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Casi todos se habían pasado de copas.
Yo por suerte me mantuve un poco en el márgen porque soy menor y es mi cumpleaños, pero personas como mi papá por ejemplo estaban a 1 trago de desmayarse.
No puedo decir que la estaba pasando mal porque para ser sincera estoy disfrutando esto mucho más de lo que esperaba, no me quejo si a partir de ahora me empiezan a celebrar todos mis cumpleaños.
Miraba a todos disfrutar de la fiesta, cada uno metido en su propio mundo, pero yo necesitaba un poco de aire porque no estoy tan acostumbrada a las multitudes, así que subí las escaleras y me quedé ahí afuera mirando el cielo.
—Feliz cumpleaños —dijo alguien al lado mío.
Cuando me giré para ver quién era, vi a Santiago con una sonrisa algo apenada. No tenía ganas de verlo, no tenía ganas de tenerlo cerca pero tampoco tenía ganas de ser tan forra porque estaba de buen humor y quería disfrutar de mí fiesta.
—Gracias —le respondí con una sonrisa forzada.
Él también estaba bastante borracho, y eso no me gustaba mucho que digamos.
—Escuchá... Ya sé que no me querés ni ver pero quiero explicarte las cosas como se las expliqué a Franco.
¿?
¿Explicar qué?
—¿A mí? ¿Para qué me vas a explicar las cosas, Santiago? Las cosas tienen que estar bien con Franco que es tu compañero, yo no te veo seguido como para que me tengas que explicar las cosas. Además no hay nada que explicar.
—¡Si que hay! —me insistió, acercándose un poco más a mí, e instintivamente me alejé—. Perdón... Yo no mandé a Tamara a que bese a Fran... Ella está mal de la cabeza y lo sabés bien, pero yo te juro por todo lo que quieras que yo no la mandé a que lo bese.
Se lo veía... ¿Sincero?
Sé que el alcohol le pega de forma distinta a las personas, pero la última vez que lo vi borracho no se portaba así. Esta vez era distinto, no me obligó a besarlo, no, ahora se hacía el sincero.
—Todavía me gustas pero no voy a hacer nada porque sos feliz con Franco y lo respeto... Él es un pendejo de 10 en todos los aspectos y vos sos perfecta para él.
Todavía me gustas.
Definitivamente este chabón está mal de la cabeza, es igual que Tamara. ¿Cómo le podés decir a la novia de tu amigo que te gusta? Y más después de todo lo que pasó.
Jamás voy a entender qué pasa por su cabeza, pero no tenía ganas de escucharlo más así que me fui lo más rápido que pude de ahí, mientras escuchaba cómo él me decía cosas como "Para", "No lo quise decir así" o "No me malinterpretes".
Yo no iba a escuchar más sus boludeces.
Cuando bajé la escalera lo primero que vi fue a Facundo bailar bachata con Valentín.
No sé por qué voy a otra parte y las cosas se ponen bizarras.
A Valen se lo veía divertido, colorado de la vergüenza pero a la misma vez un poco incómodo. Y Facundo... ¿Qué decir de mí hermano? Cuando toma adopta otra personalidad.
Más que una situación de risa, era como una oportunidad para salvarme a mí y a Valen.
Agarré del hombro a mí hermano y lo alejé del chiquitín, pero Facu pensó que yo quería bailar así que me agarró las manos y me empezó a sacudir para todos lados.
—¡Dale, Gorda, ponele onda! —dijo y yo podía sentir su aliento a todos los tipos de alcohol que habían en la fiesta.
—¡Para, boludo! Te tengo que pedir algo...
Él seguía con ese aire de fiesta, como si no tomara consciencia de mis palabras.
—Inventá la excusa que sea pero sacalo a Simón —y cuando dije eso se le activó el chip.
—¿Te hizo algo? ¿Qué mierda te dijo ahora ese pelotudo? Yo te juro que a ese chabón le voy a dar vuelta la cabeza de una piña...
Facundo enojado + borracho no es una buena señal.
—Me dijo que todavía le gusto pero que no iba a hacer nada porque no sé qué... Pero no hagas nada, hace que se vaya nomás.
Por la forma en la que me miraba sabía que iba a hacer de todo menos que se vaya de una forma tranquila.
Si Facundo de por sí es medio tóxico, borracho es el triple y siempre hace cosas que se le van de las manos.
—Facundo, en serio te hablo, no hagas nada.
—Amor, ¿todo bien? —me preguntó Fran poniendo una mano en mi cintura.
Gracias Dios por salvarme de esta desgracia.
Aunque no sé si me salvó porque literalmente Fran decidió que venga, o sea yo le dije que si quería que lo invite y lo terminó invitando.
—Fran, ¿podés hacer que se vaya Santiago, porfa? —y con él también, digo eso y se le activa el chip.
—¿Qué te hizo? —Fran lo empezó a buscar con la mirada y yo solté un suspiro.
—Está allá afuera. Dijo que le gusto pero que no iba a hacer nada y no sé, no me quiero acordar porque me voy a poner de mal humor —le expliqué, desviando mí mirada hacia la escalera y justo él estaba bajando.
Fran no me dijo nada, solo me soltó y se fue directo hacia él. Santiago me miró con una cara de "me va a matar, ¿no?" y desde mi lugar pude ver cómo Franco le empezaba a decir 300.000 cosas, pero de mala forma, seguro lo estaba mandando a la mierda de todas las formas posibles.