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Pasamos toda la tarde hablando de nuestros sentimientos, de lo mal que nos sentíamos lejos y de que al final de todo estábamos destinados a estar juntos porque acá seguíamos después de todo. Nos amábamos, o al menos eso dijimos.
—Agus me pasó las cámaras de su patio para que te muestre que yo lo fui a putear y él me besó... —dije agarrando mí celular.
Él sólo puso su mano encima de mi celu y me miró serio.
—¿Vos no lo querías besar?
—No quiero besar a nadie más que no seas vos —me acerqué y le di un beso que lo hizo sonreír y él acarició mí mano.
—Yo confío en vos, no hace falta que me muestres nada... ¿Sabés? Te amo.
Fran me abrazó más fuerte, haciendo que me este quedando un poco sin aire.
—Sabés que hay bastante espacio en la cama... ¿No? —él se rió y me soltó, pero yo solo me acerqué un poco más.
Su cama era comodísima, encima que hoy estaba fresquito y podíamos estar acurrucados. Me sentía en el paraíso.
—Te debo una cena —le dije en voz baja.
—Vos no me debés nada, no fue tu culpa —sus manos fueron hasta mí cintura y sus labios se acercaron más a los míos—. Pero me podes compensar de otra forma...
—Franco están tus papás y tu hermana abajo... —estaba intentando aguantarme la risa, pero él solo me alejó.
—¿Quién dijo que me refería a eso? Sucia de mierda.
Los dos nos reímos y nos quedamos en silencio por un rato, los silencios entre los dos eran silencios cómodos, no nos molestaba estar viéndonos en silencio, yo admiraba cada parte de su cara de a poco. ¿Puede ser más hermoso?
