Lentamente Mastantuono fue despertando, sus ojos se abrían de a poco y fruncía el ceño, como si todas las horas que había dormido abrazado a su novia no fueron suficientes, se estiró con fuerza y la primera imagen con la que se encontró fue a Olivia haciéndole mimos.
—Buen día, hermosa... —murmuró a mitad de un bostezo, como si hubiese olvidado lo importante de ese día.
Con una sonrisa, Olivia se levantó de la cama sin decirle nada y se fue, así sin más.
Franco, que recién se despertaba, no entendía mucho lo que estaba pasando, por eso, creyendo que ella estaba enojada por algo, se frotó los ojos y se sentó en la cama, frunciendo su ceño.
—¿Oli? —preguntó confundido.
La colorada volvió a entrar por la puerta, pero con una bandeja de galletitas en la mano y en la otra muchas bolsas de regalos que le había preparado a él.
—Felices 18, mí amor —lo felicitó con una sonrisa enorme.
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Mastantuono estaba llorando en la cama, después de leer la carta que le había escrito su novia y haber abierto todos los regalos, se dió cuenta de que la mujer que tenía en frente no era cualquier mujer, se había dado cuenta de que ella no era cualquiera. La última frase que había en la carta de ella lo había derrumbado.
“Me siento mucho más que feliz y orgullosa de poder decir que vos vas a ser mí esposo y el papá de mis hijos„
Toda la vida que había querido por muchos años estaba enfrente suyo, todo lo que quería experimentar estaba en una persona y esa era Olivia, que siempre lo sorprendía de alguna forma u otra, y que por más de que discutan, siempre que ella se disculpaba no podía evitar resistirse.
Normalmente no lloraba, no le gustaba mostrarse frágil o sensible, pero las cosas que ella le había regalado eran demasiado para él.
Olivia había ido a poner las cosas del mate porque él siempre que se levantaban quería eso: mates. Y ese día no iba a ser la excepción. Pero cuando la colorada entró a la habitación, se encontró con la imagen de su novio sacándose las lágrimas de los ojos y tapándose un poco para que ella no lo vea.
El corazón de ella se derritió al verlo de esa forma, así que dejó las cosas sobre la mesa de luz que tenían y abrió las sábanas para acostarse sobre él y darle un fuerte abrazo.
—No quise hacerte llorar, perdón... —se lamentó, apoyando su cabeza sobre el pecho de él y sintiendo cómo su corazón latía rápidamente y su pecho bajaba y subía rápidamente.
—Estoy bien... —respondió después de unos segundos de intentar calmarse—. Me encanta todo... Pero vos sos el mejor regalo que me pudo haber dado la vida, ¿sabes? Vos sos lo más importante para mí, estás por sobre todas las cosas...
Las palabras de Franco impactaban con la fuerza y profundidad de una flecha, pero no dolían, solo quedaban ahí grabadas por siempre.
Olivia no quería llorar porque era su cumpleaños y no quería que todo se convierta en una escena de llanto cuando en realidad debían haber risas y felicidad pura, pero la forma en la que hablaba, esa sinceridad en su tono de voz le podían más que cualquier otra cosa.
Cuando la colorada se dió cuenta ella también estaba llorando, en silencio, pero lo hacía.
Las lágrimas de Franco eran una mezcla de ternura, amor, y felicidad, pero en el fondo también de angustia, porque sabía que sus 18 no solo significaban un cambio en lo cotidiano, si no también en el fútbol, y si se tenía que ir de River a otro club que seguramente quedaría en Europa, le iba a doler demasiado la decisión que Olivia iba a tener que tomar, porque que ella se quede en Argentina le iba a doler a él por más que no se lo diga, pero irse a Europa significaba alejarla de toda su familia, sus amigos, de Clara, que era muy importante para ella y más ahora que estaba embarazada. Franco sabía que cualquiera de esas dos decisiones a ella le iba a doler mucho de alguna forma, y no quería hacerla pasar por eso porque se suponía que la decisión era de él. Aunque también tenía en claro que Olivia sabía en lo que se metía al estar con un jugador, pero de todos modos la decisión costaría mucho.
No quería preocuparse mucho ese día porque era su cumpleaños, pero algo que también había sido una espina en su mente era la idea de que su novia elija entre irse con él y alejarse de su familia, o quedarse con su familia y alejarse de él.
Y siempre, siempre se preguntaba: ¿Qué decisión va a tomar Olivia? Si quedarse con la familia que la trajo al mundo, o irse con la familia que ella eligió.
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Solo voy a decir que tengan en cuenta que esto pasa en el futuro, y como yo no adivino el futuro las cosas capaz que no cuadran, como su venta, algunos partidos, etc
