —Que mañana seré la novia tóxica que te regaña por fumar.
Jungkook soltó una carcajada, apoyándose contra la pared del ascensor.
—¡Oh, sí! "Modelo extranjera intenta controlar a Jungkook, pero él sigue siendo un alma libre".
—Te estás riendo de mí, ¿verdad?— arqueó una ceja, dándole un leve codazo en las costillas.
Él fingió un gesto de dolor y luego la abrazó por la cintura, atrayéndola hacia él con una sonrisa.
—A ver, Isla… en serio, ¿por qué te estresas tanto por estas cosas?— preguntó en un tono más suave, mirándola fijamente —Esto pasa todo el tiempo.
—Porque no quiero ver estupideces sobre ti en Twitter cada dos minutos.— murmuró ella, desviando la mirada —Me da rabia que la gente se meta en cada cosa que haces.
Jungkook suspiró, apoyando su frente contra la de ella.
—¿Y si te digo que no me importa?
—Lo sé… y eso es lo que más me jode.
Antes de que Jungkook pudiera responder, la puerta del ascensor se abrió y caminaron hasta su habitación. Isla pasó primero, tirando su chaqueta en el sofá, mientras Jungkook sacaba su móvil del bolsillo.
—¿Qué?— soltó de repente, con una mezcla de sorpresa y diversión.
Isla se giró hacia él con el ceño fruncido.
—¿Qué pasa?
—Mira esto.
Jungkook le mostró la pantalla. La foto de él fumando ya estaba en Twitter, pero lo que más les llamó la atención era el trending topic que lo acompañaba: #JungkookBadBoyEra.
—Oh, por favor...— Isla se cubrió la cara con las manos —dime que esto es una broma.
Jungkook, lejos de estar molesto, se echó a reír.
—¡No puede ser!— dijo entre carcajadas —¡Mírame! Parezco un personaje sacado de un dorama barato.
Isla se acercó para leer algunos tweets.
—"No puedo creer que Jungkook fume, mi corazón está roto"… "Esto solo lo hace más sexy, lo siento"… "Jungkook en su era de chico malo, definitivamente estamos ganando".
Jungkook la miró con una sonrisa arrogante.
—Oye… la última no está tan mal.
Isla lo fulminó con la mirada.
—Tienes problemas.
—Vamos, esto es hilarante. ¿Debería responder algo?
—No, definitivamente no.
—¿Ni siquiera un "Me veo guapo, ¿no?"?
—¡No!
Jungkook suspiró, pero aún con una sonrisa en los labios. Se dejó caer en el sofá, apoyando la cabeza en el respaldo y mirando a Isla con una expresión entre divertida y tierna.
—Te preocupas demasiado por mí, Isla.
Ella cruzó los brazos, observándolo por un momento antes de acercarse.
—Porque alguien tiene que hacerlo.
Jungkook la tomó de la cintura y la hizo sentarse a horcajadas sobre él.
—Eres demasiado seria a veces.— susurró, deslizando las manos por sus muslos.
—Y tú eres un desastre la mayoría del tiempo.— respondió ella, rodeando su cuello con los brazos.
—Pero me amas.
—Por desgracia.
Jungkook rió bajo, inclinándose para rozar sus labios con los de ella.
—Entonces… ¿ya no estás enojada?
Isla suspiró.
—No es enojo, es frustración.
—¿Porque fumo?
—Porque no me gusta ver cómo la gente se aprovecha de cualquier cosa para hablar de ti.
Jungkook la miró fijamente por unos segundos antes de hablar.
—Siempre van a hablar, Isla. Pero lo único que me importa es lo que pienses tú.
Ella presionó los labios en una fina línea, sabiendo que él tenía razón.
—Entonces, si dejo de fumar…— dijo Jungkook, con un tono juguetón —¿recibiré una recompensa?
—No empieces…
—¿Un besito tal vez?
Isla intentó mantenerse seria, pero al final terminó sonriendo.
—Eres imposible.
Jungkook sonrió triunfante antes de besarla.
El beso de Jungkook era pausado, con ese toque juguetón que lo caracterizaba. Isla, a pesar de su frustración anterior, no pudo evitar corresponderle. Sus labios se movieron con una sincronía que solo los años de relación podían construir. Sin embargo, justo cuando Jungkook intentó profundizar el beso, Isla se apartó con una mirada acusadora.
—Ni creas que con esto se me olvida lo que pasó abajo.— murmuró, entrecerrando los ojos.
Jungkook ladeó la cabeza, fingiendo inocencia.
—¿Te refieres al hecho de que el mundo ahora me ve como un chico malo extremadamente sexy?
—¡Jungkook!— Isla dejó caer su frente contra su hombro, fingiendo desesperación —¿Por qué tienes que ser así?
Él rió bajo, rodeándola con los brazos.
—Porque me gusta ver cómo intentas mantenerte seria y terminas rindiéndote a mis encantos.
—¿Encantos?— Isla se enderezó, mirándolo con una ceja arqueada —Lo llamaría más bien tu irritante nivel de confianza.
Jungkook chasqueó la lengua.
—Lo llames como lo llames, aquí estás… sobre mí, en mi regazo, sin intención de moverte.
Isla frunció los labios y, en un acto de desafío, se levantó de un salto.
—Pues mira cómo sí puedo moverme.
Jungkook la miró con fingida traición.
—Eso fue cruel.
Ella se encogió de hombros, caminando hacia la mesita donde había dejado su móvil. Apenas desbloqueó la pantalla, un mar de notificaciones la recibió. Sus dedos se deslizaron por la pantalla, y su expresión se ensombreció levemente.
—¿Qué pasa?— preguntó Jungkook al notar su cambio de humor.
Isla suspiró, dándole el teléfono.
—Tu fandom está dividido.
Jungkook tomó el móvil y comenzó a leer algunos comentarios.
"¿Jungkook fumando? No puedo creerlo, esto me decepciona muchísimo".
"Déjenlo en paz, es un adulto y puede hacer lo que quiera".
"No importa si fuma o no, lo amo igual".
"Esto confirma que su novia lo tiene mal influenciado".
El último comentario hizo que Jungkook apretara la mandíbula.
—¿Otra vez con esta mierda?— resopló, arrojando el teléfono sobre la mesa —¿Por qué siempre te meten en esto?
Isla se cruzó de brazos, apoyándose contra el mueble.
—Porque es más fácil culparme a mí que aceptar que su idol perfecto es un humano con hábitos normales.
Jungkook se pasó una mano por el cabello, frustrado.
—Esto es una locura…
—Lo ha sido desde el primer día que empezamos a salir.— Isla esbozó una sonrisa cansada —Y tú lo sabes.
Jungkook se levantó y se acercó a ella, apoyando las manos en la mesa a ambos lados de su cuerpo, atrapándola entre sus brazos.
—No me gusta que te ataquen por mi culpa. Lo siento mucho.
—Lo sé,— susurró ella —pero estoy acostumbrada, no tienes que pedirme perdón.
—No deberías estarlo.
Ella suspiró y levantó una mano para acariciar su mandíbula con suavidad.
—¿Y qué vas a hacer al respecto, Kook? ¿Hacer un live diciendo que me tienes tan dominada que en realidad soy tu sumisa y no al revés?
Jungkook rió ante su sarcasmo y apoyó la frente en su hombro, relajándose un poco.
—Isla… solo tú puedes decir algo así en un momento como este.
Ella rió también, envolviendo su cuello con los brazos.
—Si no me rio de esto, terminaré enojándome de verdad.
Jungkook levantó la cabeza y la miró con ternura.
—Si hay algo que odio en serio es que piensen que tú tienes la culpa de lo que yo hago.
—Siempre lo harán. Es más fácil pensar que una mujer influenció a un hombre que aceptar que él toma sus propias decisiones.
Jungkook suspiró y la abrazó con fuerza.
—Si algún día me ves leer esos comentarios y tomármelos en serio, dame una patada.
—Hecho.
Se quedaron así por un momento, en silencio, solo disfrutando de la cercanía del otro. Hasta que, de repente, Isla habló con voz traviesa.
—Aunque ahora que lo pienso…
Jungkook levantó una ceja.
—¿Qué?
—Tal vez sí me gustas más con ese aire de chico malo.
Jungkook la miró fijamente y, de inmediato, una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.
—Isla… no me distraigas ahora.
Ella se encogió de hombros con fingida inocencia.
—¿Yo? Para nada.
—Oh, sí que lo estás haciendo.
Antes de que ella pudiera reaccionar, Jungkook la levantó y la cargó sobre su hombro con facilidad. Isla soltó un grito sorprendido, riendo mientras intentaba zafarse.
—¡Jungkook, bájame ahora mismo!
—Ni lo sueñes.
—¡Me estás secuestrando en nuestra propia habitación!
—Lo llamo justicia divina por provocarme.
—¡Eres ridículo!
—Y tú estás enamorada de mí.
Isla rió mientras Jungkook la llevaba hasta la cama, dejando claro que, sin importar lo que pasara fuera, dentro de su burbuja ellos seguían siendo los mismos de siempre.
•••
La noche avanzaba mientras la ciudad de Seúl brillaba bajo la ventana del hotel. Isla estaba tumbada en la cama, con la cabeza apoyada en una de las almohadas, mientras Jungkook salía del baño con el cabello húmedo, vistiendo solo unos pantalones de algodón negros.
—¿Por qué me miras así?— preguntó él, al notar su mirada fija en él.
—Porque me gusta verte así.— respondió Isla con una media sonrisa —Relajado y recién duchado.
Jungkook sonrió, acercándose a la cama y apoyándose sobre un codo a su lado.
—Entonces deberíamos encerrarnos más seguido en hoteles.
—No es mala idea.— susurró ella, deslizando una mano por su brazo tatuado desnudo.
Le encantaban demasiado sus tatuajes, era algo que lo hacía verse más increíblemente atractivo aún.
Jungkook la observó por unos segundos antes de inclinarse y besar su clavícula con suavidad.
—Sabes…— murmuró contra su piel —todavía no has dicho nada sobre mi era de chico malo.
Isla rió bajo, deslizando los dedos por su cabello húmedo.
—¿De verdad sigues con eso?
—Me gusta molestarte.
—Eso lo sé muy bien.
Jungkook levantó la cabeza y la miró fijamente, su expresión tornándose un poco más seria.
—En serio, Isla. ¿No te molesta todo esto?
Ella suspiró, acariciando su mandíbula con los dedos.
—Molestarme no es la palabra… solo me cansa. A veces me gustaría que pudiéramos ser una pareja normal, sin que todo lo que hagas o diga se convierta en un tema de debate.
Jungkook la miró con ternura y tomó su mano entre la suya.
—Lo sé. Y créeme que si pudiera darte eso, lo haría sin pensarlo.
Isla sonrió con tristeza.
—No cambiaría lo que tenemos, Jungkook. Solo desearía que fuera más fácil.
Jungkook deslizó su pulgar sobre su mejilla, su mirada cargada de emociones.
—No me importa lo que digan los demás. Lo único que me importa es que tú estés bien conmigo.
—Siempre estoy bien contigo.— susurró ella.
Jungkook sonrió y la besó con suavidad. Era un beso pausado, profundo, de esos que transmitían más que cualquier palabra. Isla enredó los dedos en su cabello, acercándolo más, mientras Jungkook la rodeaba con sus brazos, como si quisiera grabar ese momento en su piel.
—Me encanta cuando me miras así.— susurró Isla contra sus labios.
Jungkook sonrió contra su boca.
—¿Así cómo?
—Como si fuera lo único en lo que puedes pensar.
Jungkook la volteó con facilidad, dejándola debajo de él mientras la miraba con intensidad.
—Porque lo eres.
Y en ese momento, no importaban los paparazzi, los rumores ni las redes sociales. Solo existían ellos, en su propio mundo, donde todo era real y sincero.