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𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗅𝗂 : 𝗉𝖾𝖽𝗂𝗋 𝗉𝖾𝗋𝗆𝗂𝗌𝗈 𝖿𝗆. 𝖿𝗋𝗂𝖾𝗇𝖽𝗌 𝗍𝗈 𝗅𝗈𝗏𝖾𝗋𝗌
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Desde que Olivia me dijo que sí se mudaría conmigo, mi felicidad se disparó.
Cuando llegué al predio, obviamente con una actitud muchísimo más alegre que de costumbre, no pude evitar recibir miradas de Facundo, pero no una mirada mala, si no que me miraba con una sonrisa.
La mañana pasó normal entre los entrenamientos y los ejercicios, yo hablé con todos como es de costumbre, con todos menos con Simón, después de Olivia ya no nos dirigimos la palabra.
—Me re alegra que siempre sonrías así después de verla a la gorda —me dijo Facundo mientras hacíamos un par de ejercicios.
—Gracias, amigo —le respondí sonriendo—. A mí me alegra que ahora ya estén bien, no me gusta que estén así de distanciados.
—Gracias a vos, boludo, si no me decías que ella se sentía así no se qué hubiese hecho...
Yo solo asentí y me quedé pensativo, no sabía si era el momento de decirle que quería comprar una casa y que invité a su hermana a vivir conmigo. No sabía cómo se lo iba a tomar porque sé que aunque ahora lo disimula muchísimo más que antes, sigue siendo el típico Facundo protector y celoso con su hermana, y yo no creo que la deje ir así de fácil.
O capaz me equivoco. Capaz que se alegra y me dice que si al toque, porque yo todo este tiempo además de querer ser el mejor para Olivia, trataba de demostrarle a él que yo no quería hacerle mal a su hermana y que de verdad la amaba.
—¿Estás bien? —me preguntó, apoyando una mano en mi hombro.
—Si, si, ¿ahora en un rato te puedo decir algo?
—Dale, dale...
Algo en su mirada me dió a entender que le asustaba un poco eso que le tenía que decir.
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Un rato después, cuando por fin pudimos descansar de los entrenamientos, yo estaba tomando un poco de agua hasta que lo vi en la cancha, solo y boludeando con una pelota. Fue ahí cuando supe que ese era el momento para plantearle lo que quería.
Me acerqué de a poco y con la cabeza agachada, sintiéndome igual de nervioso que las primeras veces que mosotros hablamos después de que yo haya besado a Olivia.
Él cuando vió que yo me acercaba pateó la pelota hacia otra parte y sonrió algo forzadamente.
—¿Qué necesitas decirme? —preguntó con una voz tranquila, aunque se notaba en su actitud que estaba tenso.
—Eh... —no sabía cómo empezar, ¿cómo le digo que me quiero mudar con su hermana?—. Esto ya lo hablé con Olivia, igual...
—Okey...
—Yo quiero comprar una casa, ¿viste? Tengo que hacer un montón de papeleo porque tengo 17, ya sé, pero no voy a eso... —cuando empecé a hablar jugué un poco con mis manos y trataba de sonar serio—. Y... Le pregunté a Olivia si quería venir conmigo...
Él se quedó quieto, se quedó parado mirándome con una expresión seria y a su misma vez confundida. Yo no sé que estaba pasando por su mente, no sé, sinceramente, pero yo estaba al borde de volverme loco. Me iba a decir que no, me iba a decir que soy un ansioso y un apresurado.
—¿Vos me estás pidiendo permiso para llevarte a mí hermana? —su voz también era seria, más gruesa que de costumbre.
Tartamudee un poco, no sabía qué responderle porque justamente eso le estaba pidiendo, pero por la forma en la que me lo preguntó, era como si un no era lo único que iba a recibir como respuesta.
—Vos a mí no me pidas permiso, ustedes dos son libres de hacer lo que quieran, yo me alegro de que sean felices y si se quieren mudar entonces... Felicitaciones.
Facundo se acercó a mí y me abrazó, sus manos me palmearon la espalda y después se separó. Fue un abrazo, y rápido, pero yo sonreí cuando me lo dio porque se lo notaba que claramente estaba fingiendo estar completamente de acuerdo, en sus ojos se veía que estaba celoso.
—¿No te molesta que me ame más a mí? —pregunté a modo de chiste y con una sonrisa, solo para hacerlo enojar.
Él rápidamente sonrió y me pegó en la nuca, yo sabía que por más que haya sido en chiste le molestaba igual.
—Que tóxico que sos...
—Soy su hermano, me prefiere y me ama a mí, yo jugaba a la casita del té con ella, vos no —los dos empezamos a caminar al rededor de la cancha, con una tensión mucho más leve que antes.
—¿Y con tus sobrinos también vas a jugar a la casita del té?
Facundo se giró y me miró con el ceño fruncido, yo me reí y le dí un codazo suave para hacerle saber que solo lo estaba jodiendo.
—Si, si, hacete que ayer tuvimos que comprar dos test, llegaban a dar positivos y ahí si iba a tener que prepararme para jugar a la casita el té.
Yo sonreí, imaginarme a Facundo jugando con mis hijos era algo que me daba más ternura que risa, es la vida que siempre quise, con la familia que siempre quise, porque aunque todavía no sea muy cercano a él, la confianza que le tenía era increíble, y me sentía muy feliz de que no solo él, si no también sus papás me hayan aceptado, que me consideren bueno para Olivia era muchísimo más que un halago.
—Quedate tranquilo que si en algún momento queda embarazada sin que lo esperemos, yo me voy a encargar de que todo salga bien —dije con más suavidad de la que esperaba.